Capítulo 16

28 4 0
                                    

Usagi lloró abrazada a Serena al tiempo que le relataba lo sucedido con Mamoru. Cuando llegó del colegio, después del encontronazo con Darien, suprima sollozaba tirada en la cama, de forma descontrolada. Al verla tan afectada, dejó de lado su propia tristeza y corrió a su lado para saber qué le ocurría. Usagi no era de la clase de personas de llanto fácil. Si estaba tan afectada era por algo grave. Le contó lo sucedido con ese tal Mamoru, la discusión que tuvieron y la apresurada despedida con la que se separó de él.

—Ay, Serena, me duele tanto... —gimió con la cabeza apoyada en su hombro.—No te pongas así, apenas os conocéis —dijo intentando darle ánimos, pero comprendiendo a su prima más de lo que ella pensaba. Su historia con Darien también estaba siendo dura, y no se conocían mucho más que Usagi y Mamoru.—Estaba tan ilusionada con él... pensé que... que...—Pero ya sabías que iba a ser difícil. Es mucha distancia la que os separa—respondió con voz tranquilizadora.—Quiere que lo deje todo, ¡que sea yo la que lo sacrifique todo por él! —exclamó enfadada, pero sin dejar de llorar—. ¿Tú harías algo así? Serena se encogió de hombros.—No lo sé, nunca he estado en la situación de tener que decidir algo parecido.

—Y mientras tanto... él no perdería nada. Seguiría en su ciudad, con la gente que conoce, con su familia y su puesto de trabajo —continuó en sus trece.—¿Le pediste que fuese él quien se quedase aquí?—¡Lo hice! ¡Y salió con evasivas! ¡Que si su hija iba al colegio... que si su importante trabajo en el banco... que si tal y que si cual... ¡Todo excusas, Serena!—Mujer, el tema de la niña sí que es un poco más serio —habló sin dejar de darle vueltas—. Es una chiquilla, Usagi. Sería duro para ella tener que abandonar su colegio, a sus amigos, a toda su familia y mudarse a una ciudad en la que no tiene a nadie, excepto a su padre. Usagi miró hacia el suelo y asintió.—Sí, en eso tienes razón. Sin embargo, no sé, Serena... Mamoru ni siquiera pensó en la posibilidad, él estaba convencido de que sería yo la que cedería.

—¿Y no quieres hacerlo?—No sé si sería capaz —admitió—. Aquí está mi familia y mi vida. Y...en Quebec lo tendría a él y a Rini.—¿Lo quieres? —le preguntó Serena.—No lo sé. Lo que siento por Mamoru es muy fuerte, muchísimo si lo comparo con el tiempo que nos conocemos. Pero... ¿amor? —Negó con la cabeza—. Todavía es demasiado pronto.—¿Y por qué no le sugieres que esperéis un poco más antes de dar otro paso en vuestra relación?—No sé qué voy a hacer al respecto. Quizás lo mejor sea no volver a verlo, que nuestra historia termine así, enfadados el uno con el otro. Quizás así duela menos la separación. Serena negó con la cabeza y posó una mano en el muslo de Usagi.—Dolerá igual, créeme.—Lo dices por experiencia, ¿verdad? ¿Por Darien?

—Hoy... hoy me he tropezado con él en la calle —dijo recordando lo sucedido, con tristeza.—¿El escritor está aquí, en Calgary? —preguntó Usagi alucinada—. ¿Qué está haciendo en la ciudad?—No lo sé —admitió—. Me devolvió el cheque que le envié y...comenzamos a discutir.—¿Te insultó? —Usagi frunció el ceño al imaginar la escena.—No, fue... —Serena se llevó una mano a la frente y suspiró—.Discutimos porque le disgustó que saliese con Armando.—¿Estaba celoso?—No, Darien no es de los que sienten celos.—¿Entonces qué motivos podía tener para enfadarse por eso?—No tengo ni idea, Usagi. Y, ¿sabes algo? Prefiero no pensar en ello. Hacerlo me duele, creía que el tema de Darien estaba cerrado, sin embargo, noes así. Todavía siento todas esas cosas por él, mi corazón se acelera y los nervios me poseen.

—Sigues súper prendada de él —afirmó su prima. Serena tragó saliva y fijó su mirada en la pared.—Ha sido verlo y... ¡uf, casi me caigo de bruces contra el suelo! Es horrible que mi cuerpo se empeñe en desear a la persona que no debe. Usagi abrazó a su prima y le sonrió, intentando tener su tristeza controlada. Eran dos buenas chicas, jamás se habían metido en lo que no les incumbía, nunca dañaron a nadie y siempre intentaron hacer el bien.—¿Sabes una cosa, Serena? No nos merecemos esto.—No, tienes razón —asintió.—¿Sabes qué deberíamos hacer? ¡Abrir una buena botella de vino y brindar por esos estúpidos que no supieron cuidarnos! —exclamó Usagi con energía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 27, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Corazón NevadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora