capítulo 2.

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—Yo

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—Yo... no soy lo que crees— desvió la mirada— Yo soy un chico.

Hanbin sonrió, él ya sabía que no era una chica, lo supo desde que lo había visto de frente y no, no era gay, pero por alguna razón quería experimentar.

—¿Así que no eres una chica? — arqueó una ceja— Tendré que castigarte por mentirme, pequeño.

—Lo siento— contestó penado —Lo mejor es que me vaya.

—¿A dónde vas? —frunció el ceño— ¿No quieres divertirte conmigo?

—Pero... ya te dije, no soy una chica, ¿eso no te importa?

—Es de mal gusto mentirle a las personas, Yujin— resaltó el nombre y le tomó de las caderas para acercarlo— Pero soy tan bueno, que aún sigue en pie mi propuesta.

—Oh, entonces si quiero— estaba muy seguro de su respuesta, Hanbin era tan guapo que no podía resistirse.

—Se buen chico, ve al baño y quítate esa peluca ¿si?—Zhanghao asintió y así lo hizo.

Se quitó la peluca negra y su cabellera rubia apareció, se borró con agua todo el maquillaje, después arregló el cabello con los dedos y finalmente salió de nuevo para estar frente al chico.

—Te vez mucho mejor así— le halagó para después colocar sus manos en los muslos del pelinegro y subirlo encima de su regazo. Era tan sexy que Zhanghao no dijo ni una sola palabra cuando este comenzó a llenarle el cuello de besos y mordidas, poco a poco fueron despojándose de sus ropas hasta quedar ambos desnudos en esa misma posición. Hanbin tenía la piel bronceada, su abdomen era plano y apenas marcado, se notaba que hacía ejercicio, pero no lo suficiente, aún así era demasiado sexy y Zhanghao estaba tan fascinado con él.

Él peliazul estrujaba su trasero, mientras hacía fricción con ambos miembros erectos, la sensación era tan placentera que sin hacer coito, la entrada del menor estaba empapada de su lubricante.

—¿Puedo pedirte algo? —le susurro al oído.

—Claro, lo que quieras.

—Llámame Daddy cuando la tengas adentro, ¿si? — Zhanghao se estremeció al oír aquello, no podía soportar ni un segundo más sin sentirlo, quería la polla goteante y dura de Hanbin dentro de si.

—Métela, Daddy — habló sensualmente.

—Eso es, cariño— se colocó un condón y sin esperarse más, de una estocada entró en el, provocando que el pelinegro soltará un gemido de placer y un poco de dolor al sentirlo, aquel colocó ambas manos al pecho de este y entonces la acción comenzó.

Hanbin levantó su pelvis con fuerza para entrar más profundo y repitió ese movimiento una y otra vez, mientras él menor le miraba atentamente a la cara, cada que entraba dentro de suyo, hacía unos gestos tan sexys delatando que lo estaba disfrutando tanto, pues su boca entreabierta soltando jadeos y gemidos lo confirmaba, era tan obvio, pues Zhanghao tenía un cuerpo divino.

oh, daddy ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora