Cristina Robbins
Los peores momentos de mi vida los viví mientras mi padre aún estaba... Con vida.
—¡Comportate como un hombre, maldición! —me gritaba papá, furioso, parado frente a mi con la correa —¿Acaso no entiendes que algún día serás el hombre de la casa? —entonces me azotava, yo tenía que aguantarme las ganas de llorar, sabía que si lloraba sería peor. El diría "¡los malditos hombres no lloran!" entonces volvería a golpearme hasta que su mano se cansara.
—¡Escúchame Cris! —me tomó de la cara para que viera su demacrado rostro —Yo ya estoy muriendo hijo, esto lo hago para volverte más fuerte... Para que puedas cuidar a tu madre y hermana que viene en camino. Por favor sé buen niño..
—pero... —mierda, no debí.
—¿Pero que? —sus ojos se clavaban en los míos. Yo les huí —Dime... ¿Pero que?
—nad__
—¿¡PERO QUE!?
—Yo no soy..... —sus manos sobre mis mejillas parecía garras apunto de desgarrar mi piel —Yo no soy un niño...
Entonces las lágrimas salieron de mis ojos. Papá no reaccionó al instante, por varios segundos solo me miró seriamente, sin ninguna expresión en su rostro. Luego solo quitó su mano de mis mejillas, y se levantó frente a mí.
—Te había dicho que no tenias permitido llorar —soltó tranquilo —Date la vuelta.
Ya yo sabía lo que venía, por eso sabía que lo mejor sería obedecer.
—Quítate la camisa —escuché detrás de mi. Eso hice, me la quité con cuidado para no rozar las heridas que ya tenía en mi espalda —Sabes que te quiero Cris... ¿Lo sabes verdad?.
—Si papá..
—Pero las reglas son las reglas —podía escuchar el sonido que hacía su correa de cuero cuando su mano la apretaba con fuerza.
Entonces resiví ese primer golpe. Mi cuerpo perdió un poco el equilibrio, moviéndose hacia delante, mi espalda ardía tan fuerte que me hacía querer morir. No sentir. Las lágrimas pedían salir pero no podía dejar que eso sucediera, no debía hacer el mínimo ruido si quería que el se detuviera.
Entonces volvió a golpear.
—¿Quiénes no lloran? —volvió a golpear. —¡Los hombres no lloramos! —volvió a golpearme. —¿¡Quiénes no lloran!? —volvía a golpearme. —¡¡Los Hombres no lloramos!!
Mi papá tenía cáncer, cáncer en la sangre. Estaba condenado, su cuerpo se deterioraba con el paso del tiempo, su mente también lo hacía, mi madre no podía controlarlo, siempre que se entrometia para defenderme el la golpeaba. Pero ella no podía demandarle, no podía, ella amaba a papá, o almenos a lo que fue en el pasado. Antes de ser quien es ahora.
—Lo siento hijita.. —me lloraba mamá de rodillas frente a mi.
—No llores... Por favor —le decía yo, tratando de mostrar un sonrisa. Aunque me doliera el cuerpo —No es para tanto.
—Lo siento... —era lo único que repetía después de que papá me diera una paliza.
Yo no podía verla llorar, tampoco podía permitirme llorar, aunque las ganas me sobraban, temia que papá me viera llorando junto a mamá. Temía que le hiciera algo a ellas.
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La Chica De Mi Trauma
Novela Juvenil¿Te apesta la boca? Gray siempre ha sido un chico callado, especialmente con las chicas. Pero su silencio no es una elección; es una barrera que levantó después de un beso que debería haber sido mágico. Cuando era niño, besó a la niña de sus sueños...