Capítulo 14

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Darien guardó su teléfono móvil en el bolsillo de su chaqueta polar y se quedó un buen rato observando la grandiosidad de las Montañas Rocosas. Había salido prometiéndose regresar a casa en breve, pues para encontrarla cobertura que le permitía efectuar aquella llamada tenía que caminar unos cincuenta metros, siguiendo la carretera. Y el frío no era demasiado agradable, para ser sinceros.

Habló con su editor, que aplaudió encantado la noticia de que su nuevo libro estuviese terminado y corregido. Si todo salía como estaba previsto, llegaría en una semana, para que firmase el contrato y poder recoger el manuscrito él mismo. Era un día para celebrar. Después de tantos meses de sequía literaria, por fin sacaría otro libro al mercado. No obstante, no se sentía plenamente feliz. En su fuero interno sabía que le faltaba algo. La soledad de aquel lugar comenzaba a pasarle factura.

Con la marcha de Bunny, mes y medio atrás, la casa parecía caérsele encima. Su hermana, a pesar de que lo interrumpía a cada rato, conseguía hacerlo sentir acompañado. Nunca pensó que echase en falta estar rodeado de otras personas. Cuando dejó Nanton tras su divorcio, la idea de irse a aquel lugar tan alejado de todo le pareció la mejor idea que hubiese tenido nunca. Sin embargo, ya no lo sentía así. Seguía escribiendo, de hecho desde que volvió a hacerlo no había parado ni un día, pero su despacho le parecía triste, su habitación deprimente y el resto de la casa sombría y lúgubre.

La imagen de Serena revoloteaba por su mente. La veía riendo en la cama, abrazándolo, dormida a su lado...No quería admitir que la echaba de menos, de hecho cada vez que esa idea pasaba por su cabeza la desechaba de inmediato. No necesitaba a nadie, Serena solo fue una aventura sin importancia. Un agradable pasatiempo. No obstante, su preciosa cara lo acompañaba a donde fuese. No necesitas complicarte la vida, ella solo traería problemas, se repetía cuando la debilidad amenazaba con derribarlo. Apenas la conocía, no entendía por qué se sentía así si había pasado a su lado una mísera semana. Estaba claro que habían conectado de una forma bastante profunda. Serena y él se compenetraban a la perfección, compartían algunos gustos y aficiones. Pero Darien no estaba dispuesto a sacrificar su libertad por otra mujer.

Bastante escarmentado salió con Neherenia. Se auto convenció de que lo que le pasaba con ella era un encaprichamiento pasajero, que se borraría de su mente cuando pasase algo más de tiempo. Estaba seguro que de su cabeza desaparecería el recuerdo delas noches juntos, de su cuerpo desnudo pegado al suyo, de sus labios carnosos sobre su piel. Serena saldría de su vida y todo volvería a ser como siempre. Estar separados era lo mejor para los dos. Despegó la vista de las montañas y caminó hacia la casa. Sacó el teléfono del bolsillo para volver a apagarlo, después de todo, ¿para qué le servía si no podía hacer nada con él? Sin embargo, antes de que pudiese pulsar el botón, la pantalla se iluminó al recibir una llamada.

El nombre de su hermana apareció en ella. Darien frunció el ceño y se colocó el aparato al oído. ¿Por qué estaría llamando Bunny cuando sabía que rara vez encendía el móvil?—Bunny, ¿ocurre algo? —preguntó a modo de saludo.—Hola, Darien, ¿Qué si ocurre? —exclamó ella con voz enfadada—. ¡Esto es muy fuerte! ¡Me parece lo peor!

—¿El qué? —preguntó poniendo los ojos en blanco.—¡Siéntate sobre algo porque cuando te lo cuente te vas a caer de culo!¡Es que es una barbaridad!—Bunny, ¿quieres hacer el favor de contármelo de una puñetera vez? —dijo perdiendo los nervios.

—Muy bien, pues escucha atentamente. —Su hermana se aclaró la voz—.¿A qué no sabes con quién va a salir Armando a cenar esta semana?—Pues si no me lo dices, no.—¡Con Serena! ¡Ha quedado con Serena, maldición! Darien sintió que un frío polar recorría su estómago, y no a causa de las bajas temperaturas de las Rocosas. La imagen de ella volvió a su mente. Tan bonita, tan delicada, tan sensual...

Corazón NevadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora