Átomos

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"Entonces, los átomos están formados por tres partículas. Protones, neutrones y… ¿Alguien lo sabe?"

Aburrimiento. Filas de rostros: inexpresivos, con las comisuras de los labios hacia abajo, los ojos parpadeando para mantenerse despiertos. Algunos bolígrafos golpearon contra la madera de los pupitres. Otros se removieron en sus sillas. Uno apoyó la cabeza en su archivador, habiendo renunciado a la simulación.

"Vamos chicos, ya hemos dado esto"

Kevin Watford alguna vez le gustaba creer que llamarnos chicos cerraba la brecha entre el alumno y el maestro: esos coloquialismos forjaban un vínculo delicado.

"Soy divertido, me identifico con vosotros"

Dijo una vez que surgió la palabra: chicos. Ahora la palabra flotaba en el aire, un vergonzoso intento de conectarse con unos adolescentes y pre adolescentes, una burla de él con su arrugada corbata beige y su traje que no le quedaba bien. En un momento de su carrera, una audiencia hostil podría haberlo molestado. ¿Ni una sola mano levantada? Una clase de chicos de catorce años y ninguno recordaba el electrón, o más bien, ¿Estaba dispuesto a admitir que recordaba el electrón? Ahora se apoderó de él; era lo esperado. Nunca dejes que una clase te sorprenda.

"Es el electrón…"

Dijo Kevin, dibujando la tercera partícula que orbita alrededor del núcleo en la pizarra y golpeando el dibujo con su tiza, como si eso pudiera ayudar. Alguien tosió.

"¿Y quién puede decirme…"

Ya sabía la respuesta.

"...Qué es un quark?"

Silencio. El silencio en un laboratorio, descubrió Kevin, siempre era más penetrante que el silencio en las otras aulas. Cuando fue a la guardia de Historia, Latín o R.S. Encontró que las habitaciones estaban impregnadas de una especie de intimidad sofocante: suelos alfombrados, pequeños pupitres, cartulinas de colores pegadas con tachuelas en las paredes. Los laboratorios de ciencias, en comparación, eran de piedra, y cuando una clase se quedaba en silencio, podías sentirlo en tus huesos: el silencio acechaba a lo largo de los bordes de las ventanas mohosas, retrocedía en el suelo frío, y hasta que finalmente lo encontró al frente, apático pero finito. A veces, deseaba que simplemente hablaran. Las clases conversadoras eran irritantes, por supuesto, pero al menos eso significaba que estaban haciendo algo. Este tipo de apatía inquebrantable parecía ser prolífico en todas sus clases hoy en día; tal vez, con la edad, se ganó su respeto pero no su compromiso.

"Un quark forma los protones, los neutrones y los electrones. Es incluso más pequeño que ellos. Entonces, imagina esto: el átomo no puede ser visto por el ojo humano. ¡Y luego descubrieron que hay partículas incluso más pequeñas que eso! ¿Qué tan asombroso es eso?"

Se sentía bastante emocionado cada vez que hablaba sobre esto. Hacía tiempo que había dejado de esperar que ellos también estuvieran emocionados.

"Tenéis una ficha enfrente vuestra…"

Los taburetes se movieron, las cabezas se giraron hacia el pupitre; algunos incluso levantaron la hoja, como si la notaran por primera vez. 

"Ahora, en la última clase hablamos sobre Demócrito, a quien se remonta la teoría del átomo. También hablamos de su maestro, Parménides, quien es conocido por proponer el principio de identidad. ¿Nos acordamos: “todo lo que es, junto forma el ser”? Quizá no. Alguien ha tosido. Ahora os toca a vosotros unir al filósofo con la teoría científica. Tenéis diez minutos…"

Una mano sube: Freddie Bowen, el del fondo.

"¿Alguna pregunta sobre el tema?"

"He perdido mi bolígrafo"

Historias Para No Dormir 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora