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Al estar dentro del cuarto que me había llevado aquel pasillo, pude visualizar un gran escritorio y junto a eso un tablero con hojas colgadas por chinches e hilos guiados por cada una de ellas.

Pareciera que estuviese es una película de asesinato y yo fuera la detective de aquel caso.

Me acerqué al tablero para visualizar un poco mejor las fotos y me sorprendí en gran manera al ver que en una de ellas estaba una fotografía de mi madre reciente. Un escalofrío de la nada acudió a mi espalda haciendo que todos mis bellos se erizará por ver aquel retrato.

Sentí mi respiración acelerada, todas aquellas imágenes tenían un hilo marcado y suponía que las otras fotografías eran parientes de parte de mamá. Todas señalaban a un ser específico pero faltaba una de ellas, por inercia empecé a buscar por todas las carpetas regadas ya había llegado hasta aquí y necesitaba una respuesta urgente.

No había nada, solo expedientes de mi familia materna. Pero la única familia que existía por parte de mamá era mi abuelo, los expedientes no mostraban a los otros.

Abrí los cajones de aquel escrito y saqué todos los papeles que se encontraban allí junto con las carpetas, abrí todas y solo eran imágenes. Mi madre de pequeña, casas, lugares y aún una foto mía con mi padre pero su rostro no se encontraba en la foto.

Ví una fotografía mía con aquel exorcista. Temblé.

Mi cabeza dolió, recuerdos empezaban a aparecer en mi mente y junto a eso un fuerte dolor de cabeza sentí como el dolor aumentaba y me mareaba. Sentía mi cabeza dando vueltas y vueltas sin cesar hasta que caí en el suelo por aquel dolor, impacte mi cuerpo fuertemente con aquel piso mientras me estremecía por el repentino dolor.

Todos aquellos recuerdos que había olvidado volvieron a mi. Mi madre no me había llevado a un exorcista, me había llevado a un lugar desconocido para que borraran mi mente, por esa razón no recuerdo mi pasado y mucho menos a mi padre. Había sido una niña en ese tiempo y como no tenía a nadie más accedía a todas las órdenes de mi madre.

Calmé mi respiración mientras me sentaba, ví unas tijeras ubicadas en el escritorio y recordé aquel libro junto con su cita. Voces en mi mente empecé a escuchar.

Cortar, sangre, llámalo.

Agarre el objeto afilado y corte un poco mi mano dejando que algunas gotas de sangre cayeran en el suelo, tire aquel objeto afilado lejos de mi y grité a gran voz a ese ser mefistófeles para que apareciera en esta habitación y me diera respuestas.

Diez, veinte, treinta minutos pasaron.

Nada sucedió.

Una, dos, tres horas.

Aún nada sucedía.

...

-Oh, has llegado a casa - mencioné al ver a mi madre dejando algunas cosas en el mueble, después de cinco horas esperando al ser que nunca apareció decidí salir de aquel lugar con algunos expedientes y fotografías para descubrir por mi cuenta más a fondo sobre el tema.

-Si, pensé que estaría más extenso pero al parecer no fue así - respondió, miré a la mujer enfrente de mí y tuve una lucha con mi persona sobre si preguntarle o no sobre mi pasado o sobre algo relevante al tema.

-Mamá.

-¿Sí? Sabes te noto algo tensa - habló la mujer mientras me miraba levemente -. ¿Has hecho algo hoy?

-Puedo ir a dónde el abuelo - lo dije rápidamente, mi madre me miró extrañada y luego alzó una de sus cejas. El abuelo por suerte vivía en Seúl y se me sería muy fácil llegar dónde él y hablar acerca de varias cosas.

-¿Para qué quieres ir a dónde el abuelo? - preguntó mientras volvía a sus papeles, mordí mi labio inferior y pensé una mentira creíble para decirle.

-Tengo mucho tiempo que no le veo y quisiera pasar tiempo con él - musite, mi madre solo suspiro y se levantó del sillón con sus papeles en manos.

-De acuerdo, irás mañana, si quieres puedo llevarte para que conozcas el camino y vayas cuando quieras - respondió -. Ah, por cierto, tomarás las clases en virtualidad.

-¿Por qué en casa? - pregunté, la señora mayor se volteó para mirarme y empezar a responder aquella pregunta formulada.

-Creo que sería mejor, estarías en casa sin peligro alguno. Mañana tengo trabajo y esta vez creo que llegaré tarde - respondió yéndose, detrás de esa corta y sencilla respuesta había algo más que saber.

Agarré unas galletas con una gaseosa y me dirigí a mi habitación para encerrarme en ella, deje los snacks a un lado y saqué todos los expedientes y fotografías que se hallaban guardadas en la gaveta más escondida de mi armario.

Miré varias fotografías de mi madre y mi abuelo especialmente, habían notas escritas sobre peligro y cuidados. No entendía mucho sobre ello.

Abrí una de las bolsas de las galletas para comer mientras suspiraba en decepción habían muchas cosas que no entendía mucho y para agregar la cereza del pastel, lo cual.no ayudaba mucho, no recordaba nada acerca de mi pasado.

-Yo puedo ayudarte con eso - exclamó una voz masculina, me giré asustada y con mis sensores a mil viendo a un hombre sonriente a una esquina de mi habitación.

-¿Quién eres? - pregunté asustada, mis manos se movían entre el escritorio buscando alguna cosa filosa por seguridad.

-Oh, creí que ya lo sabrías hermosa - rió mientras ladeaba su cabeza y se acercaba un poco más a mi -. Soy mefistófeles, un placer haerim.

Mefi.. mefistófeles..

-Pero..

-Me has invocado hace seis o siete horas creo, no llegué a tiempo por problemas técnicos pero ahora estoy presente - habló, oh dios mío, había invocado a un ser que ni siquiera sabía sobre él -. Y te doy un consejo, es mejor que no vayas mañana a dónde tu abuelo o bueno, no digas más de lo normal.

El ser se acercó al escritorio para tomar algunas fotografías y romperlas, específicamente la de mi abuelo.

-No.. sabía que eras real - confesé.

-Ya sabes que lo soy así que necesito el tiempo - respondió y tocó su muñeca como si allí se encontrase un reloj -. Pide lo que quieras y te lo daré no sin antes firmar el contrato.

Un papiro hizo aparición, tan solo lo invoque por el momento pero no quería hacerlo en realidad y ahora estaba metida en un rollo que no sabía si tenía salida.

Ya no había marcha atrás, ya no tenía otra opción.

-¿Responderás a todas mis preguntas? - el ser me miró y asintió levemente, sentía que mi corazón iba a mil no solo estaba asustada desde que aquel hombre llegó de la nada sino que por las decisiones que iba a tomar a continuación.

-Cada una de ellas - respondió.

-Quiero saber sobre mi pasado y el por qué no puedo recordar nada - hablé.

_

El ser apareció cuando la mujer caminaba por las calles de Seúl, la mujer mayor al ver su rostro palideció y corrió al ver la sonrisa ladina de aquel hombre.

Su respiración se agito y se preocupo en gran manera al volver a verlo después de tanto tiempo y aún aquí y ahora en dónde estaba empezando una nueva vida para la persona que debía proteger con su vida.

Estaba aún más en problemas, el ya sabía que su tesoro más preciado estaba aquí.

Bite Me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora