FALLING FOR YOU - ENGLOT

CAPÍTULO 17: PALABRAS NO DICHAS

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Esta es una traducción de la historia de @kaeccai con todo el cariño espero y disfruten esta historia pueden ir a ver su perfil y ver sus historias
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Mientras Engfa y Charlotte permanecían sentados en la cama, sus mentes se llenaban de preguntas sobre lo que había ocurrido entre ellos y lo que había conducido a los acontecimientos de la noche anterior. Charlotte no podía evitar preguntarse por qué no estaba en su propia casa, mientras ambas intercambiaban miradas silenciosas, aún inseguras de lo que realmente había ocurrido.

Al cabo de un momento, Engfa se levantó y se dirigió al cuarto de baño, envolviéndose en una toalla. Charlotte permaneció en la cama, sumida en sus pensamientos, tratando de encontrar sentido a sus acciones y preguntándose por qué no había sido capaz de controlarse si realmente había ocurrido algo entre ellos.

Cuando Engfa salió del cuarto de baño, se dio cuenta de que Charlotte seguía sentada en la cama, con el cuerpo envuelto en una toalla, y parecía ansiosa y frustrada. Engfa se acercó a ella, preocupada, y le preguntó: "¿Estás bien?".

Charlotte miró a Engfa pero no respondió. Sintiendo su angustia, Engfa la tranquilizó diciéndole: "No te preocupes, ahora estás en mi casa. Si ha pasado algo entre nosotros, ya hablaremos. Pero por ahora, levántate y lávate. Yo bajaré a preparar el desayuno".

Charlotte se limitó a asentir, aún sumida en sus pensamientos. Mientras Engfa bajaba a la cocina, Charlotte se dirigió al cuarto de baño. Se lavó la cara y trató de serenarse, pero los acontecimientos de la noche anterior seguían presentes en su mente, negándose a desaparecer.

Cuando terminó en el baño, Charlotte bajó las escaleras y se reunió con Engfa en la cocina. Engfa, que había estado preparando el desayuno, levantó la vista y vio la presencia de Charlotte. Sonrió amablemente y dijo: "Ven aquí, vamos a comer".
Mientras Charlotte se sentaba a la mesa para desayunar, se esforzaba por encontrar las palabras adecuadas para decirle a Engfa. Su mente seguía llena de la confusión de la noche anterior y no sabía por dónde empezar ni cómo abordar la situación.
Engfa notó la inquietud de Charlotte al mirarla en la mesa. Podía ver la frustración y la confusión en los ojos de Charlotte, y eso la preocupaba. Engfa comprendió que necesitaban tener una conversación sobre lo ocurrido y aclarar sus sentimientos, pero también reconoció que presionar a Charlotte demasiado pronto podría hacer más mal que bien.

Intentando crear un ambiente cómodo, Engfa decidió romper el silencio y aligerar el ambiente. Extendió la mano por la mesa y colocó un plato de comida delante de Charlotte, diciendo: "Toma, desayuna algo. Nos ayudará a despejar la mente".
Charlotte asintió con la cabeza y empezó a comer, agradecida por la comprensión y el esfuerzo de Engfa por aliviar la tensión. Engfa, por su parte, trató de entablar una conversación ligera, hablando de temas no relacionados para dar un respiro a los pesados pensamientos que las agobiaban a ambas.
Mientras comían, Engfa y Charlotte empezaron a relajarse poco a poco, encontrando consuelo en la comida compartida. Cuando Engfa rompió el silencio de nuevo, con voz suave y compungida, dirigió sus palabras a Charlotte, reconociendo los acontecimientos de la noche anterior. Asumió la responsabilidad de sus actos, expresando sus disculpas y reconociendo que creía que su intoxicación había influido en lo que había ocurrido entre ellas.
"Charlotte, sobre lo que pasó... Lo siento. Sé que todo es culpa mía. Si no me hubiera emborrachado tanto, esto no habría pasado", dijo Engfa suavemente, con la voz llena de pesar.

