El musico que no quiso cantar (Fanfic Oshi no Ko)

Capítulo 11: Un nuevo secreto

El atardecer se colaba por las ventanas del edifico, el bullicio de todas las personas no me perturbaba en lo más mínimo, era solo un día más en Strawberry Productions; caminaba con la mirada perdida hacia la oficina principal, Ichigo me dijo por la mañana que tenía algo muy importante que decirme, su voz resonaba con emoción y su cara reflejaba completa satisfacción, me sentí intrigado por su actitud, por lo que a la hora acordada cruce los pasillos del edifico esperando llegar lo más pronto posible con él. A pesar de eso mi cabeza estaba perdida en otros mares, no podía dejar de pensar en Ai y como nuestra relación había escalado tanto; todo comenzó como una simple amistad laboral, una relación sana entre un idol y su compositor, pero las cosas fueron subiendo de nivel con una naturalidad que incluso me asustaba; y cuando ella pronuncio esas dos palabras, mi corazón y mi mente entraron en conflicto; sabía muy bien que los sentimientos eran mutuos, ni ella ni yo teníamos ningún intención oculta detrás de esto, de hecho pensándolo bien la relación solo podría traer problemas a nivel profesional, me repetía a mí mismo, temeroso de aceptar mis emociones; además estoy seguro que ella puede conseguir algo mejor, pensé mientras tomaba el ascensor para subir al último piso; no soy feo, pero tampoco soy un galán de revista, me gusta hacer amigos pero casi nunca soy correspondido, a todos les gusta mi trabajo, pero, a nadie le gusto yo. Ese último pensamiento me hizo ver fijamente el reflejo que se manifestaba en la plateada pared del elevador; solo valgo por mi trabajo, me dije en voz baja mirando mi reflejo de arriba a abajo, si me reemplazaran con una computadora capaz de componer y escribir letras como yo nadie lamentaría mi ausencia, mis ojos se torcieron y comenzaron a mirar alrededor de mí, un elevador frio y limpio me elevaba hacia la oficina más importante del edificio, para algunos un sueño hecho realidad, para mí, un viaje de rutina.

Cuando entre a la oficina Ichigo estaba sentado en su silla con sus pies en el escritorio, con el traje alborotado y con una enorme botella de alcohol en la mano, Ai estaba sentada enfrente de él mirando su celular escribiendo algo en él, ella llevaba unos jeans y una sudadera rosada, su largo y sedoso cabello morado caía hasta su espalda con su característico sujetador de pelo en forma de conejito en el lado izquierdo de su cabeza; sus hijos seguían la misma línea, Aqua y Ruby iban vestidos de forma casual, Aqua permanecía al lado de su madre solo observando la oficina con los ojos bien abiertos, Ruby por otro lado corría con emoción por todo el lugar, jugando con todo lo que le llamara la atención.

—Hola a todos, parece que sea lo que sea que tengan entre manos es fantástico — dije con una pequeña sonrisa, dando algunos pasos adentro de la habitación para que todos se percataran de mi presencia.

—¿Fantástico? Esto es más que eso — Exclamo Ichigo con una enorme sonrisa levantándose de su silla y ofreciéndome la botella de alcohol.

Yo la tomé y le di un trago con gusto, cuando mi boca hizo contacto con el cuello de la botella Ichigo se acercó a Ruby y la levanto con las dos manos, con ella en el aire hablo con una voz rebosante de alegría y una sonrisa gigante en su cara.

—Acabamos de conseguir una fecha para el domo de Tokio, dentro de un mes B-Komachi se presentará ahí.

Al escucharlo escupí un poco de alcohol en el suelo y mis ojos se abrieron como anillos, tosí para aclarar mi garganta y una enorme sonrisa se dibujó en mi cara.

—¿El domo de Tokio? ¿No me están mintiendo verdad? — Exprese con gran energía mirando a Ai y a Ichigo esperando una confirmación.

—Claro que no Bit, esto es real, estamos a nada de llegar a la cima de la industria — Me respondió Ichigo a la vez de que me arrebataba la botella y le daba un gran trago.

Ichigo y yo comenzamos a hablar con emoción, como dos niños que esperaban los regalos de navidad, las risas y el sonido de botellas y latas abriéndose llenaron la oficina que cada vez empezaba a perder la iluminación por la puesta del sol. En medio de la celebración Aqua irrumpió con una pregunta inocente.