Confusión

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La familia en el comedor aún confundidos, deciden buscar información en Internet para confirmar la existencia de los zombies. Lorena, la hermana mayor de Ana, menciona que Ana les había dicho que los zombies aparecerían el 10 de noviembre, pero al comprobar la fecha, se dan cuenta de que es el 9 de noviembre, lo cual genera desconcierto. Araceli, al percatarse de esta discrepancia, se dirige a la televisión para obtener más información y entender lo que está sucediendo. Sin embargo, descubren que algo extraño está ocurriendo, ya que no se escucha ninguna noticia o presencia del ejército o la policía. Esto añade un elemento de misterio y tensión a la situación. En busca de respuestas, deciden salir al exterior y observan que todo parece tranquilo, pero notan la ausencia total de personas en la zona del vecindario en la que se encuentran. Esta revelación causa preocupación y aumenta el nivel de intriga. Luego decidieron compartirlo con Andrea. A su vez, Andrea le comunicó esta información a Verónica. Cuando Ana salió de la habitación, Verónica se acercó y le reveló lo que las demás le habían dicho: los zombies habían aparecido dos días antes y no mañana, como Ana recordaba. Esto plantea una duda crucial para Ana, ya que aún no ha logrado salvar a Luis, quien, según sus recuerdos, moriría al día siguiente debido a un ataque de zombies. La situación se complica aún más para Ana cuando sale al exterior y se da cuenta de que solo hay zombies y ninguna persona a su alrededor. Esta observación le resulta extraña, especialmente porque, al tratar de recordar, se da cuenta de que para su familia los eventos relacionados con los zombies son recientes, pero ella tiene recuerdos de cinco años en el futuro. Aunque sus recuerdos son fragmentarios, Ana recuerda que los gritos y la situación de emergencia duraron cinco días desde la aparición de los zombies. Ana toma una decisión para proteger a sus hermanas y a su cuñado. Ante la afirmación de Furi de que las personas afuera son zombies y que los demás han muerto, Ana decide no preocupar a sus hermanas y les indica que entren al interior de un lugar seguro. Mientras tanto, Furi expresa su preocupación por no haber hecho nada para salvar a las personas y se muestra frustrado por la situación. Ana responde de manera calmada, pero firme, diciendo que su prioridad son sus seres queridos y que no puede permitir que personas desconocidas entren cuando apenas puede proteger a los que ya están con ella. Ella se siente responsable de la seguridad de su familia y entiende que su capacidad para protegerlos es limitada, considerando la cantidad de personas que están a su cargo. Además, Ana piensa en su otro cuñado, aquel con quien no tiene una buena relación, pero a pesar de ello, quiere protegerlo por el bienestar de su hermana. Ana busca aliviar la tensión y preocupación de sus hermanas y cuñado al sugerir que continúen practicando para mantenerse preparados frente a las circunstancias adversas. Ana reconoce que la situación actual no es sostenible a largo plazo, ya que los recursos, como la comida, eventualmente se agotarán, y también existe la posibilidad de que otras personas lleguen buscando saquear.
Ana deja en claro que no permitirá que nadie ponga en peligro a su familia y su refugio. Ella asume la responsabilidad de proteger a los suyos y menciona que es posible que tenga que salir en algún momento para revisar las zonas y buscar recursos. Sin embargo, subraya la importancia de que alguien se quede para proteger el lugar en su ausencia.
Luis despierta y se da cuenta de que Ana no está a su lado. Preocupado, sale rápidamente de su habitación y busca a Ana por todos lados. En ese momento, su mamá lo ve y, al notar su preocupación, le tranquiliza diciéndole que Ana está afuera, entrenando con los demás. Luis se acerca a la ventana y observa a Ana retando y enseñando a los demás. Esta imagen llena su corazón de alegría y dibuja una sonrisa en su rostro. Al verla activa y luchadora, encuentra consuelo y se siente reconfortado. Luego, Luis decide ir a sentarse y hablar con su mamá, papá y sus suegros. la mamá de Luis expresa sorpresa y curiosidad al enterarse de la habilidad de pelea de Ana. Luis solo la mira y suspira, compartiendo con su madre que Ana les reveló que tiene experiencia de cinco años en ese ámbito, a diferencia de ellos, que solo han tenido un año de experiencia. El padre de Ana sonríe orgullosamente y comenta que esa es su hija, destacando su habilidad y destreza en la pelea. Luis escucha a los demás hablando de temas aleatorios y mencionando cosas sobre Ana, lo que lo hace dudar y pensar sobre si la Ana presente es la misma que la de antes. Estas dudas comienzan a invadir su mente, generando interrogantes sobre lo que pudo haber sucedido con la Ana de ese entonces. Sin embargo, antes de que las dudas se intensifiquen, Luis siente que alguien le tapa la cara, y su sonrisa se dibuja al reconocer que es Ana quien está detrás de esa acción. De manera juguetona, Luis pregunta "¿quién es?", y percibe cómo Ana hace un puchero, luego se rie y le dice "hola, Ana", mientras gira para enfrentarla con una sonrisa en su rostro.

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