Desire is the kind of thing that eats you and leaves you starving.

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Incontrolables.

Esa era la palabra que Wednesday Addams utilizaría para describir las emociones que circulaban en su pecho cada vez que su mirada se detenía sobre la loba de deslumbrantes ojos azules. Era un fuego que no podía controlar, uno que se deslizaba por sus heladas venas, avivando una llama en su pecho que no debería existir porque la vidente había decidido desde muy temprana edad no experimentar aquel tipo de sensaciones. No las comprendía, y no deseaba comprenderlas...lamentablemente perdía el control de sus extremidades cuando tenía a Sinclair cerca, su cabeza se llenaba de halagos y su único anhelo era tener a Enid bajo su cuerpo, llenar de besos cada pedazo de Sinclair, lamer sus cicatrices y abrazarla con tanta fuerza que el dolor en sus ojos tendría que esfumarse.

Esto último le alarmaba.

Una cosa era desear a Enid, lo cual la vidente hacía aún cuando le enojaba no poder tener control sobre ello, pero otra muy diferente era desear cuidarla, porque si deseaba cuidarla...no desearía lastimarla, y eventualmente tendría que alejarse. Si Addams era experta en algo, era hacer daño a aquellos que se acercaban demasiado. No era algo que planease, o que hiciese intencionalmente, sencillamente no era capaz de ver el mundo como los demás y terminaba pareciendo egoístas, fría y distante. La sola idea de lastimar a Enid le perturbaba, porque la loba había sufrido suficiente; ella merecía ser feliz, y Wednesday estaba convencida que esta felicidad sólo sería posible si ella mantenía la distancia; lo cual era más fácil decir que hacer, porque cuando sus ojos oscuros caían sobre aquella mujer algo se apagaba en su cabeza.

Enid despertaba en ella un instinto que no sabía que poseía. Un instinto que le llevó a invitarla a su recámara, a apoyarla de uno de los postes de la cama, a remover sus ropas. Oh, la piel de Enid era tan suave, tan cálida...sus manos jamás habían disfrutado tocar a otra persona, pero con la loba era distinto, no sólo lo disfrutaba sino que anhelaba tocar cada recoveco de aquel cuerpo firme, adornado de cortas cicatrices y profundos arañazos. Wednesday deseaba verlo todo, besar cada cicatriz como había hecho con aquellas en la espalda de la rubia. Ojalá todo lo que su cuerpo anhelase fuese acariciar sus cicatrices, pero no podría conformarse con eso...deseaba descubrir cada área erógena, chupar sus pezones, deleitarse en el sabor de su excitación...empujarla sobre sus sábanas blancas y follarla hasta que no pudiese ponerse de pie, atarla a su cama, cubrir sus ojos...

Luego del beso que compartieron pensó que podría tener más control sobre sus emociones, pero de alguna manera estaba incluso más descontrolada. Eran sensaciones nuevas, intensas y desesperantes. Cuando comenzó a salir con Tyler, uno de los motivos por los cuales no terminó la relación fue que podía controlar lo que sentía por el Hyde. No deseaba besarlo a cada instante, ni sentir sus delicadas manos sobre su piel, sus besos no hacían arder su interior y cuando tenían sexo podía mantener la cabeza en la tierra. Aquellas eran buenas señales, quería decir que tenía el control total de su cuerpo. Addams amaba el control...y con Enid sentía que lo perdía incluso cuando la loba estaba ella siguiendo cada una de sus indicaciones. No quería sentirse de aquella manera, no sabía que hacer con las sensaciones que hervían a fuego lento en su interior...su única solución era saciar el deseo y rogar que una vez saciado su cuerpo volviese a la normalidad. Sin embargo, todos parecían desear interrumpir sus planes. Xavier la noche anterior...Tyler en la mañana.

(...)

- ¡Tyler! - llamó corriendo tras el castaño, quien se giró de golpe, mirándola con ojos engrandecidos mientras respiraba aceleradamente. - ¿Que haces aquí?

- Wens, no es un buen momento...hablamos luego ¿si?

La pelinegra sólo sujetó firmemente del brazo, notando que el castaño desviaba sus vista al suelo, intentando escaparse.

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