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22 de Julio. Días faltantes: 18
La música resonaba en la grande habitación, su playlist estaba en reproducción, el sol brillaba con locura, las ventanas abiertas dejaban pasar los reflejos de esta gran estrella masiva, "ojalá que por ahí pasara mi otro sol." Pensaba el azabache de puntas mentosas que tenía por nombre Muichirou Tokitou.
Se encontraba limpiando el gran desorden de su cuarto, los últimos días habían sido algo tristes y apagados después de todo lo que pasó con su mejor amigo y eso.
Por eso, Muichirou se encontraba con una meta fija: Hacer de la vida más feliz.
Aunque digamos que no empezó muy bien, en la mañana se había levantado de mal humor y eso le arruinó un poco lo sobrante de aquel día de Julio, pero está bien, digo, ¿todos tenemos días malos, verdad?
Ahora, estaba pensando mientras barría y acomodaba unas cosas de su segundo cuarto: El closet, este era habitado por miles de prendas, todo para que Muichirou utilice siempre lo mismo...
Pero bueno, el azabache seguía con su gran trabajo, él era de ser una persona extremadamente floja, es por eso, que todo lo hacía de manera lenta, su pequeño cuerpo no estaba acostumbrado al esfuerzo, entonces, era normal que Muichirou fuera relativamente lento con las cosas, además de hacerlo concentrado, puedo que tampoco era de ser muy concentrado.
Sus pensamientos se desviaron, lo que antes eran ideas de trabajos, pensar sobre lo pendiente respecto a la escuela... Se convirtieron en solamente de su mejor amigo, Tanjirou.
A veces cansaba pensar demasiado en él todo el día, pero era imposible enfadarse, imposible, literalmente.
Quería demasiado a su mejor amigo, tanto que se convirtió en un amor más grande, más y más, que se convirtió en romance, y no del de amistad.
¿Por qué tan siquiera le dijo a sus dos amigas que le gustaba Tanjirou? Tanto que intentaba que ese sentimiento se lo llevara el viento, ah, pero su yo del día anterior les dijo y ahora no podía quitar sus decisiones como si se trata de un videojuego.
No, esto es la vida real, es imposible revertir las cosas o viajar en el tiempo.
Pero bueno, está bien, al cabo que ahorita se le olvida o literalmente le importa un pepino y no pasa nada.
Eso sería extremadamente difícil, puesto que el azabache ya estaba pensando en más de mil posibilidades que pudiesen pasar por sus grandes errores, causando una gran desconfianza en todos y en sí mismo.
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