Charlotte escuchó atentamente, con la mirada fija en Engfa. Una mezcla de confusión, dolor y deseo de comprender la situación. La confesión de Engfa despertó un sinfín de pensamientos en la mente de Charlotte, que trataba de procesar la gravedad de sus acciones.
Anoche estábamos borrachos y acabamos haciendo algo que no queríamos hacer. Nunca quise que las cosas llegaran a este extremo y lo lamento profundamente".El rostro de Charlotte revelaba una compleja mezcla de emociones, con las cejas fruncidas mientras buscaba las palabras. Podía percibir el remordimiento de Engfa y la genuina disculpa en su tono, pero aún quedaban preguntas sin respuesta y una necesidad de claridad.
Respirando hondo, Charlotte encontró por fin su voz, sus palabras cautelosas y llenas de vulnerabilidad. "Engfa, yo... Agradezco tus disculpas y entiendo que el alcohol tuvo algo que ver con lo que pasó. Pero también necesito entender qué nos llevó a ese punto. Necesito saber si había sentimientos subyacentes o si fue solo resultado de la intoxicación".
Engfa asintió, comprendiendo la necesidad de honestidad y comunicación abierta. "Mereces saber la verdad, Charlotte. Aunque el alcohol puede haber nublado nuestro juicio, no puedo negar que había emociones sin resolver entre nosotros. He estado cuestionando mis sentimientos, y parece que el alcohol permitió que esas emociones afloraran. Sin embargo, eso no excusa lo ocurrido. Debería haber sido más responsable y consciente de las consecuencias".
Una mezcla de alivio y tristeza invadió a Charlotte al escuchar la respuesta de Engfa. Era doloroso oír que había sentimientos subyacentes, pero también les brindaba la oportunidad de abordar sus emociones con sinceridad y encontrar una manera de avanzar.
Con las cartas sobre la mesa, Engfa y Charlotte sabían que necesitaban mantener una conversación más profunda, que les permitiera explorar sus sentimientos, preocupaciones y aspiraciones. Se comprometieron a comprenderse mutuamente, a encontrar el perdón y a decidir cómo seguir adelante, si como amigos o potencialmente algo más.
CHARLOTTE'S POV:

Cuando Engfa y yo nos sentamos a hablar de lo que había ocurrido la noche anterior, un torbellino de pensamientos se agolpó en mi mente. No podía deshacerme de la perplejidad de mis actos y de las emociones desconocidas que me habían embargado. A pesar de mi deseo de eludir esos sentimientos, persistían obstinadamente, negándose a ser descartados.
Cuando terminamos de desayunar, me armé de valor y me dirigí a Engfa. "Engfa", empecé, con la voz temblorosa por los nervios, "tengo que irme a casa. Debo encontrar algo de consuelo y despejar mi mente de los desconcertantes acontecimientos que se desarrollaron anoche, cosas que nunca deberían haber ocurrido".
Engfa respondió inmediatamente, su tono comprensivo. "De acuerdo, te llevaré a casa", dijo. Su mirada, reconfortante y enigmática a la vez, me dejó con una mezcla de intriga e incertidumbre.
Mientras Engfa me llevaba a casa, una tensión palpable flotaba en el aire. Aunque sólo intercambiamos unas palabras, percibí sus miradas curiosas hacia mí, como si quisiera desentrañar el misterio que se ocultaba tras mis emociones contradictorias.
Al llegar a mi destino, salí del coche sintiendo una oleada de gratitud hacia Engfa por su amabilidad. "Gracias por traerme a casa", le dije, con una voz llena de auténtico agradecimiento.
Una vez dentro de casa, me acomodé en el sofá, abrumado por una avalancha de pensamientos y emociones no expresados. Me quedé sin palabras, incapaz de articular los complejos sentimientos que me habían consumido. El silencio envolvió la habitación mientras contemplaba el reino inexplicado e inexplorado de mis emociones, anhelando claridad y comprensión.
ENGFA'S POV:
Mientras conducía a Charlotte hacia su casa, una tensión inexplicable se apoderó de mí, haciéndome imposible robarle una sola mirada en su dirección. No podía comprender la razón de mi malestar, perpleja ante mis propias emociones. ¿Por qué estaba tan distante?
Al llegar a casa de Charlotte, se bajó del coche y agradeció el viaje. Sus palabras resonaron en mi interior, despertando una mezcla de emociones contradictorias. El agradecimiento se mezclaba con un deseo tácito de salvar la brecha que se había formado entre nosotras, una brecha que me costaba comprender.
Mientras conducía de vuelta a mi casa, los pensamientos sobre Charlotte y las indiscreciones que habíamos compartido se agolpaban en mi mente. No podía quitármelos de la cabeza, recordando los momentos que nunca debieron ocurrir. Se grabaron en mis pensamientos, dejándome inquieto y buscando respuestas.
En cuanto llegué a casa, una oleada de urgencia me impulsó a llamar a mi hermana. Necesitaba a alguien en quien confiar, que me ayudara a superar la confusión interior. Sonó el teléfono y, cuando mi hermana contestó, solté sin vacilar: "¡Hola! P, ¿puedes venir? Necesito hablar contigo". Mi hermana accedió amablemente a atenderme, sintiendo la urgencia en mi voz. Busqué consuelo en la reconfortante presencia de mi familia, con la esperanza de encontrar orientación y claridad en medio de los remolinos de emociones que nublaban mi mente.

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