Capítulo 12

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Hora 13:20

Ring. Ring.

Escucho el teléfono de le mesita sonar.

Frunzo el ceño. No espero ninguna llamada. 

¿Quién será?

- Hola buenas, dígame.

Nadie responde. Compruebo que la línea siga activa.

- ¿Hay alguien ahí?

Tal vez se hayan equivocado de número.

- ¿Cómo llevas el descanso, Yoohyeon?

Un alivio me recorre todo el cuerpo. Es la voz de mi hermano. El número, en realidad, procedía de la centralita de la empresa. Pero dado que la llevábamos sólo mi familia y yo, las llamadas siempre eran un tanto informales.

- Peor de lo que me gustaría la verdad...

- ¿Qué dices? ¿No te gusta el hotel? Hombre, fue el más barato que encontramos con diferencia. Pero no se veía mal. Un poco viejo.

- "Muy"- recalco.

- No te quejes tanto marimandona. A ver si es que no estás descansando por otros motivos eehh... - La imagen de Jiu sonrojada se me cruza al instante. Menos mal que no me está viendo o tendría broma para toda el mes.- Que te conozco.

- Bueno que sí, que estoy bien. Nada que tu hermanita mayor no pueda superar. Y por allí, ¿cómo van los negocios?

- Aquí... Vamos tirando. Se hace lo que se puede, ya ves. Mamá sigue igual de paranoica con que al final nunca pagaremos todas las deudas. "Que si vuestro padre derrochó el dinero". "Que si aquella chapuza." "Que lo otro"...

- Ya veo. Pues nada, a tener paciencia que es lo que toca. No me falta mucho para enviaros el próximo pago. ¿Y el otro chavalín, por dónde anda?

- ¿El pequeño dices? Acaba de salir a comprar huevos. Dice que esta noche hacía él la cena. Ya verás tú. Pa' dos huevos fritos que nos hará, aún se le quemarán...- Una sonrisa se me dibuja al imaginarlo. Realmente los echaba de menos.- Últimamente está muy involucrado con la casa, ¿sabes? Parece que ya va madurando un poco.

- Bueno, pues espero que él me llame la próxima vez, y no tú. Una se cansa de escuchar siempre la misma voz, ¿sabes? Te voy a coger tirria y todo.- Cómo me gusta hacerle rabiar.

- ¡¿Pero serás?! ¡Que a mí por esto no me pagan! ¡Ya iré yo de viaje la próxima vez, y no tú!

- Venga, recuerdos a la familia y besitos para mamá. Chaooo.

Le cuelgo antes de que pueda decir nada. Me daba alegría el escuchar noticias suyas. Pero no es hora de ponerse nostálgica. En cuanto termine mi pequeño descanso vuelvo a currar y les envío dinerito.

Poco después de finalizar el informe semanal con la "centralita", suena la llamada de la comida. No tengo el estómago para ingerir nada, he desayunado demasiado tarde esta mañana. Así que simplemente lo ignoro y decido no bajar al restaurante. Aunque me pierda la deliciosa comida de Dami.

Saco algunos papeles y pedidos de la empresa de la maleta. Me pondré a organizarlos. Así podré adelantar trabajo en cuanto salga de aquí y quitarme ya la parte administrativa de encima. Es la que menos me gusta. Prefiero tratar con la gente, pasearme por las calles... 

Se me hace la tarde muy tediosa, pero la idea de encontrarme con Jiu en unas horas, me anima a terminar el trabajo antes de poder salir a ningún lugar. Termino sobre las cinco. Media hora después, ya estoy fuera de la habitación.

Todavía queda un buen rato para la cena. Tiempo suficiente para salir a dar un paseo y tomar el aire fresco.

He quedado con ella en la parte trasera del jardín. Desde ahí se accedía a un lago, el cual nadie alcanzaba a ver desde el hotel, a menos que se acercasen directamente claro está.

Ahora me doy cuenta de que, desde que llegué, no he pisado la calle. Aún encima con el maravilloso paraje en el que se encuentra este lugar. También he de decir que ha estado lloviendo la mitad del tiempo, así que me daba igual querer salir que no.

Salgo del hotel y el Sol me pega en la cara. Está ya atardeciendo. No hace frío, pero tampoco el calor del mediodía. Se nota que la noche ya va a caer de nuevo. Me encuentro una figura a lo lejos.

Arnold, viene justo hacia a mí.

- Buenas tardes, señorita Yoohyeon.- Me saluda, igual de caballeroso que la última vez.

- Hola Arnold, viene de dar un paseo por lo que veo.

- Deduce bien, he salido a observar un poco la naturaleza.- Se acerca un más a donde estoy yo.- Por cierto, me he enterado de la repentina marcha del señor Smith. Es una pena. 

- De veras que sí, era un señor muy agradable con el que hablar. Aunque de primeras, no incitase mucho a hacerlo.

- Cierto es, llevaba todo el día cara de pocos amigos.

Hace una gran imitación del señor Smith: semblante serio y el ceño fruncido. No puedo evitar reírme de su caricaturización.

- Qué bien sabes imitar a la gente. Luego me dice dónde quedan las clases de teatro.

Él tampoco aguanta una sonrisa. Pero la disimula.

- Bueno, yo mismo le puedo impartir esas clases.- Se lame los labios.- Tengo muchas aptitudes como profesor. Luego le pregunta a mis alumnos de química.- Se va acercando más a mi cuerpo.

- También se le da bien crearla, al parecer.

Le sigo el juego, sin ninguna intención de llegar a más. Pero él parece no verlo de la misma manera. Se desafloja el nudo de la corbata y me aparta un  mechón de pelo detrás de la oreja. Ahí comprendo que él y yo no tenemos las mismas intenciones.

- Esta noche abren la barra. Habrá una pequeña actuación. ¿Le gustaría que tomemos una copa usted y yo?

- C-claro.- Su propuesta me pilla de sopetón.- Una copa entre amigos suena genial.

Enfatizo la palabra "amigos" más que en las demás. No sé si se habrá dado cuenta, porque me guiña un ojo y se dirige al interior del hotel tan pancho. 

Realmente, no me importaría charlar con él un rato... Pero ahora mismo, sólo tengo ojos para otra persona.

Camino, a paso lento, admirando las cuidadas flores y el paisaje hasta la parte trasera que da al lago. El sol se esconde a lo lejos. Hay un enorme árbol pegando a la orilla. Y, bajo la sombra del robusto árbol, su figura.

La hermosa figura de Jiu.

Me está dando la espalda, mirando la inmensidad de la laguna, así que decido no hacer demasiado ruido al llegar y la abrazo por detrás.

Al principio tensa su cuerpo, pero al ver que soy yo, se relaja inmediatamente. Le doy un beso en la mejilla y me siento a su lado.

- ¿Cómo va la tarde?¿Mucho trabajo por recepción?

Como cualquier conversación rutinaria, espero una respuesta... Que no llega.

Giro mi cabeza para mirarla. Está jugando con unos hierbajos del césped en el que estamos sentadas. Parece seria.

- Hey... ¿Todo bien Jiu? Te noto un poco...- no me deja terminar la frase.

Levanta la vista, sin mirarme, abrazando sus rodillas. Además de la tristeza habitual en sus ojos, hay un brillo de... ¿Furia?

 No quería verla así.

- Veo que te llevas muy bien con Arnold.

Y menos por mí.















El Hotel MauditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora