Un Equipo

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Siguiente día.

Mercado.

Juan Carlos estaba en su puesto trabajando y atendiendo a sus clientes; sin embargo, estaba inquieto al darse cuenta que necesitaba ir de nuevo a su comercializadora y conocer a la asesora.

No estaba solo en el puesto, estaba junto a su mujer, su hija Valentina y un muchacho que le ayudaba a Juan Carlos y ganarse unos cuantos pesos como ayuda.

Juan Carlos colgó la llamada en la que estaba.

—Mi amor, Pedro y yo nos haremos cargo — sonrió acercándose a él.

—¿Estás segura, mi amor?

—Somo un equipo, mi amor... cuentas conmigo siempre que lo necesites... además, Pedro es una gran ayuda.

—No se preocupe, don... ayudaré a la señito.

Juan Carlos sonrió. — Está bien, Pedro... cuento contigo... yo regresaré por ustedes, mi amor — la besó.

—Está bien.

—Pedro, ven aquí, chamaco.

El muchacho se acercó obediente.

—No permitas que ella cargue algo pesado, que descanse siempre que lo necesite, ¿cuento contigo?

—Claro que sí, patroncito — sonrió.

—Bien — alzó a Valentina, la abrazó y le besó la frente rápidamente — Haz caso y obedece a tu mamá, princesa.

—Sí, papi.

Don Verduras se fue del mercado.

Refugio atendía los clientes de su marido con total amabilidad.

Pedro era quién daba las bolsas pesadas a los que compraban cuando era necesario, movía las cajas pesadas.

Cuando no había nadie por el momento, Refugio atendía a su hija, la tenía en su regazo pues Valentina comenzaba a tener sueño.

—Usted tranquila, señito... yo atiendo si viene alguien.

—Gracias, Pedro... eres una gran ayuda.

Martina se acercó al puesto.

—¿Verdurita está durmiendo? — susurró encantada.

—Sí, tenía sueño mi niña.

—Yo no sé cómo le hace entre tanto ruido del mercado — bromeó entrando al puesto.

—Ni yo sé.

—¿Porqué no está Juan Carlos?

—Está teniendo mucho trabajo, Martina — respondió preocupada — No ha podido estar aquí como él quiere... sabes que él prefiere estar aquí, le gusta dedicarse a esto.

—Pos ni hablar, caray... ¿Dónde está la chamaquita? Petita me tiene abandonada.

Refugio carcajeó. —Está con Olga...la llevó a pasear.

—Chale, ¿y cuando regresa?

—Mañana.

—¿Mañana regresa Esperanza? — preguntó emocionado.

Cuquita y Martita miraron a Pedro.

Pedro se arrepintió al instante de mostrar tal emoción.

—Achis, achis... con que ahora tú estás de enamorado con Petita, eh.

—Pedro, ¿te gusta Petita? — preguntó curioso Cuquita.

—No, nada de eso... yo... solo... pos es que... chale...

Mi Refugio de amor II: La Incondicional Donde viven las historias. Descúbrelo ahora