Capítulo 1.

2K 205 97
                                    

Sirius no podía sentirse más feliz al compartir cada viernes por la noche su tiempo junto a James, Remus y Peter. Desde que habían terminado su etapa en Hogwarts esas reuniones eran una constante, algo que los cuatro cumplían con rigor. Acostumbrados a verse cada día a lo largo de 7 años verse una vez a la semana al principio le había resultado extraño, y más teniendo en cuenta que se fue a vivir solo, pero con el paso de las semanas se acostumbró.
Cenar y tomarse algo en las tres escobas era el momento de unión entre todos, en el que se contaban las novedades.

-¿Y Lily cómo está?- preguntó Remus.

-Bien, ahora ya bien, la mudanza la terminamos el martes así que ya está más tranquila.

-Con Petunia todo el tiempo de por medio yo también estaría de los nervios- afirmó Sirius tras darle un sorbo a su cerveza de mantequilla.

-Petunia es buena pero... es muy intensa, no lo puso fácil, ¿eh? Pero bueno, ya está todo bien- James se encogió de hombros restándole importancia -¿y tú Remus? ¿Cómo vas con los exámenes?

-En unas semanas los tengo pero de momento estoy tranquilo.

-Seguro que te saldrán bien, eras el mejor de todo el curso cuando estábamos en Hogwarts, serás el mejor profesor- James y Peter asintieron cuando dijo aquello.

-Gracias, chicos- Remus les sonrió a todos.

Remus siempre había sido el más sensible del grupo, y la mejor persona. Desde que se vio obligado a ser un hombre lobo se había retraído, alejándose de todo el mundo y tan solo cuando llegó a Hogwarts pudo ser él mismo. Y Sirius aún podía recordar la noche en la que James, Peter y él le hicieron saber que intentarían ser animagos para estar con él y cómo Remus no pudo evitar llorar. Por primera vez se había sentido querido y aceptado por alguien que no fueran sus padres.

-¿Y tú, Sirius?

-Estamos con las pruebas físicas de Auror, son intensas pero me gustan bastante más que todo lo teórico- terminó de tragar las patatas picantes.

Todos a sintieron y James pareció suspirar antes de hablar.

-El sábado hubo una reunión en casa de los Malfoy y tú familia también acudió.

-Sí, lo sé, me comentaron que era por el compromiso de Lucius Malfoy con mi prima Narcisa.

-Tu prima no sabe dónde se está metiendo- afirmó James.

-Lo peor es que sí lo sabe, el matrimonio estaba previsto desde hace años, pero al parecer también se gustan. Matrimonio arreglado con final feliz.

Se rió con ironía porque de pequeño se llevaba bien con Narcisa pero Lucius siempre le resultó insoportable. Y al parecer el disgusto era recíproco pues el Slytherin tampoco se había molestado demasiado en fingir que Sirius le caía bien.

El resto de la noche continuó igual, hasta que el dueño del local les informó que cerrarían pronto, momento que aprovecharon para despedirse.

-Nosotros nos vamos por aquí- afirmó James señalándose a sí mismo y a Remus.

-Yo tengo la moto a unas calles- señaló el lado contrario.

-Yo voy a casa de mis padres- Peter se encogió de hombros y se abrochó la chaqueta hasta arriba, tapándose la boca aunque aún se le veía la nariz roja por el frío de la noche.

Sirius los abrazó y se marchó con las manos metidas en los bolsillos. De verdad que era una noche fría y cerrada. El suelo estaba cubierto con una fina capa de nieve y las calles se veían solitarias, solo iluminadas por una tenue luz de las farolas.

PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora