cuatro

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-abre la boca ollie- habló juan quien con una cuchara tomaba un pedazo de pastel de mermelada de fresa.

ollie frunció el ceño, nunca había visto algo así y pensaba sabría mal, no nada más pensó eso con el pastel, también cuando juan le preparó una especie de fideos con mucha carne su cara se frunció al ver la forma rara que la comida tenía. aunque el sabor no se compraba con la imágen, incluso llegó a pedir otro plato de lo rico que sabía.

¿pero y si el pastel no tenía el mismo sabor rico?

-¿qué es?- preguntó y de inmediato apuntó con sus manitas.

-pastel, ¿nunca lo has probado?- el infante negó -es lo más rico que vas a probar, anda, abre boca.

ollie asintió y con inseguridad abrió su boca sólo un poquito. los deliciosos dulces llenaron su paladar y sonrió en grande mientras aplaudía eufórico por la sensación.

-más, más.

juan rió y con la cuchara tomó otro pedazo y lo volvió a dejar en la boca del menor.

-señor juan- el nombrado asintió dando a entender que siguiera. -¿dónde está su esposo?-

el castaño suspiró, desde ayer en la noche no han visto a spreen y sólo a hablado por mensajes, solo sabía que estaba en la oficina trabajando y que volvería hasta en la noche. claramente seguían enojados.

-spreen está trabajando mucho. está ocupado y hasta hoy en la noche va a volver- ollie asintió masticando el nuevo pedazo de pastel y meciendo sus pies de un lado a otro por la altura del banco ya que se encontraban en la barra americana. -¿por qué la pregunta?-

-lo extraño- se esforzó en decir las palabra bien, cómo le empezaba a enseñar juan -él me dió su cobija cuando tenía frío-

juan asintió sonriendo con nostalgia, su esposo tenía un gran corazón y es una de las grandes cosas por las cuales se enamoró de él. aún seguía sin entender como es que el mismo ignoró el claro sollozo de un bebé.

después de estar un rato más dándole de comer al bebé el postre, el timbre de la casa sonó y juan se levantó del banco para abrir. sabía que no era spreen ya que este salía hasta las ocho con treinta de trabajar y apenas eran las cinco.

cuando abrió la puerta, olvidándose de preguntar quién era, un niño entró corriendo con patines puestos y riendo.

-¡tío juan!- gritó el infante dando vueltas al rededor del castaño.

-¿chamaco, tu padre otra vez te dió helado?-

-¡de chocolate con jarabe de chocolate y chispas de chocolate!-

ahora vió como el niño salía de nuevo a fuera donde suponía estaba su padre.

-¡axozer, ven para acá!- auron, gritó desde el carro que le pertenecía, esperando por su hijo a que se acercara para quitarle los patines y ponerle los tenis de la escuela a donde asistía.

por cierto, juan al ver a su sobrino con el uniforme recordó inscribir a ollie igual al colegio para que empezará a aprender hablar mejor.

minutos después auron se acercaba con axozer en brazos, mientras el menor besaba el rostro de su padre y soltaba risillas.

-qué tal juanito-

-¡mauron!, hasta que te apareces.

los tres entraron a la casa.

-tío juan, ¿puedo jugar con pelusa en el patio?

-primero quiero que conozcas a alguien.

-¿adoptaste una vaca?, ¿puedo ponerle el nombre?, la llamaré antonia, ¿no es lindo?-

juan río por lo dicho de su sobrino, caminaban por el pasillo antes de entrar a la cocina y ver como ollie comía del pastel pero ahora con sus manos, llenando su rostro de mermelada y chocolate pegajoso.

-¿quién es?- volvió a preguntar axozer.

-es ollie- subió al niño en un banco y observó como el pequeño dejaba de comer para verlos curioso -tiene casi tu edad, ¿porqué no sales a jugar con él y pelusa?, salgan a conocerse, ¿te gustaría ollie?-

el nombrado asintió lentamente, sabía que si decía que no tal vez juan le pegaría, como cuando su mamá lo hacia cada vez que no quería hacer algo que le ordenaba. pero él no tenía la culpa, no le gustaba ver a esos hombre feos hacer gritar a su mamá.

-¡vamos, yo te llevo!- axozer se bajó del banco con cuidado y se acercó al menor igual ayudándole a bajar.

juan limpió el rostro del menor y después los vió correr al patio, abriendo las puertas corredizas y viendo como su gata corría de inmediato y tumbaba a axo llenándolo de baba.

finalmente rió mientras veía a auron sentarse en donde ollie estaba y juan igual tomó asiento.

-es muy tierno- habló auron comiendo el resto de pastel.

-lo sé, la ropa que le compré lo hace ver más tierno- rió viendo como el menor tenia un overol de mezclilla con una blusa blanca con rayas negras y tenis blancos, corriendo atrás de la gata mientras reía.

-¿y spreen?, ¿qué piensa de esto?-

-él no tiene voto desde ayer, dijo que no podríamos quedarnos con él-

-joder, lo dices como si fuera un perro-

juan suspiró, lo sabía. ollie no era un perro y no quería poner ese ejemplo, pero si no lo tenia con él no sabría como seguir viviendo.

tal vez su parte paternal volvió a prenderse y aquellos tres días despertando con un niño en sus brazos o saltando en su cama junto a su esposo le hicieron volver a querer ser papá.

era eso, o que ollie estaba destinando a estar con él desde un principio.

está bien, bebé ollie ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora