Bloody Justiciar

Scars have the strange power to remind us that our past is real.

Le despertó el sonido de voces discutiendo, lo cual estaba volviéndose una costumbre, la loba apretó sus ojos, todavía medio dormida, e intentó volver a conciliar el sueño, pero la voz de Xavier estaba subiendo de tono. Escuchó a Wednesday suspirar, sabía que era la pelinegra porque le había escuchado realizar aquel mismo sonido horas atrás. Enid no era tonta, por supuesto que sabía el motivo de aquella discusión: Xavier deseaba abandonarla y Addams quería llevársela. Porqué aquella joven pelinegra estaba decidida a ayudarle era un misterio que Enid tenía descubrir; hasta esos momentos, nadie le había ofrecido ayuda sin desear obtener algo de su parte. En las mejores circunstancias, le pedirían que cazara comida para ellos, en el peor, desearían convertirla en una esclava sexual. Por más que los licántropos habían luchado por desmentir los ridiculos estereotipo sobre ser bestias del sexo, los normies seguían viéndoles como súcubos.

- Wednesday, por favor, piensa esto con mente fría. - pidió Xavier. - Podemos concluir esta misión sin que tu padre la descubra, sólo tienes que dejarla aquí. Le dejaremos dinero e incluso una dirección donde podrá conseguir refugio.

Hubo un momento de silencio, y Sinclair intuyo que Thorpe había convencido a Wednesday finalmente.

- Thorpe, recuérdame quien da las órdenes, por favor...

- Wens...

- Viene conmigo. - declaró la pelinegra. - No hablaremos más del tema o te dejaré a ti en este motel mugriento.

- ¡Esta bien! ¡Como desee la joven caprichosa!

Una puerta de cerró con fuerza, el sonido haciendo que las orejas de la loba se sacudieran ligeramente.

- Me deshice del auto.- habló el otro joven, Ajax si la memoria de la loba recordaba correctamente. - ¿Sabes que sólo está preocupado, cierto? Desde lo ocurrido con Theodore...

- No es mi hermano mayor, Ajax...tendrá que entenderlo pronto porque no voy a soportarlo mucho más tiempo.

- Vale, yo sólo estoy de mediator...iré a esperar a Bianca abajo. Despierta a la bella durmiente.

Enid no necesitaba preguntar quien era la bella durmiente porque la única persona dormida en la habitación era ella. Los pasos de Ajax se volvieron insonoros a medida que se alejaba, cerrando la puerta al salir. La habitación quedó en silencio por minutos, y cuando la loba pensaba revelar que ya no dormía, sintió una delicada y delgada mano apoyarse en su hombro, moviéndole débilmente, y luego un poco más fuerte. La rubia abrió sus ojos, encontrándose con la oscura e intensa mirada de Addams, quien le estudiaba como había hecho la noche anterior cuando se acurrucó en el sofá. Había algo en sus ojos, misterios que la loba era incapaz de descifrar.

- Cepíllate, estamos por irnos.- ordenó la pelinegra alejando su mano al instante, dando un paso lejos pero siendo interceptada por Enid, quien sujetó su mano, notando que estaba helada.

- No quisiera causarte problemas.

- Escuchaste.

- Lo siento, estaban...gritando.

- Xavier gritaba.

- Como sea, no quiero que por mi culpa discutas con tus amigos...

- Aliados.

- Eso, aliados. Puedo irme sola, he sobrevivido así por meses.

- Mi familia prometió proteger gente como tú, Sinclair. Ningún Addams te dejaría abandonada a tu suerte. No vas a causarme problemas.

Wednesday parecía realmente convencida, por lo cual la loba no se atrevió a insistir, en su lugar, se deslizó sobre sus pies, y mientras Addams sacaba un cigarro, ella se adentró en el baño. Se detuvo delante del espejo, una lágrima escapando de sus ojos cuando observó la horrible herida que adoraba a su rostro, los bordes irregulares, la carne todavía roja y agonizante. Podía escuchar los aullidos del lobo mientras le perseguía por el bosque. Podía sentir su cuerpo impactando contra su espalda, arrojándole al suelo, haciendo jadear en agonía. El aroma de la sangre, su sabor. Apoyó las manos del lavado, sus dedos tornándose blancos ante la fuerza ejercida. Su respiración se tornó pesada, su pecho se sentía apretado, cerró los ojos, intentando inhalar con calma, buscando el oxígeno que no parecía desear llegar a sus pulmones.