Capitulo Dos.

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-Stiles-

Desperté con una extraña sensación de mareo que hizo girar mi estomago. Me dolía el abdomen como si alguien me hubiese dado una buena patada mientras estaba dormido y mi vista estaba totalmente fuera de foco por más que parpadeaba para aclararla. Podia sentir el fuerte aroma a tierra mojada por lo que me di cuenta de que aún seguia en el bosque, eso y que la alfombra de ramas y piedras estaban clavandose en mi espalda.

Cerrando los ojos nuevamente, tomé un profundo respiro intentando mantener el contenido de mi estomago dentro de mi cuerpo. Dios, sentia como si tuviese un alien dentro de mi y el hijo de perra estuviese luchando por salir. Bien, tal vez tenia que dejar de mirar tantas peliculas pero con todo lo que había estado sucediendo podia al menos inventarme una historia que en realidad me gustara.

Abriendo mis ojos logré visualizar el verde paisaje frente a mi. Las copas de los árboles bailaban con la brisa suavemente, haciendo un extraño sonido al golpearse unas contra otras. El cielo de fondo estaba comenzando a tomar un color rosado, lo que queria decir que estaba atardeciendo. Lo que queria decir que había estado en el bosque por horas y que cuando llegase a casa mi padre iba a castrarme, justo despues de castigarme de por vida.

—Oh joder —me erguí de golpe, en un intento desesperado de moverme lo más rapido posible para poder alegar contra el castigo que veia venir. Las nauseas me golpearon con un puñetazo y me doble hacia un lado, donandole mi desayuno al bosque.

Solo cuando mi estomago estuvo totalmente vacio logré sentarme nuevamente. Froté mis manos por mi rostro y tome aire, intentando alejar el malestar. Hacia demasiado tiempo que no me enfermaba. Mis pensamientos fueron a la chica de ojos plata y la maldije mentalmente, todo esto seguramente había sido su culpa.

—¡Jodido obsequio el que me diste! —grité a la nada, lamentandome al escuchar el eco de mis palabras dentro de mi cabeza. Era como tener una resaca pero sin la parte divertida—. Yo y mi estupida confianza ciega. Claro, engañen a Stiles, si es un idiota el pobre, sé cree todo lo que le dicen.

Poniendome de pie con algo de esfuerzo, me sacudí los restos de ramitas y tierra de mi ropa y me tambalee hacia los arboles. Mi mundo siguió sacudiendose mientras me aferraba a un arbol y cerraba los ojos nuevamente. Una profunda respiración y una cuenta regresiva despues, logré seguir mi camino.

El silencio que había escuchado al llegar al lugar había vuelto, solo con el sonido de los animales rompiendo la calma. Me parecio que pasaron años antes de que pudiese llegar a mi jeep y me trepe a él, sentandome tras el volante mirando como mi mundo se sacudia a través del parabrisas.

—Okey, Scotty, más te vale contestar el puto telefono o te va a ir mal —murmuré, rebuscando mi celular en la guantera y marcando su número—. Contesta, vamos.

—¿Hola? —en vez de escuchar la voz de Scott, fue Allison quien contestó—. ¿Stiles?

—Hey, Allison —murmuré—. Sé que estan en esa cosa de la manada, a la que claramente no fui invitado y que estan ocupados quitandose las pulgas entre ustedes pero necesito que alguien venga por mi ahora o junte mis pedazos de la carretera luego de que choque el jeep. Y en verdad amo esta chatarra así que hazme el favor y no permitas que la rompa, ¿si?

—¿Estas borracho? Tu voz se escucha extraña.

Medite mi respuesta por unos segundos. No estaba borracho, no realmente ya que no había bebido nada pero se sentia exactamente igual a como se siente el comienzo de una resaca. Pero si les contaba acerca de la extraña joven y su extraño y totalmente de mal gusto obsequio, iban a comenzar a lanzar mierda en mi dirección sobre lo estupido que había sido al confiar en una extraña.

El obsequio de Stiles |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora