Cuando el sol salga -relato poético

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No era tan solo un deseo carnal ferviente, no era ni tan siquiera eso, porque tras ese espeso velo de amargura y cinismo, se hayaba un pequeño corazón latiente. Ese pequeño organo, encargado de hacer humano al ser humano. Sin él no seríamos nada, más que polvo y huesos sin remedio.

Oh mi amada, que puedo hacer por usted?, dijo el joven, junto a los labios de aquella dama pelirroja que lo había cautivado desde aquella vez entre la maleza del bosque

Porfavor amado mío,- pronunció la joven
Os ruego que seáis mi joven amor de primavera y verano, y mi agrio romance de otoño e invierno. Todo eso es lo que pido, más no debéis olvidar la importancia de amar, porqué como vos ya sabéis bien, la mayor fuerza que mueve al ser humano, es el amor mi señor.

Tras las sinceras palabras de la muchacha sin nombre, ambos jóvenes se entrelazaron el uno con el otro, dando fin a su angustia y espera para así poder desencadenar sus deseos terrenales. Esa noche ya no eran niños irresponsables que vagaban por los bosques, a partir de esa noche eran amantes, amantes que pagarían un alto precio en el caso de ser descubiertos.

Eso ya no importaba, sus manos entrelazadas y los besos con pasión poseían más fuerza que su propia conciencia.

Poemas e Historias para no cortarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora