Kim Jong-In

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Estuvimos toda la tarde recorriendo el campus, si bien no aplicamos a la misma carrera, ellos pudieron quedarse en la misma habitación en donde yo me encontraba.

No imaginé que mis años de universidad serían tan buenos, me sentía tan agradecido con mi madre por sugerir que me quedara, la carrera que había elegido era difícil, pero aun así me gustaba mucho, a pesar de que aún me faltaba año y medio para terminar, me sentía tan cómodo, tanto que casi olvidaba que solo estaríamos medio año en la universidad, ya que los cuatro habíamos decidido que sería mejor graduarnos de una universidad que estuviera en corea, lo que significaba que al finalizar el tercer año, tendríamos que pedir nuestro cambio.

Había conocido a muchas personas, que sin duda me habían ayudado a ser más abierto, asistí a muchas fiestas, sin importar si mis amigos iban conmigo o no, los maestros me adoraban e incluso había participado algunas veces en programas de talentos (esto último impulsado por mis amigos) en el último año conocí a un chico irlandés, el cual sin querer, me daría respuesta a tantas preguntas que yo no me atrevía hacer, él era alto, rubio y fornido, se había acercado a mi cuando un día pase por donde practicaba el equipo de rugby, esto porque una de sus pelotas me había golpeado justo en la cabeza, haciéndome caer de lleno en el pavimento.

- Hola, de verdad lo lamento, Olsen es realmente torpe, no te vio venir, pero, ¿te encuentras bien? – dijo tan pronto como llegó a donde me encontraba y me extendía la mano para ayudarme a levantarme.

- ¡Ah! – exprese sobando mi sien izquierda, él puso su mano sobre la mía, acercándose para ver si estaba completamente bien, ya que mi quejido había sido muy fuerte.

- Si, yo estoy, relativamente bien – dije mirando sus ojos color azul, después camine un poco hacia atrás, para poder soltar su agarre, pero el movimiento brusco hizo que todo a mi alrededor diera vueltas, lo último que recuerdo, después de desmayarme, fue un sonido sordo en la acera y la cara de ese chico.

Desperté en la enfermería unas horas después, mis amigos estaban a mi lado, y ese chico al cual yo no conocía, también estaba allí.

-Hola, Soo, ¿Cómo te encuentras? – cuando pude reaccionar era Baek el que me hablaba, él y yo, se podría decir que, en estos últimos tres años, nos habíamos convertido en amigos, sabía que él y Yeol tenían una relación, y que los dos me consideraban como su hermano, aunque a veces me exasperaba, ya que los dos siempre se juntaban solo para molestar me.

- Me siento bien, bueno, solo un poco raro, pero nada fuera de lo común, pero dime, ¿Qué pasó? –

Baek me explico todo, después llegaron los demás y al ver que me encontraba bien y a pesar de ver de una manera nada amigable a el jugador de rugby, no me hicieron más preguntas, salimos de la enfermería junto con el chico rubio que ahora sabía que se llamaba Adalbjörn que, por lo que él me pudo explicar, significaba "Noble Guerrero".

Caminamos en silencio por un rato, hasta que Adalbjörn nos hizo una invitación.

- Me alegro que estés bien, oye para compensarte todo esto, voy a invitarte a ti y a tus amigos a un bar, digo, si es que ellos llegan a beber, no es por juzgarlos mal, ¡pero se ven muy, debiluchos! – soltó apuntándolos y dejando en claro que estaban muy flacuchos a comparación de él.

- Jajajaja – Yeol río inmediatamente, su risa detonaba un dejo de histeria en su voz, yo, sabia porque hacia eso, Yeol lo tomaría como un reto (además de que siempre que podía nos presumía lo bien formados que tenía los abdominales, ahora que había estado entrenando en el gym) lo que Adalbjörn había dicho, lo peor era que Baek, siempre lo apoyaba, así que de inmediato los dos habían contestado afirmativamente.

Un compañero para toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora