Those who deny freedom to others...deserve it not for themselves.

850 84 4
                                    

Era una oscura y lluviosa noche a inicios de octubre, o al menos esto había asumido la joven rubia, cuyas peludas orejas se movían escuchando el intenso golpeteo de la lluvia contra techo del carruaje y el agresivo aullar del viento. Abrazo sus rodillas cerca de su pecho, apoyando el rostro de la madera para alejarse lo más posible del lobo a su izquierda, quien con ojos enrojecidos, pupilas dilatadas y colmillos expuestos, salivaba mientras recorría el semidesnudo cuerpo de la joven. La rubia gimeteo al sentir la caricia de garras sobre su rodilla, pateando al joven de cabello negro, haciéndolo aullar en dolor, y retirar su extremidad.

- ¿Que ocurre ahí atrás?

La voz de su cazador llegó a sus orejas, logrando que se movieran con nerviosismo. No deseaba hacer enojar a sus cazadores, estaba demasiado agotada luego de huir durante horas de ellos, solo para ser encontrada de todas formas. Podía sentir la sangre en su costado derecho, ahí donde una bala de plata había rasgado la piel, enviándola al suelo, llorando en agonia. Sus cazadores olían a plomo, tierra, alcohol y tabaco; todos aromas que la joven rubia estaba aprendiendo a aborrecer al paso de los minutos.

- Pregúntamos algo, cachorros.- declaró el otro cazador, abriendo la ventana que conectaba con el área de transporte del carruaje.

Ningún lobo respondió, lo cual debía ser una buena señal, una muestra de obediencia y temor que sus cazadores disfrutaron porque cerraron la pequeña ventana mientras se burlaban. Eran doce lobos hace tres horas atrás. Solo nueve de ellos seguían con vida, tres yacían bañados en sangre en lo profundo de aquella caja, con balas entre ceja y ceja por atreverse a luchar por una libertad que debería pertenecerles. La rubia se abrazó con más fuerza, su respiración acelerándose. Sentía sudor descendiendo por su sien, ayudando a sus lágrimas en su misión de humedecer su rostro. En un instante, su pecho no quería subir, sus pulmones no querían extenderse, sintió presión en su pecho, e intentó mover sus manos pero estaban temblando. Se estremeció, reconociendo de inmediato que estaba entrando en pánico. Habían pasado años desde la ultima vez que se sintió: la noche cuando atacaron a su clan, cuando capturaron a su hermano mayor. Cerró sus ojos con fuerza, respirando con dificultad, y comenzó a contar, obligándose a inhalar y respirar con calma, recordando las suaves palabras de su madre. "Todo va a estar bien, Tesoro."

Todo va estar bien.

Todo va a estar bien.

Pero no estaba bien, la lluvia seguía cayendo de manera agresiva, el carruaje se detuvo, y las puertas de su caja se abrieron. La rubia de encontraba cerca de la salida, había sido la última en ser atrapada después de todo. Sintió una mano áspera sobre su antebrazo y jadeó intentando soltarse, pero el hombre de ojos oscuros tiró con fuerza, forzándola a abandonar la seguridad del vehículo, arrojándola brutalmente sobre la carretera humedecida. La loba gimoteó, su costado herido recibiendo el impacto del golpe mientras sus cazadores reían.

- Compórtate, Sinclair. - declaró el segundo cazador arrodillándose a sujetarle del cabello, obligándole a levantar el rostro y coincidir con sus ojos cargados de odio. - Ya te has ganado un castigo, perra, no tientes tu suerte.

Enid deseaba tentar su suerte, deseaba transformarse y clavar sus colmillos en el cuello de aquel desgraciado que había acabado poco a poco con su clan...con su familia, pero los desgraciados le habían inyectado una droga que suprimía a su loba. Por más que desease defenderse, estaba a merced de ellos, estaba indefensa, y lo odiaba. Sólo podía llorar, jadear en dolor cuando el hombre tiró de su cabello forzándola a ponerse de pie.

- Eres una niña mala, incluso con la inyección tu cola está presente.- comentó el que le había arrojado al suelo sujetando su cola, haciéndola temblar ante el súbito y agresivo agarre, pero incapaz de moverse cuando él se pegó a su espalda. - Creo que sabemos quien será la estrella de la noche.

Bloody Justiciar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora