Capitulo siete. 🌱

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Sanemi suspiró mientras peinaba su cabello hacía atrás. Era tan malditamente temprano y está gente ya estaba jodiendo.

Estaban en el medio del campamento, justo a las 7:00 listos para empezar con las "actividades".

—¡Escuchen bien! —Habló a través del megáfono Michikatsu— Antes de la recreación vamos a ver qué tal está su capacidad física. Más les vale haber desayunado porque al que se desmaye lo vamos a arrojar al lago. —Terminó de decir bajando el aparato produciendo un horrible ruido de interferencia, logrando que todos sus campistas se taparan los oídos.

Yoriichi negó con la cabeza se acercó a él y le arrancó el objeto.

—No es cierto lo último. —Avisó en referencia a la amenaza de su hermano. El contrario frunció el ceño y de mala gana le quitó el megáfono.

—¡Si es cierto! —Soltó.

Este campamento era una reverenda mierda y cada día lo confirmaba más. Ni siquiera esos coordinadores se ponían de acuerdo en algo.

—¡¿Que esperan?! ¡Comiencen! —Volvió a hablar el mayor molesto de ver cómo todos esos mocosos estaban concentrados en su riña familiar sin hacer nada, a pesar de que ya tenían todo listo.

—¡Aquí voy! —Avisó feliz Tengen preparándose para levantar la pesa de 100 kilos. Tomó el objeto y con un poco de esfuerzo lo levanto sobre él, manteniéndolo ahí orgulloso— ¡Ay pero que liviana! —Soltó burlesco para aparentar, aunque por dentro estaba por reventar.

—¡Yo sigo! —Continuó Kyojuro imitando la acción de su mejor amigo, consiguiendo levantarle también.

Sanemi rodó los ojos, si ellos podían él también. Tomó posición, hizo lo propio y por supuesto, lo consiguió.

—¡Uuuuhg! —Exclamó T/n tratando de subir con todas sus fuerzas el peso pero no lograba elevarlo ni dos centímetros.

Esto era bochornoso, a tal punto de hacerla cerrar los ojos con vergüenza y rogarle a Dios en sus adentros que le permitiera subir esa mierda. He aquí las consecuencias de no entrenar y de no hacer ejercicio.

—Yo te ayudo. —Se ofreció amable, Shinobu.

—Ay por Dios, muchas gracias... —La peliT/c asintió recibiendo la ayuda de su recatada amiga, cediendole espacio para que cada una tomara un extremo del gigantesco metal y levantarlo en conjunto.

Cosa que claramente, no ocurrió.

Ambas hacían la mayor fuerza posible y aún no lograban subir la pesa.

—¡Chicas! —Se escuchó a lo lejos y cuando ambas compañeras subieron la vista se encontraron con la imagen de una adorable pelirosa corriendo hasta ellas con una sonrisa— ¿Necesitan ayuda? —Indagó amable posicionandose en medio de T/n y Shinobu y sin esperar confirmación elevó la pesa como si nada dejando a las otras dos colgadas como bambalinas.

Bueno, ya los del campamento sabían quiénes no sobrevivirian ante el ataque de un oso o cualquier animal salvaje.

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Best Day | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora