Capítulo 8

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Hora 02:45

Llevo un rato intentando dormirme. Pero es tarea imposible. La cama es tan cómoda como decía la Sta.Marie. De eso no me cabe duda.

Sin embargo, algo no deja de rodar en mi mente. La carta, el corredor de espejos, la maldición del hotel, la pequeña Gahyeon... Jiu.

La chica seguía revoloteando en mi interior libremente como una mariposa. 

Me reincorporo sobre el colchón y me dirijo al baño para beber un poco de agua. Me asomo por la ventana. La oscuridad absorbe todo rastro de naturaleza que esta mañana podía contemplar. Tan sólo unas farolas iluminan la entrada y porche del hotel. 

Estoy a punto de volver a a tumbarme en la cama, cuando escucho un ruido proveniente del exterior.

¿Un grito?

No sabría afirmar con certeza, pero diría que era de un hombre.

 Lo que sí sé, es que toda posibilidad de concebir el sueño había desaparecido por completo. Me quedo pegada a la puerta.

Estática. Intentando capar algún ruido más.

No escucho nada.

En ese momento, las palabras de la mujer resuenan en mi cabeza.

"No salga de su habitación por la noche. Advertida queda."

Sé que debería hacerle caso. Que no es buena idea salir a estas horas. Seguro que se han encontrado con una cucaracha o algo. Es normal.

Escucho otro ruido.

Una puerta abriéndose. No ha sonado lejos, cerca de la mía.

Unos pasos acercándose.

Guardo el aliento. El corazón me late a mil por hora.

Está al lado. Lo noto.

Pero al parecer no se dirigía a mi habitación. De hecho, pasa de largo.

¿Quién sale a tan altas horas de la noche...?

No escucho nada más. Me pongo a dar vueltas entre los pocos metros de habitación que limitan las paredes. Tengo la manía de morderme las uñas en situaciones como estas.

¿Qué debería hacer?

Nada me impide echar un vistazo. Salgo y entro. Sencillo.

Giro suavemente el pomo de la puerta, procurando de no despertar a nadie.

Nada por la derecha.

Nada por la iz...

Espera. Sí. Sí que hay algo.

Una puerta abierta. La puerta de aquel que había salido de su habitación. Si no me falla la memoria, justo ahí dormía el señor que me tiró por las escaleras esta tarde. El del bigote. El que casi me estampa contra la barandilla.

Todavía le guardo rencor, que ni perdón me dijo.

Quizás haya ido a socorrer a aquella persona que gritaba. Pero algo en mi interior me dice que no es así.

- Yoohyeon.

Me tapo la boca con ambas manos.

Me han llamado.  Era casi un susurro. Era una voz suave, cálida. Era...

La voz de mi padre.

No debo salir de la habitación. No debo. No debo.

Mi padre ya no vive. Es imposible que sea él. 

Mi mente me está jugando una mala pasada. Son las dos y pico de la noche, seguro que es el sueño que tengo.

Pero y si...

El Hotel MauditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora