Sobreviviendo

Confianza

Ana, luego de vestirse, se prepara emocionalmente para finalmente ver a su familia después de cinco largos años. Sale de la casa y se encuentra con su papá, quien la mira con una expresión de confusión en el rostro. Para él, Ana estuvo con ellos la noche anterior, pero para ella, han pasado años desde el último encuentro. Sin embargo, Ana sonríe con ternura y le dice a su padre que lo extrañó mucho, a pesar de haberlo visto "anoche". En ese momento, sus cuatro hermanas aparecen y, al ver a Ana, se sorprenden. No comprenden por qué Ana llora al verlas. Intrigadas, le preguntan a Luis, quien ha estado acompañándola, qué está sucediendo. Luis les dice que les explicará todo adentro de la casa, invitándolas a seguirlo. En el interior, Ana se reúne con su familia y, entre abrazos y lágrimas, les explica la increíble historia de su viaje al pasado y el mundo apocalíptico que presenció. Les cuenta sobre los años que pasaron sin verse y cómo se sintió perdida y desesperada por reencontrarlos. La confusión inicial da paso a una mezcla de asombro, incredulidad y compasión en los rostros de su familia. La familia de Ana, aunque todavía procesando toda la información, se compromete a apoyarla en su lucha por cambiar el destino y evitar el mundo apocalíptico que ella presenció. A pesar de las dificultades y los desafíos que enfrentarán, están unidos por el amor y la fortaleza que siempre los ha caracterizado. Después de compartir la historia con su familia, Ana toma su  celular y decide llamar a Lorena, su otra hermana. Con voz emocionada por escuchar su voz, le cuenta todo lo que ha vivido, a pesar de que Lorena, en un principio, duda y piensa que Ana puede estar delirando. Ana insiste en la importancia de una fecha específica: el 9 de febrero de 2022. Le pide a Lorena que esté en casa ese día, junto con su esposo Moyano, Kira su perrita y las niñas. Es crucial para Ana que estén todos reunidos en ese momento. Lorena, aunque con risas y un tono de incredulidad, accede y le dice que está bien, aunque no comprenda completamente lo que está sucediendo. Ana suspira profundamente, sintiendo un alivio momentáneo y le dice a Lorena, "Tengo tiempo para prepararme".
En los meses siguientes, Ana se dedica a enseñar a su familia diferentes técnicas de combate y defensa personal. Comprende que cada uno tiene habilidades y fortalezas distintas, por lo que adapta su enfoque de enseñanza a las necesidades de cada miembro de la familia. A Lucia, su cuñada, le enseña de forma más calmada y paciente, ya que sabe que es un poco más débil físicamente. Ana se enfoca en desarrollar su confianza y habilidades defensivas, brindándole técnicas de autodefensa y estrategias para mantenerse a salvo. Iriana, su hermana, también recibe una atención especial en su entrenamiento. Ana comprende que Iriana es sensible y emocional, por lo que se centra en ayudarla a encontrar la fuerza interna y el equilibrio emocional necesarios para enfrentar situaciones difíciles. Juntas, trabajan en técnicas de control de la respiración, meditación y enfoque mental para que Iriana pueda enfrentar los desafíos con mayor calma y claridad.
Con el resto de la familia, el proceso de enseñanza es más sencillo. Todos se asombran al ver a Ana realizando habilidades y acciones que antes no podía realizar. Estas demostraciones le trae nostalgia al recordar cómo eran las cosas antes del apocalipsis, pero Ana les recuerda que ahora es momento de concentrarse en el presente y en la preparación para el futuro. Además del entrenamiento físico, Ana también se enfoca en planificar y construir un refugio seguro para su familia. Considera diversos factores, como la ubicación estratégica, la disponibilidad de recursos y la capacidad de defensa. Con la ayuda de Luis y su familia, trabajan en equipo para construir un lugar donde puedan protegerse y resguardarse cuando llegue el momento crítico. El plan de Ana es asegurarse de que su familia esté a salvo en ese refugio el día señalado. Se compromete a hacer todo lo necesario para protegerlos y está determinada a cumplir con su objetivo de cambiar el destino que presenció en su viaje al pasado. A pesar de que para su familia todavía existen dudas y confusión en relación a las palabras de Ana, están dispuestos a apoyarla. Comprenden que si Ana está convencida de lo que dice, es importante respaldarla en sus decisiones. Sin embargo, algunos miembros, como los suegros de Ana, aún tienen sus reservas y no están completamente convencidos de la veracidad de sus palabras. Ana se toma el tiempo necesario para planificar cada detalle, incluso aspectos aparentemente pequeños pero significativos, como una habitación especial para el perro de la familia, Milo. Ella entiende que Milo tiende a ladrar mucho, lo cual puede ser un riesgo en un mundo apocalíptico donde los zombies son atraídos por el ruido. Por lo tanto, desea tener una habitación donde Milo pueda estar tranquilo y no llame la atención de amenazas potenciales.
Este nivel de atención a los detalles y planificación demuestra la determinación de Ana para mantener a su familia a salvo en todos los aspectos posibles. A pesar de las dudas y la incertidumbre que aún existen, Ana se esfuerza por asegurarse de que cada miembro de su familia esté protegido y tenga las mejores condiciones posibles para enfrentar el futuro incierto.
Mientras trabajan en la construcción del refugio y en los preparativos finales, la familia de Luis va comprendiendo poco a poco la importancia de cada paso que están dando. Aunque algunos pueden seguir siendo escépticos, todos reconocen el esfuerzo y la dedicación de Ana para brindarles seguridad y tranquilidad.
Ana busca no solo proteger a su familia físicamente, sino también mantener un ambiente de confianza y apoyo emocional entre ellos. Se asegura de que cada miembro se sienta escuchado y valorado, incluso si no todos comparten la misma certeza sobre el futuro que ella ha presenciado.
A medida que el tiempo avanza y el día señalado se acerca, Ana espera que los resultados de su preparación y planificación sean evidentes para todos.