Hora 02:30
Dejo caer mi cuerpo al vacío.
Cierro los ojos con fuerza, no quiero mirar. Tengo los brazos extendidos y el viento pega con fuerza sobre mi rostro. Parece interminable el trayecto hasta estrellarme contra el suelo.
Cosa que no ocurre.
No ocurre porque de repente no siento nada. Estoy de pie, todavía con los brazos en el aire y los ojos cerrados. Primero abro uno, cercionándome de que realmente la pequeña Gahyeon no se hubiese quedado conmigo y ahora esté en el otro barrio.
Pero no. Efectivamente sigo viva.
Viva y delante de una carro de la colada vacío. Miro al suelo: cuadros blancos y negros.
Estoy en la lavandería.
Bajo los brazos y me percato de que, en mi mano derecha, tengo el bastón de Demián. Una sonrisa de incredulidad emana de mis labios.
Busco por toda la sala a la pelirroja para agradecerle. Pero no la veo.
En cambio, algo más sucede. En frente mío, salen disparados Bradley, Arnold y una masa negra viscosa.
La puerta los expulsa en frente de mis narices, a lo que yo me quedo boquiabierta, todavía de pie y con el bastón en la mano.
La masa viscosa comienza a botar por toda la habitación: suelo, paredes, techo... Dejando un rastro negro a su paso. Los tres lo miramos asombrados, hasta que, por arte de magia, va tomando forma humana y se convierte de nuevo en la figura humana de Demián.
- ¡¡Mierda!! ¡Me estaba quemando!- se limpia el traje.
Está rasgado y se observan quemaduras y rasguños por todo su cuerpo. Al verlo, recuerdo que Jiu nos dijo que el demonio sólo podía pisar nuestra realidad con forma humana.
Se produce un pequeño silencio. Los tres lo miramos y él también lo hace.
¿Nadie iba a decir nada?
Pero se detiene en mí cuando ve que sujeto su bastón. Sus ojos se agrandan por momentos y corre directo en mi dirección, sin que me de tiempo a mover un sólo músculo.
El que sí reacciona con rapidez es Bradley, pegándole un disparo certero.
- ¡¡Yoohyeon, corre!!
No pierdo el tiempo y huyo de la sala con los quejidos de Demián a mis espaldas.
Bajo las escaleras, dirección al vestívulo. Lo hago con velocidad porque sé que me pisa los talones. Pero para mi sorpresa, otra escena inesperada me recibe.
Dami y Handong luchando contra Jiu. La cocinera le tira un cuchillo a la pelinegra, que lo esquiva para quedarse clavado en una pared. Hadong, que tiene más fuerza que la chica se dirige a ella dispuesta a tirarla al suelo.
Pero la que la tira al suelo soy yo. Me abalanzo sobre ella con el hombro bueno, evitando que pudiese tocar a Jiu. Ambas nos precipitamos al suelo estrepitosamente. Yo hago lo posible para que el bastón no saliese dañado. Unas manos me lo quitan de mi propiedad. Es Jiu. La cocinera vuelve a la carga con otro cuchillo más afilado, pero la pelinegra la noqua con el bastón, quedándose ahora inconsciente en el suelo.
- ¡Auch!- Hago una pequeña mueca de dolor por el golpe asertado.
Me da la mano y subimos de nuevo las escaleras. Ambas chicas ya no nos seguían los talones, pero las otras tres personas de la lavandería sí que lo hacían. Jiu no se detiene y seguimos corriendo hacia la parte más alta del edificio. De una patada, abre la puerta hasta salir a la azotea.
ESTÁS LEYENDO
El Hotel Maudit
FanfictionUn desfile de personajes enigmáticos se hospedan en el Hotel Maudit. Un hotel que, de la noche a la mañana... Se convirtió en un agujero abandonado. Bajo su techo se esconden crímenes y pasiones. Pero, también, el secreto de una familia desaparecida...