Frankly, I don't think you're weird enough.

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Hola!! Espero disfruten el capítulo!! No pude editarlo por completo así que seguramente tendrá alguno que otro error gramático y le faltaran algunas tildes! Sorry for that! Seguramente lo editaré más adelante.

(...)

¿En que demonios se supone que estaba pensando al enviar aquel mensaje?

Addams saltó fuera de la cama, arrojando el celular tan lejos como fuese posible, sintiendo su influencia expandirse desde la yema de sus dedos por su brazo, hasta allegarse a su cerebro. Algo muy extraño le estaba ocurriendo. Ella odiaba los carnavales, ferias o parques de diversiones, eran alborotosos, llenos de alegría y niños empujando. Las memorias que tenia de lugares como ese eran de todo menos agradables, el tipo de vivencias que solo les ocurren a aquellos que se atreven a ser diferentes al resto. Wednesday nunca había encajado; nunca fue lo suficientemente normal para ser aceptada, y era perfecto porque jamás había deseado encajar. La pelinegra era feliz en su mundo, con sus actividades que muchos considerarían horripilantes: disecando animales, afilando sus dagas, cazando en el parque, adoptando animales salvajes.

Wednesday odiaba las ferias...pero la foto que observó de Enid, sentada bajo un árbol junto a Eugene, con quien debería hablar tan pronto regresase a la mansión, la rubia había lucido tan... ¿feliz? Addams no debería darle importancia a esto, pero lo hacía. Deseaba que la loba fuese feliz, ver su sonrisa iluminar sus ojos mientras mostraba sus colmillos, escuchar su risa mientras se deslizaban por una montana rusa que no seria lo suficientemente alta como para impresionar a la asesina. No tenia idea de que demonios le estaba ocurriendo, quizás algún tipo de enfermedad no registrada, pero anhelaba pasar tiempo con la rubia, descubrir las actividades que la hacían reír tan fuerte que doliera, memorizar sus alimentos preferidos mientras caminaban por un parque cualquiera. Empujando aquellos pensamientos a un lado, se acostó en la cama, asumiendo la posición fetal que tanta tranquilidad le brindaba e inconscientemente, estiró una mano, sujetando la manta negra de su difunto hermano.

Theodore sabría que decir.

-          Hey, veneno... ¿Por qué lloras?

-          No lloro.

Una pequeña Wednesday Addams, con dos trenzas que apenas llegaban a sus hombros, abrazó con fuerza su cuerpo. Se encontraba en la despensa, apoyada de una pared en la oscuridad de aquel lugar, su rostro con mejillas rechonchas mojadas, pero no por lágrimas, nunca por lagrimas...era alergia...debía estar sudando a causa de un ataque anafiláctico. Con rapidez, su ceño se frunció debido a su enojo, y limpió sus mejillas.

-          Seguramente el polvo te está causando alergia. – cedió su hermano sentándose a su derecha, imitando su posición luego de empujar su cabello negro hacia atrás.

-          Madre no ha limpiado la despensa; hay arañas. – añadió la menor, todo era culpa de Morticia...nunca debió regalarle un escorpión durante su cumpleaños numero seis.

-          Veneno, íbamos a enterrar a Nero... ¿no quieres cavar su tumba?

La pelinegra intentó contener el llanto, empujar los recuerdos a un lado, pero ante la mención de su mascota no pudo retener ese enjambre de emociones que circulaban en su interior haciéndola sentir enferma. Lo odió; su cuerpo se estremeció, y tuvo que soplarse la nariz porque mas lágrimas estaban descendiendo sus mejillas, ahora acompañados de mucosidad. Ocultó su rostro, pegándose a los cajones a su izquierda, intentando ignorar la presencia de Theodore y sorprendiéndose al sentir algo suave sobre su cabeza. Al abrir los ojos, descubrió que su hermano le había colocado la manta negra que siempre llevaba en su auto, sobre la cabeza.

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