capítulo 9.

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—Si, bueno, ¿vamos a comer?—preguntó y Hanbin asintió, ambos se bajaron del vehículo y se dirigieron al restaurante

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—Si, bueno, ¿vamos a comer?—preguntó y Hanbin asintió, ambos se bajaron del vehículo y se dirigieron al restaurante.

—Si te preguntan tu nombre, no lo digas, ¿vale?

—¿Por qué?— frunció el ceño.

—No creo que lo hagan, solo por si acaso no lo digas — insistió—Y ya te dije que no hagas preguntas.

Zhanghao no respondió, solo se limitó a asentir y caminar detrás de él.

—Joven, Sung— dijo una mujer mientras hacía una reverencia—Bienvenido.

—Gracias, no quiero registros —la mujer asintió y los guió hasta una mesa en la planta alta.

A Zhanghao le pareció raro que todos los empleados de ahí actuaran como si le temieran al chico, se notaba que todos le tenían respeto y una vez más, se preguntó quien era realmente Hanbin. Ambos tomaron asiento y un chico les dejó el menú, para después retirarse.

— Pide lo que quieras.

— Gracias — comenzó a leer el menú y se sorprendió al ver el precio que valía cada platillo, ¿tanto dinero tenía para gastarlo así? el mesero regresó luego de unos minutos, tomó la orden de ambos y después se retiró.

—¿Y cómo vas en la escuela? — preguntó el peliazul—¿Eres bueno?

—Si, voy bien, digamos que me gusta estudiar — se encogió de hombros.'

— ¿Eres un cerebrito?

—Tampoco así —negó con la cabeza.

— Cuéntame, ¿cómo fue que terminaste yendo a las discotecas vestido de mujer? —preguntó con una sonrisa —Me da curiosidad.

—Uh, no lo sé —se apenó— Era solo una fantasía, me sentía bien al ver como se excitaban por mi.

—Eres un pequeño muy travieso — se mordió los labios y una vez hizo que se sonrojará —Pero debes saber que ya no puedes hacer eso, ¿si? es muy peligroso para ti.

—Lo sé, ya se acabó.

—Ahora puedes hacerlo solo para mí— habló en un tono coqueto —Solo que sin maquillaje y esa larga peluca, me gusta tu rostro, es muy bonito, al igual que tu cabello pelinegro.

—Gracias, Daddy — le guiñó un ojo.

—Zhanghao, ahora no me digas así —le advirtió — Harás que quiera comer algo y no precisamente la comida.

El pelinegro se mordió los labios y sonrió ante ese comentario, últimamente era un chico muy caliente y como siempre culpaba a sus hormonas descontroladas — Lo siento.

Después de que terminaran de comer, Hanbin pagó y se dirigieron de nuevo al auto.

—¿Ya me llevaras a casa?

oh, daddy ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora