El problema de ser un héroe.

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Bill cayó sobre la cama seguido de Tom, ambos con la respiración agitada, sudados y con ganas de no separarse jamás. Era la primera experiencia en ese tipo para ambos, su primera vez para Bill y la primera con un hombre para Tom y todo había salido perfecto, salvo por una mancha de sangre en la sabana.

Bill se había desgarrado un poco y eso le trajo el recuerdo a Tom de haber sido el primer hombre de muchas mujeres pero jamás le había importado eso hasta ahora.
-Hey, ¿Cómo te sientes?
-Agotado, ansioso, confundido, extasiado, hambriento, nostálgico y feliz, sobretodo feliz, muy feliz. -Contestó Bill, recostado sobre la cama tratando de controlar su respiración y con una sonrisa amplia sobre su rostro. -¿Cómo puedo sentir tantas cosas? es como una explosión de sentimientos aquí adentro. -Bill señalo su pecho sintiendo los latidos fuertes de su corazón.
Tom tomó la mano de Bill y se la llevó al pecho.
-No eres el único.
Bill sintió el retumbar en el pecho y un nivel más de felicidad aumento. Eran tantas emociones nuevas para él que lo llenó de ánimos para seguir.
El ruido del motor de la camioneta les indico que ya era hora de reanudar el viaje, se vistieron de prisa y prepararon las cosas que habían tomado, se alistaron con sus armas incluyendo la espada japonesa de Bill y varios cuchillos que encontraron.

Salieron de la cabaña justo en el momento que una gran horda de infectados se acercaba.
- Ya era hora. -dijo Gustav cuando vio a Tom salir de la cabaña con su mochila llena. -Tenemos visitas. -le indicó cerrando el cofre y se limpió sus manos  con un trapo lleno de grasa de motor.

Tom volteo a ver hacia el sendero que conducía al río y vio cómo los cuerpos maltrechos y podridos de los infectados avanzaba lentamente a la cabaña.
-Son muchos, será mejor irnos rápido. -respondió Tom, metiendo la mochila a la camioneta. - ¡hey Bill, apresúrate, nos vamos!
Bill escuchó desde adentro de la cabaña como Tom lo llamaba y de inmediato obedeció dejando en su lugar el retrato de una boda que había estado viendo por varios minutos. Era una fotografía antigua, con colores sepia, dónde se apreciaba una pareja en su día de bodas.

Bill salió de la cabaña con el trasero adolorido. Se sentía incómodo pero no se arrepentía del motivo por el cual sufría,  Tom vio aquello y sonrió ya que de alguna forma fue divertido pero evitó sonreír y lo mejor que pudo hacer fue esperarlo para ayudarlo a subir.
-Date prisa, no tenemos mucho tiempo. - indicó Tom extendiéndole la mano.
Bill miró a los infectados y con calma tomó la mano de Tom para que con su ayuda pudiera subir.
-Se dirigen a donde nosotros vamos. -señaló Bill mientras tomaba el asiento del piloto, mientras que Bill y Gustav se acomodaban en el asiento de a lado donde cabían perfectamente.
-Por qué van para allá? -preguntó Gustavo que acomodaba los espejos laterales.
-En estos momentos hay una gran concentración de nosotros preparando la huida, eso los está atrayendo.
Tom cerró de un portazo la puerta y encendió el motor.
-Perfecto a si no estaremos solos.
La camioneta arrancó a toda velocidad dejando atrás a los lentos cadáveres vivientes.
Al salir de la montaña y con el cielo despejado, lo primero que vieron fue la enorme nave levitando en el cielo, tenía un tamaño impresionante, y una inusual forma romboide de material plateado y llena de brillo, que reflejaba los rayos del sol, varias naves pequeñas volaban hasta ella, y a esa distancia parecían moscas rodeando una lámpara gigante. No había pierde y Bill aprovechó para dormir, su sesión de sexo lo había dejado agotado y se acurrucó en el hombro de Tom para caer dormido.

Tom y Gustav tomaron turnos para manejar, aún estaban a horas de llegar y solo se detenían por pequeños minutos. Bill no despertaba, dormía profundamente y con una respiración cada vez más pausada.

Conforme avanzaban más infectados aparecían yendo hacia ese lugar hasta que se toparon con una gran orda delante de ellos. Estaban tratando de traspasar una valla hecha de autos y camiones que impedían el paso, era alta y rodeaba la zona donde se encontraba la nave.
-¿¡Que diablos es eso!?.-preguntó Gustav atónito ante la gran muralla y la marabunta de infectados. Él sostenía Bill de forma torpe e incómoda y al querer levantarse a mirar el terrible espectáculo, el cuerpo de Bill fue a caer en sus piernas, pero lo tomó de inmediato y lo acomodo en su pecho lo que le pareció extraño a Tom que no despertara, pero tuvo que enfocarse en lo demas.
-Supongo que lo hicieron los clones, para poder estar seguros. -indicó Tom mientras pisaba el freno.
-Pero eso no va a resistir mucho tiempo, vienen más infectados y la derrumbaran. Aunque el problema aquí es ¿cómo vamos a pasar?
Bill abrió los ojos de golpe y se incorporó de un salto, asustando a Tom y a Gustav.
-Tranquilo! -Gustav lo intento tranquilizar sosteniendo su cuerpo ya que a Bill le estaba costando trabajo sostenerse, estaba aturdido y su respiración era agitada pero aun así pudo hablar. -A la derecha. -dijo Bill con un hilo de voz.
-¿Qué? -preguntó Tom, mirándolo desconcertado.
-Tienes que ir a la derecha, ahí está la nave, no hay mucho tiempo.
-Esta bien. - entendió Tom, y se puso en marcha de inmediato.
-Deprisa! -gritó Bill con la respiración entrecortada.
Gustav trato de calmarlo pero de un momento a otro, Bill empezó a sangrar de la nariz y esto lo alarmó aún mas. -¡Tom!

En el apocalipsis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora