(8) ― dispuesto

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¿Por qué dejé las cortinas abiertas? Eso es lo primero que pienso cuando me despierto porque es algo que no olvido nunca de hacer, pero miro alrededor y veo a una castaña durmiendo a mi lado.

Mierda... dije que me iba a ir, pero ya es de día y no solo sigo aquí, sino que dormí aquí. Mia va a matarme si va a mi habitación y no me encuentra ahí, así que me pongo de pie rápidamente e intento no despertar a la chica. No quiero tener que responder preguntas sobre si voy a llamarla o no ahora, aunque... no estoy seguro de si ella preguntaría eso, porque dijo que quería que me fuera. Pero no voy a arriesgarme.

En cuanto encuentro mi teléfono y estoy vestido, salgo de la habitación. Aunque dudo un poco antes de salir, porque fue una buena noche y voy a estar aquí por otra semana... ¿Debería preguntarle si ella también estará aquí los próximos días? Quizás no el fin de semana, pero los otros días sí.

Miro la hora en mi teléfono y noto que no son las ocho de la mañana todavía, así que tengo tiempo para volver a mi cuarto, tomar una ducha e ir a desayunar antes de que el equipo de Marketing ponga la agenda del día frente a mí.

Mientras me ducho no puedo evitar pensar en la chica. Pienso en sus manos, sus labios en mi cuerpo, su mirada... ni siquiera sé su nombre y ahora me arrepiento de no haber preguntado cuanto tiempo estaría aquí...

— No, Charles — me digo a mi mismo mojando mi rostro para calmarme — Dijiste que te ibas a concentrar — me recuerdo, pero una noche no había sido suficiente porque ni siquiera recuerdo la última vez que me había sentido así. Pero también dudo si alguna vez Charlotte me había hecho sentir lo mismo... ¿Me había sentido así con ella también?

Quizás no lo recordaba porque el último tiempo no había sido tan bueno entre nosotros, pero... quizás si me había sentido así al inicio ¿no? Porque me había enamorado de ella, pero no de la chica de anoche... no, basta. Salí de esa habitación y prometí que lo olvidaría. Bueno, no lo prometí, pero ella parecía dispuesta a que lo olvidara. Así que... tengo que hacer eso.

Una vez que me cambio, bajo al restaurante del hotel porque sé que es mejor desayunar ahora tranquilo y no tener que hacerlo en el circuito. Así que, me sirvo una taza de café y me siento en la primera mesa que veo libre para poder revisar mis mensajes y mail.

Mia efectivamente ya envió mi agenda del día y la reviso sin prestar mucha atención, solo porque sé que voy a oírla hablar en detalle sobre eso más tarde. Arthur también me envió un mensaje preguntando como fue el primer día, así que le respondo rápidamente antes de tomar un poco de mi café y mirar alrededor. Hay bastante gente, pero no como para se sienta agobiante, pero algo llama mi atención.

— ¿Qué haces aquí? — susurro mientras observo a la castaña servir una taza de café y elegir un cupcake. Lleva unos pantalones cortos y una remera de Honda... diablos. Ella voltea y mira alrededor, pero vuelvo a ver mi teléfono porque suena con otro mensaje de Arthur y cuando vuelvo a verla... creo que no me ha visto la primera vez, porque rápidamente noto como su atención se centra en mí, así que... ella también me recuerda.

Bueno, sería poco creíble que no me recordara. No porque haya sido una buena noche, sino porque me había ido de su habitación hace menos de una ahora. Aun así, levanto mi mano y sonrío mientras la saludo... quizás si pueda volver a acostarme con ella entonces. Pero la castaña parece confundida ante mi gesto y mira detrás de ella como si hubiera saludado a otra persona, así que asiento para que sepa que si la saluda a ella.

— ¿Que rayos haces aquí? — pregunta ella una vez que se acerca a mi y noto el enojo en su tono ¿Tan temprano y ya está molesta? ¿Cómo es que su humor cambio tan rápido? Porque yo no la deje así pienso para mí mismo

Corazón sin frenos » Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora