Una difícil prueba.

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Tom estaba por caer en un sueño profundo cuando sintió leves movimientos al lado suyo, eran pequeños brincos que le hicieron abrir los ojos de golpe solo para ver el cuerpo de Bill convulsionando.

Tom trató de sujetarlo para evitar que su cabeza golpeara contra los barrotes de la camilla y del bolsillo de su pantalón sacó un encendedor de metal para colocarlo entre los dientes de Bill. Una alarma comenzó a sonar y Georg junto con otro clon entraron pero por un segundo quedaron  inmóviles ante la escena.
-¿qué hacen ahí? !Ayúdenme!- gritó Tom desesperado.
-¿Tu qué haces aquí?- reclamo Georg a Tom, pero éste no hizo caso.
-Sujétalo fuerte. -pidió el clon mientras se acercaba al suero con una jeringa con un líquido azul en su interior.
-Él no va hacer nada de eso, él tiene que marcharse.
-¡CÁLLATE!- gritó Tom.
-No! vete de aquí o haré que te saquen!
-¡G-8473, cállate y ayuda a sujetarlo!- exigió el clon.
-¡Está violando el código 3-50 de las normas..
Al no callarse y ante la desesperación, Tom se vio obligado a golpearlo; un solo golpe bastó para que Georg quedara noqueado.
El clon miró sorprendido pero no dijo nada, y de inmediato siguió con la preparación del medicamento.
Poco a poco el cuerpo de Bill dejó de agitarse hasta que permaneció inmóvil. El médico retiró el encendedor de la boca y se lo regreso a Tom que seguía abrazado al cuerpo de Bill. 

Tom se levantó y respiro aliviado.

-Tuve un hermano epiléptico.- aclaró mientras lo guardaba en su lugar.  

El clon asintió con la cabeza y volteo a ver el cuerpo tendido de Georg.

-¿Y pensaste que Georg había entrado en un ataque histérico?
-No, solo me harto.
El cñom le hizo una mirada desaprobatoria y se acercó a Georg.
-No me gusto que no quisiera ayudar. -Tom, comentó.
-No es que no quisiera, pero debido a su naturaleza genética, su deber es cumplir las normas;
-él no sabe nada de medicina y su prioridad fue sacarte.
-¿Entonces usted es médico?
-Sí, y mi instinto es ayudar.
-Pero, ¿y el instinto común?
-No somos como ustedes.
-No, parecen más robots que humanos.
Bill comenzó a despertar; su cuerpo estaba sudoroso y de sus ojos resbalaban pequeñas lágrimas.
-Tom, me siento extraño, ¿qué sucedió?
-Tuviste un ataque, tu cuerpo tuvo una reacción por las enzimas; quizá fue demasiado para ti, por ahora estarás bien. -contesto el medico a esa pregunta.
-¿En verdad estará bien?. -preguntó Tom.
-Sí, aunque un poco húmedo. Al fondo hay una regadera para que pueda asearse, solo que con cuidado. Yo iré a llevar a Georg a una camilla para acomodar la nariz.
Bill no entendió lo ultimo, solo vio como levantaba el cuerpo.
-¿Qué le sucedió?
-Nada grave.- contestó Tom.

Ya solos Bill intentó levantarse, aun estaba muy mareado.
- ¿qué haces?-preguntó Tom mientras lo ayudaba a ponerse de pie.
-Voy a refrescarme, ¿me ayudas?
A Bill no le importó no tener nada bajo su traje y comenzó a desvestirse. Tom se sintió nervioso y retiró de la cama la sábana tendida y la colocó sobre Bill.
Bill lo miró intrigado. -Es que hace frío y te puedes resfriar.
-¿Hablas en serio?, pero si aun sigo sudando...- y se quitó la sabana. -mejor ayúdame.
Tom se acercó tratando de no mirarlo mucho y dejo que Bill colocará su brazo sobre su cuello, el militar lo tomó de la cintura y comenzaron a caminar hasta el fondo del camper. 


Tom sintió un calor extraño en su cuerpo, era difícil sujetarlo, pues sus manos le sudaban demasiado y se resbalaban del cuerpo delgado y suave. ¿Como no podía ponerse nervioso? Afortunadamente no tuvieron que caminar mucho. Llegaron a una cabina de vidrio donde había un teclado y agarraderas de metal en su interior. Bill entró sujetándose bien.
-¿Necesitas ayuda?. -preguntó Tom nervioso.
Bill meneó la cabeza y tecleo un botón para que las puertas se cerraran. Inmediatamente el agua empezó a caer sobre el cuerpo de Bill.
Tom prefirió retirarse y regreso a la camilla para sentarse. Había imaginado que si esa misma escena fuera con una chica ya hubiera ingeniado una manera de estar los dos ahí encerrados, pero era Bill el que estaba ahí y por eso debía comportarse. Ya había tenido tiempo de reanudar las ideas en su cabeza y reconoció tener esa necesidad, cada vez le importaba menos que fuera un hombre o mitad alien ni nada. Además ya el mundo estaba hecho un lío, todo se había ido al carajo, qué más daba los prejuicios, pero quería hacer bien las cosas no quería ser rechazado y menos hacer el ridículo. 

En el apocalipsis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora