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La luz de la luna y ella misma serían testigos de lo que sucedería está noche en mi habitación junto con mi mujer, veía como Abrahel movía sus caderas de un lado a otro sensualmente por encima de la tela de mi pantalón negro, subía, bajaba, del lado derecho al izquierdo y daba pequeños golpes.

Cuando se levantó rectamente para volver a acomodarse y seguir frotando su trasero en mi miembro, aquellos pantalones yacían en mis rodillas. Cuando volvió a frotarse en mi, sintió mi carne caliente en su trasero y entrada húmeda, gemi al sentir su cuerpo caliente crear aquellas sensaciones en mi.

Me gustaba verla así.

La agarre de las caderas girando su cuerpo hacia mí, su sonrisa coqueta estaba en su rostro plantada junto con esos hermosos ojos rojos creando que mi pene se removiera al verla de esa forma, deseosa de mi toque.

Bese sus labios exigiendo aquellos belfos de una forma posesiva, gimió sobre los míos pero correspondió aquel beso. Agarre sus nalgas apretando aquellos haciendo que su vagina y abdomen tocaran mi miembro erecto por su causa, terminé de bajarme los pantalones y quite mi camiseta quedando igual de desnudo que mi chica.

Sus brazos se envolvieron en mi cuello y los míos en sus caderas acercándola a mi posesivamente, aún con casi nuestros labios juntos nos miramos el uno al otro para volver a besarnos salvajemente. La tire a la cama haciendo que su cuerpo rebotará sobre ella y escuché su risilla, me lance encima de ella sin poner mi peso sobre ella sosteniéndome sobre mis brazos para besarla mientras tocaba todo su cuerpo.

Abrí sus piernas y sin previo aviso entre en ella haciendo que su cabeza se echara hacia atrás y cerrará sus ojos, la penetre duramente haciendo que la cama se moviera un poco de adelante hacia atrás, sus paredes me apretaban deliciosamente haciendo que gimiera sobre su cuello lleno de besos y chupetones por mi parte.

Sus piernas se cruzaron por mis caderas y pude entrar un poco más en su interior, mi chica tembló debajo de mi y sentí como mojaba mi pene y mi abdomen con sus fluidos cuando había tenido su primer orgasmo de la noche.

Salí de ella y baje hacia su zona íntima para empezar a lamer el resto de fluidos que se encontraban allí, su mano se posó en mi cabeza haciendo presión para que me enterrará en ella y comiera todo lo que quisiese de su coño, ingresé dos dedos en ella mientras aún seguía lamiendo aquellos labios vaginales, sus paredes apretaron mis dedos y sus piernas temblaron un poco cuando mordí sus muslos e ingrese el tercer dedo haciendo que se viniera inmediatamente.

-Mefistófeles..

-Dime, reina mía.

-Tengo hambre.

Sonó jodidamente sexi, mi chica incubina se levantó dejando mis dedos en el colchón y se sentó sobre sus piernas. Era de suponer que yo quería comerla completa pero ella necesitaba mi orgasmo para alimentarse.

Íncubo.

Me levanté dejando mi miembro enfrente de su rostro, sus ojos rojos me observaron y sonrió inocente para tomar mi pene entre sus manos y empezar a moverlos de arriba a abajo, sus labios encajaron en la punta y gemí ronco al sentir su lengua en aquella zona. Agarre su cabello y la impulse a ir más profundo lo cual, no se negó en absoluto.

Seguía lamiendo mi pene mientras daba masajes a mis testículos que estaban a punto de explotar por la excitación, cuando sus ojos rojos me miraron inocente y succionó la punta de mi jodida polla me corrí en su boca dejando que ella se tragara todo mi semen gustosa y se alimentara de mi orgasmo.

Mi chica era una demonia sexual e íncubo, me pertenecía y por eso debía alimentarla, mis orgasmos son su único alimento.

Le di la vuelta dejándola en cuatro y su trasero se alzó dejándome ver ambas entradas que me encantaban con demasía, alineé mi pene de nuevo en su vagina y empecé a dar estocadas duras y rápidas, sus gemidos eran la mejor melodía que podía existir para mí antes de los gemidos de dolor de las pobres almas en desgracia.

Me corrí dentro de ella después de penetrarla duramente, su cuerpo se desplomó en la cama y oí su respiración agitada pero sabía que tenía una sonrisa satisfecha en sus labios, acerque mi pecho a su espalda y bese su cuello descubierto aún dentro de ella.

La amaba demasiado.

Y ella lo sabía.

Volví a empujar mis caderas haciendo que mi mujer se abriera un poco más de piernas, me quedé estático cuando ví como bajaba su trasero haciendo que mi pene entrara en ella quería tomar el mando y gustoso acepte aquello. Salió de mi y me indico que me acostara en la cama, las almohadas estaban tiradas en el suelo junto con las sábanas pero me importó una mierda aquello.

Se sentó en mi regazo ahorcadas de mi ingresando mi pene en su vagina, empezó a dar saltos bruscos y subía y bajaba de una forma violenta nunca antes vista por mi cuando hacía el amor con ella décadas pasadas, sus tetas rebotaban en mi cara dejándome embobado por aquellos movimientos. Vi mi pene desaparecer de su vagina y bese sus tetas gustoso, apreté sus pezones con mis dientes haciendo que jadeara.

Estaba saltando demasiado brusco, la cama se sentía como si la fuésemos a romper y aquello sucedió. Las tablas se cayeron dejando el colchón en el suelo pero eso no impidió que dejara de saltar sobre mi. Gimió fuerte y se corrió al igual que yo, ambos fluidos salían de su vagina y sonreí satisfecho al igual que ella.

Se acercó a mí y beso mis labios, se separó y dejó en vista su cuello para que yo me acercara a este y lo mordiera dejando mi marca sobre ella después de nuestro encuentro íntimo desde hace muchos años. Me sonrió y acomodó su cabeza en mi cuello aún estando yo dentro pero no le importo en absoluto aquello, se quedó dormida rápidamente sobre mi y sonreí al verla.

-Estabas débil y aún así te levantaste, buena chica.








Helou 🙈

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