Capitulo Veintisiete.

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-Derek-

Besando suavemente la mejilla de Stiles, me deslice de la cama asegurandome de no despertarlo y alcance mis pantalones, metiendome en ellos antes de dirigirme a la puerta. Los toques siguieron mientras me acercaba a la misma, tanto que estuve a punto de rasgar al idiota del otro lado por el escandalo. Quien fuese tuvo suerte de que Stiles no despertara o hubiese hecho exactamente lo que pensaba.

—¡Querido sobrino! —Peter paso a mi lado antes de que pudiese detenerlo. Gruñi hacia él mientras cerraba la puerta, observandolo pasearse por el loft. Me miró sobre su hombro—. ¿Te interrumpi en algo?

—Si lo hubieses hecho no estarias hablando —gruñi—. ¿Que quieres?

—Vine a ver como te encontrabas —dijo como si fuese obvio, dejandose caer en el sofá—. Acaso no puedo venir a hacerte una visita social.

—No.

—Wow, pensé que todo esto del apareamiento y tu nueva paternidad ablandaria tu amarga personalidad —dijo.

—No, no lo hace —gruñi—. Ahora saca tu culo de mi casa antes de que lo haga yo mismo.

—¿De donde sacaste esos malos modales? —chasqueo la lengua—. No recuerdo haberte enseñado nada de eso.

—Peter. —adverti.

—Sabes, normalmente las personas te invitan con algo de beber cuando llegas a visitarlos. —se quejo, logrando que quisiera golpearlo.

—¿Derek? —la voz adormilada de Stiles llevo mi mirada a él para verlo arrastrar los pies en mi dirección. Estaba envuelto en una de las oscuras sabanas de mi cama y se veia malditamente pecaminoso en ella.

Le gruñi a Peter, enseñandole mis dientes cuando observó a Stiles con una expresión evaluadora. El mismo elevo las manos, enseñandome las palmas, en un gesto de paz mientras se ponia de pie—. Voy por una bebida, ya que tu no me ofreces nada.

Rodando los ojos, envolvi a Stiles en mis brazos en cuanto llego a mi lado. El chico apoyo la cabeza en mi pecho y cerro los ojos. Bese su cabello suavemente—. ¿El idiota de Peter te desperto?

Negó con la cabeza, bostezando—. Los bebes —musito—. Ellos se ponen inquietos a veces y no me dejan dormir.

—Debe ser asombroso sentirlos. —musité.

—Mhm —asintió—. A menos que sean las dos de la mañana y se pongan a jugar un partido de lacross con mis riñones.

Reí entre dientes ante eso—. Bien, lo acepto, eso no seria bonito.

—Esta bien para mi —aseguro, encogiendose de hombros—. Siempre se calman cuando como algo que tenga fresas.

—Tienes una severa obsesión con las fresas, cariño.

—Lo sé —rio—. Y lo peor es que ni siquiera me gustaban tanto antes.

Tomandolo en brazos, me acerque a uno de los sofas y lo acurruque en mi regazo, asegurandome de que estaba totalmente cubierto con la sabana. Peter reapareció a un lado y me arrojo una caja. Subiendo la mano, la atrape suavemente sabiendo lo que era.

—Jugo —reí cuando los ojos de Stiles brillaron al posarse en la caja. Colocandole la pajilla, se lo tendi ganandome una pequeña risita de su parte. El chico tomo un trago de su jugo antes de dirigir su atención hacia Peter, quien se había sentado en el otro extremo del sofa—. ¿Tu que haces aquí?

—Esta bien, al parecer se estan pegando los malos modales entre ustedes —se quejo—. Pasan demasiado tiempo juntos.

—No me contestaste. —dijo, volviendo a beber de la cajita.

El obsequio de Stiles |Sterek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora