Como nos conocimos

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Siempre fui una persona no muy sociable, desde niño, inclusive las profesoras le decían a mi madre que posiblemente tendría algún tipo problema, lo que ocasionó que visitará innumerables veces el psicólogo, pero no era que estuviera loco, simplemente no me gustaba mucho la gente, solo me era difícil socializar.

Para cuando entre a la preparatoria solo tenía dos amigos, ellos realmente me entendían y siempre hacían lo posible por hacer me sacar una sonrisa, cuando estaba en primer año no mostré interés en ninguna actividad en específico, aunque mi familia pensaba que sería cantante ya que siempre que me tocaba hacer alguna tarea en la casa cantaba y según ellos lo hacía muy bien, a pesar de nunca haber tomado clases, aun así siempre pensé que no sería bueno para eso, hasta que un día, cuando iba pasando por donde el grupo de baile practicaba lo vi, (para ese entonces me encontraba a mitad del segundo año de preparatoria) el detalle era que no solo bailaba, también estaba cantando, por lo cual llamó mi atención.

Recuerdo perfectamente, cuando pude levantar la mirada, logré ver bien su silueta, la cual era muy estilizada y a pesar de que daba giros perfectos, lo que más me llamó la atención era su voz (que, aunque su voz no era la de a un gran tenor ni un magnífico soprano), la melodía que tarareaba sonaba como si los mismos ángeles fueran quienes reprodujeran la melodía, la cual era lenta, sin embargo, era hermosa.

Sin que me diera cuenta, mis pies hicieron que entrara en el aula, me quede petrificado, no solo por ver lo hermoso que era, sino por la elegancia que desprendía con su baile, sabía que no tenía que estar en ese lugar (yo solo había pedido permiso para ir al baño), pero me fue imposible no entrar.

El aula era grande (lo sabía porque ya había estado en ese lugar antes) había un gran templete y algunas bancas parecidas a la de las iglesias, contaba con dos ventanales, los cuales estaban cubiertos por cortinas color menta, y como no estaban completamente cerradas la luz lograba entrar por entre medio de ellas.

Sabía que a lo largo del primer año y parte del segundo (que ahora cursábamos) no me había topado con él, porque su rostro era algo que no podía pasar desapercibido. Él era alto, alrededor de 1.80 cm, su tez era morena, delgado (pero no flaco) porque a pesar de tener el uniforme de la escuela se podía ver a leguas que hacía ejercicio, sus ojos eran café claro. Estaba tan inmerso escuchando su canto y viendo su baile que no me di cuenta que llegue casi al borde del templete donde él estaba practicando, hasta que nuestras miradas se encontraron y eso hizo que él se detuviera en seco y sin más me dijo con una sonrisa en su perfecto rostro – hola, soy Kim Jong-in, presidente del grupo de baile- yo solo lo mire y pude sentir como un calor inundaba mis mejillas, el cual hizo que no pudiera contestar, el me miro, solo se rio por lo bajo y dijo – no te preocupes, si eres nuevo puedo ayudarte - me quede mirándolo durante unos segundos, intente averiguar qué es lo que acababa de pasar, fue cuando entre en mis sentidos, no sé cuántas veces cerré y abrí los ojos tratando de despabilarme, mi pies comenzaron a dar pequeños pasos hacia atrás, mis torpes pies, los que hicieron que diera media vuelta y saliera casi corriendo, para cuando llegue al baño, yo solo podía decir me a mí mismo que estaba loco, como era posible que hubiera entrado sin permiso a un aula ocupada, y sobre todo quien era yo para simplemente quedarme mirando casi boquiabierto a alguien que yo no conocía.

Me quede parado un rato con la espalda recargada en la pared de los baños, decidí que necesitaba relajarme, fui a mirarme en el espejo cuando vi la cara de tonto que aun tenia, no podía creer que había mirado a alguien con esa misma cara, proseguí a mojarme el rostro y a salir lo más rápido que me era posible, tenía que regresar al salón de clases, y por obvias razones sabía que tenía que pasar por afuera de esa misma aula, no quería que Kim Jong-in me mirara, no después de la a vergonzante escena que acababa de protagonizar, estaba a punto de abrir la puerta cuando sonó el timbre, no me había percatado de cuán rápido es que puede llegar a pasar el tiempo, corrí de vuelta al mi aula cuando a medio camino casi choco con mis dos mejores amigos, el lindo y carismático Kim Min- seok y el alto y atlético Park Chan Yeol, nadie en el la escuela entendía porque Park era amigo mío, es decir éramos polos completamente opuestos, él era alto, atlético y muy muy sociable, y yo eran bajito, mis pies no eran los más coordinados, aunque si podía decir que era carismático, pero de eso en más solo podía presumir mis buenas notas, Min-seok era muy atractivo, siempre tenía a muchas chicas siguiéndolo y se ganó el apodo de gatito por la forma de sus ojos, realmente creo que el único que desencajaba en este grupo era yo.

Un compañero para toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora