Había tenido educación física así que fui a ducharme en el instituto, esta vez las duchas estaban vacías, me duche y me vestí, estaba guardando mis cosas cuando llegó Isra.
—Oh aquí estás —me abrazó por la espalda y me dio un beso en la mejilla
Lo empujé para apartarlo de mí.
—¿Qué pasa? —dijo confundido
Intenté salir pero me tomó del brazo fuertemente.
—¡Pregunté qué pasa! —dijo molesto
—No quiero hablar contigo en este momento —no hice contacto visual
—¿Y se puede saber por qué? —sujetó fuertemente mi mandíbula para que lo viera
—Estoy cansado de ti —dije con la voz entrecortada
—¿¡Qué!? Respite eso —dijo muy enojado
—Yo... —comencé a llorar— solo déjame —traté de safarme pero no podía
Entonces sentí como fui separado de él.
—¡Te está diciendo que lo dejes ir! ¿no lo entiendes? —gritó Juan a Isra
—¿Y tú por qué te metes en esto? —le gritó Isra
¡Mierda!
Juan empujó a Isra entonces Isra le dio un puñetazo a Juan haciendo que este cayera.
—¡Para! —grité
Comenzaron a golpearse mutuamente.
—¡Deténgase! —seguía gritando hasta que más personas llegaron
Los separaron y ambos fueron castigados, fue un día horrible, todos nos miraban.
En la tarde fui al parque que quedaba cerca de mi casa, estaba en el columpio cuando llegó Juan.
—¿Cómo estás? —preguntó sentándose en el otro columpio
—Mejor que tú —me refería a sus golpes— no debiste hacer eso
—¿Por qué me besaste?
—Sé que sientes algo por mi y yo traté de aprovecharme de eso... lo siento —me puse de pie y me dispuse a irme
—Espera —me alcanzó— sí, siento algo por ti, pero te quiero solo para mí, sé que aún estás enamorado de Isra, lo has estado desde que éramos niños, si tan solo abrieras tu corazón para mí yo podría salvarte
Lo vi a los ojos.
—No quiero que me salves —me di la vuelta— por favor no vuelvas a acercarte a mi
Comencé a caminar mientras pequeñas lágrimas bajaban por mis mejillas.
Iba secando mis lágrimas mientras llegaba a casa, en la entrada estaba sentado Isra quien al verme se puso de pie.
—Podemos hablar —dijo
Entramos a casa, nos sentamos en el sofá, pero ninguno dijo nada.
—¿Por qué no me dices nada? —preguntó
—No sé qué decir —dije mientras miraba mis manos
Puso su mano en mi mejilla y suavemente volteó mi cara hacia él.
—Dime que es lo que pasa
Aparte mi vista de nuevo.
—Solo... Ya no quiero tener que compartirte...
Hubo silencio durante unos segundos que para mí fueron eternos.
—Leo sabes que te amo —dijo
Mis lágrimas comenzaron a salir de nuevo.
—No me digas eso —dije llorando
—Es verdad —se inco frente a mí— te amo Leo, tu eres la persona más importante en mi vida
—No, no sigas —las lágrimas seguían saliendo
—Escuchame Leo —me abrazó— te amo, te amo
Cada vez que lo decía mi llanto aumentaba.
Lloré tanto que terminé recostado en él.
Terminamos durmiendo en el sofá, ni siquiera nos quitamos los abrigos.
A la mañana siguiente.
—Me tengo que ir —dijo al ver que desperté
—Esta bien —me levanté de él
Acarició mi cara.
—Lo siento...
—¿Puedes prometer que ya no lo verás? —sabe a que me refiero
—Todo esto es porque tu no me demuestras que realmente lucharías por mí
—¿Qué? —pregunté confundido
—Sí tu de verdad me amas no permitirías que eso sucediera
—Yo... —estaba confundido
Me vio a los ojos por unos segundos, dejó un beso en mi frente para luego levantarse e irse