¡Un campamento emocionante organizado por la academia! Uno donde todos podrán convivir y descubrir más de si mismos.
Sanemi tiene sentimientos encontrados por cierta compañera y en este campamento es donde verá como esos sentimientos florecen de for...
Este era el peor puto campamento en toda la historia.
—Hoy ustedes mismos van a recolectar su comida. —Hablo Yoriichi a un lado de su hermano.
Todos los adolescentes se encontraban en el lago junto a sus guías con el agua tocandoles las pantorrillas, escuchando el maravilloso plan que los mayores tenían para ellos hoy.
—Van a pescar. No hay quejas ni excepciones, todos van a hacerlo quieran o no. —Completó pasadole el megáfono a su acompañante.
El ojo de Sanemi hizo un tic. ¿Que clase de broma de mal gusto era esta?
—Dios... Ten piedad, mierda... —Murmuró harto.
—¿No que no maltrataramos a la fauna? —Cuestionó Tengen viendo a Kyojuro y T/n.
Ambos jóvenes se encogieron de hombros al no entender bajo que código moral se regia este campamento.
—Escuchen bien, el que no pesque nada no va a comer. —Continuó el otro hermano, arisco como de costumbre.
Tengen miró a los lados confundido. Aquí faltaba algo.
—¿Y las cañas de pescar? —Indagó el de ojos rubíes aún intentando encontrar con la mirada los artilugios.
—Já. —Se burló Michikatsu— Nada de eso, van a pescar con las manos. —Reveló y un suspiro colectivo no se hizo esperar.
—No se ni para que pregunté... —llevó su mano a su frente estresado para luego bajar su mirada y encontrarse con la peliT/c— A ti de seguro te va a ir de maravilla, ¿Verdad, maldita? —Soltó divertido recordando como no le había costado nada agarrar un pescado para abofetearlo.
La muchacha lo miro sonriente parpadeando repetidamente fingiendo inocencia.
—Bueno, empiecen. Entre más se demoren más tarde van a comer. —Informó.
—Carajo... —Refunfuñó Sanemi dándose la vuelta para subirse más los shorts y que no se le mojasen tanto.
Este iba a ser un rato muy largo.
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Kyojuro se estiró preparándose para la acción.
Sonrió llevando sus manos a sus caderas viendo el panorama.
—¡Aquí voy! —Aviso para si mismo, emocionado.
Confiaba en que los años pescando junto a su papá todos los domingos le ayudasen hoy. Algún talento debía tener.
—¿Cuánto me voy a tardar? —Preguntó para sí. Sabía que la pesca requería de paciencia y de mucho tiempo, cosas que él no aguantaba cuando su panza empezaba a rugir— Ojalá no sea mu...
No terminó de decir cuando un pescadito llegó hasta él. Sin dudarlo ni un segundo lo tomo sacándolo del agua.
—¡AJA! —Si no pescaba nada más, ya tenía algo para sobrevivir. Celebró en su sitio feliz y repentinamente otro pez llegó hasta él.
