Capítulo 27

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Hora Indefinida

- Necesito que me dé el aire.

Intento zafarme de su agarre, cosa que el policía impide. Por el contrario, coge mi rostro con ambas manos.

- Lo que necesitas es escucharme. Yoohyeon, ya no hay vueltas atrás. 

Los ojos me arden. Hago lo que puedo por contener las lágrimas. 

Había imaginado un futuro a su lado. Cada mañana despertarme viendo su sonrisa. Cada tarde escapando de sus berrinches. Cada noche disfrutando de sus caricias.

¿Para qué sirve hacerse ilusiones si...?

Intento decir algo, pero la voz no me sale del cuerpo.

- Escúchame bien: sé que eres fuerte. Eres la segunda persona más valiente que conozco. Porque la primera, es esa chica que está luchando ahí fuera, contra Demián.- Limpia una pequeña lágrima de mi mejilla.- ¿Recuerdas lo que te dije? Esa chica te ama más que así misma. Está dando su vida por nosotros. Pero sobre todo por ti. No sé cómo lo has hecho, pero en tan sólo unos días has cambiado todo su mundo, pequeña.- Bajo la vista a mis pies, incapaz de sostenerle la mirada.- Le has dado la luz que necesitaba.

No sé si podré hacerlo. Tiene que haber otra opción. Esto no puede acabar así.

Necesito que haya otra manera.

- Ella ya ha tomado una elección y te lo digo por propia experiencia Yoohyeon: hemos de respetarla. Si tanto la amas, demuéstraselo. Saldremos ahí los dos, con todo lo que tenemos. Tú cogerás el bastón e irás con Jiu. Es necesario que sea el bastón, nada más. ¿De acuerdo?- Asiento ligeramente con la cabeza.- Yo pillaré desprevenido a Demián y te miraré. Acabaremos los dos al mismo tiempo.

Me obligo a mí misma a levantar la mirada hacia el cielo. De otra manera todo el plan se irá al garete.

Y como había dicho Bradley, ella ya había tomado una decisión.

Si ella cree que eso es lo mejor, hemos de apoyarla. He de apoyarla. Más cuando nuestra amistad empezó con esa condición. Le prometí que si ella me lo pedía, debía abandonarla.

"¿Me dejarías de lado, si te pido que corras? ¿Lo harías hasta quedarte sin fuerzas, aunque yo no pudiera? ¿Ignorarías las voces de tu interior, tus miedos, tus deseos...? ¿Sólo por confiar en mí? Dime la verdad. ¿Lo harías? Si te lo pido de corazón, estarías dispuesta a...

Aquella frase sin terminar, ahora cobraba todo el sentido del mundo.

Y he de cumplir con mi palabra.

- Será rápido, ¿vale?- Me abraza de nuevo.

De repente, siento como alguien agarra mis hombros, alzándome en vuelo. Separándonos del abrazo.

Sólo por el filo de las garras contra mi piel, ya sé quién es. Unas alas negras nacen de su espalda.

El policía intenta alcanzarnos, subiendo de nuevo a la plataforma. Pero una serie de figuras lo acorralan, impidiendo que pudiese escapar por ningún lado. Lleva una tela negra que les cubre todo el cuerpo. Incluyendo el rostro, lo que las hace irreconocibles.

Me remuevo entre sus garras. Intento zafarme de su agarre, sin ningún resultado. Cuanto más lo intento, más daño me hago en el hombro. 

Pero antes de que podamos alcanzar una altura considerable, una idea se cruza por mi mente. 

La llave inglesa. 

Aquella que cogí en el almacén.

Todavía estaba a tiempo de caer y que algún toldo del paseo amortiguase el impacto. No lo pienso más y me llevo la mano al bolsillo, con dificultad. Consigo cogerla y golpeo a Demián en un pierna. Se le escapa un quejido de dolor. Pero no consigo librarme de su agarre.

El Hotel MauditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora