Capítulo 7.

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La camisa de Severus estaba ahora abierta completamente y Sirius repartiendo besos por su blanquecino cuello y clavículas. Sus manos recorriendo el cuerpo sobre él como si de algo sagrado se tratara. Si miraba para bajo podía ver claramente lo duro que estaba Snape, lo mucho que deseaba que algo más sucediera. Era recíproco. Estaba seguro de que Severus podía notar perfectamente lo duro que estaba. 

El Slytherin tiró de su ropa, quitándole la parte superior en segundos y pasando después las manos por sus brazos, pecho y abdomen. Llegó al borde del pantalón y tiró un poco de él. En su rostro, fijo en esa parte de su cuerpo, se reflejaba deseo puro. Sirius lo volvió a besar profundamente, con ganas de mostrarle que el deseo era real. Y era mutuo.

En mitad del beso tomó a Severus por la parte posterior de los muslos y se levantó con él rodeándole la cintura con las piernas y un pequeño gemido ahogado de sorpresa. 

-Black, ¿qué haces?- Severus se separó lo justo para poder mirarlo a los ojos. 

-Te llevo a mi cama- dijo restándole importancia.

No tardó demasiado en dejarlo tendido sobre la cama y subirse encima. Besó a Severus por todas partes. Labios, mandíbula, cuello, pecho y abdomen. 

Su piel suave y con un leve olor a limpio. Nada de bello por ninguna parte. Cuando llegó al borde del pantalón no pudo evitar tocarlo por encima, notando efectivamente lo duro que estaba Severus. Miró para arriba solo para encontrarse los oscuros y penetrantes ojos analizando cada pequeño gesto. Le sonrió y abrió el pantalón, sacándolo de la ropa interior. 

-Merlín- gruñó Severus echando la cabeza hacia atrás al ver como Sirius tomaba su miembro y comenzaba a tocarlo, dándole especial atención a la cabeza. 

Era la segunda vez que lo veía y lo tocaba pero se sentía en cierto grado familiarizado con el cuerpo de Severus. Respondía a su toque como si fuera lo correcto, lo que debía suceder. Se moría por probarlo, por romper una barrera más entre ambos, así que cuando lo hizo los dedos de Severus se enterraron en su cabello casi al instante. 

Podía confirmar lo que pensó la otra vez, que eran casi del mismo tamaño y que Severus estaba mejor dotado de lo que pudiera parecer a simple vista. Sobre todo teniendo en cuenta que era bastante delgado y no especialmente alto. Tal vez le atraía del otro que fuera tan diferente a él en todos los sentidos, física y mentalmente. Todo tan diferente que inevitablemente se habían sentido atraídos.

Lo llevó todo lo que la garganta le permitió. Un gemido de Severus especialmente caliente lo inundó. Aquellos dedos tirando de su cabello, no demasiado fuerte pero sí lo suficiente para alejarlo un poco y volver a llevarlo. Le gustaba saber que lo estaba haciendo bien, que su boca le estaba acercando al límite. Cuando notó como Severus empezaba a levantar las caderas del colchón buscando follarle la boca llevó las manos allí, inmovilizándolo contra la superficie y sacándolo de su boca. Este lo miró sin entender por qué se separaba justo cuando más lo estaba disfrutando. 

-Severus- su voz se escuchó más grave y ronca de lo normal -todavía no. 

Sabía que si seguían así el otro se correría en su boca y no quería que aquello sucediera todavía, tenía otros planes para esa noche. 

Los desnudó a ambos y lo volvió a besar. Severus lo acercó más a su cuerpo, sus miembros rozándose sin cuidado y los besos repletos de gemidos. 

-Date la vuelta- susurró conta su boca y el cuerpo debajo obedeció casi al instante. 

Quería hacerle tantas cosas y que lo disfrutara. Que siempre recordara que la primera vez que lo hicieron fue sencillamente increíble.  Que todo fuera rápido y duro pero lento y suave a la vez. 

PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora