(12) ― escenarios

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— No voy a preguntártelo otra vez — digo porque la castaña no responde nada y no quiero que piense en qué pasaría si Eric o su hermana se enterara ... en realidad, ni siquiera estoy seguro de si ella piensa en esas cosas, pero como fue lo primero que me dijo cuándo entendió quien era yo, me inquieta que quizás sea algo que la haga dudar.

— Claro — responde ella y sonrió, así se hace, Charles pienso para mí mismo mientras agarro su muñeca y hago que vuelva a subir al elevador. Presiono el botón del piso de mi habitación y una vez que las puertas se cierran, la beso porque he esperado volver a sentir su contacto por días.

Y se siente tan bien como lo recordaba... o mejor. Coloco mis manos a cada lado de su cadera porque no quiero que se aleje, la necesito lo más cerca de mí que pueda. Sentir la forma en que ella sigue cada movimiento que hago como si fuera su guía, me complace... no estabas equivocado, Charles...

Una vez que las puertas del elevador se abren, tomo su mano para que me siga hasta mi habitación intentando mantener la calma porque, al fin y al cabo, estamos en el pasillo del hotel y cualquiera podría vernos, especialmente alguien del equipo. Pero en cuanto abro la puerta y entramos, dejo de contenerme.

— Ven aquí — le digo, pero creo que suena más como si se lo rogara mientras pongo mis manos sobre su trasero y la levanto para que enrede sus piernas en mi cadera — Voy a mostrarte lo que aprendí con mi Master en sexo oral — digo burlándome un poco de ella, porque no sé si recuerda las cosas que me dijo — para que la próxima vez que estés ebria solo sigas hablando de mi — añado

— Espera ¿Qué? — pregunta confundida Olivia, pero no le doy tiempo a decir mucho más porque vuelvo a besarla caminando en dirección a mi cama y me siento con ella encima mío.

Paso mis manos debajo de su camiseta acariciando su piel... mi cuerpo dice que me apresure, pero mi cabeza me dice haz que valga la pena, que siga pensando en ti, Charles. Así que intento no apresurarme demasiado mientras quito cada capa de ropa que lleva puesta entre besos. Beso su rostro, luego su cuello y sigo descendiendo hacia sus pechos... todo en ella reacciona cada vez que la toco y hace que mi ego crezca tanto como la erección que ella me provoca.

Olivia intenta desabotonar mi camisa y parece tener un poco de problemas porque lo intenta hacer rápidamente, así que no puedo evitar contener una risa al verla

— Quita esa sonrisa — me advierte, pero niego con la cabeza hasta que logra quitarme la camisa y me empuja suavemente para que me acueste

— Parece que alguien tiene prisa — señalo sonriendo y ella me observa devolviéndome la sonrisa

— Quita esa sonrisa... o me voy a ir y vas a tener que jugar con tu mano por el resto de la noche — me advierte otra vez... oh, Olivia. Ya lo he hecho eso y ahora quiero volver a revivir la versión real. Aun así, rápidamente vuelvo sentarme y la acerco a mí para poder invertir la situación y quedar encima de ella

— Tu no te vas, Mon amour — susurro en su oído tan cerca que es imposible que no cause nada en ella — Esta vez vas a poder gritar mi nombre todo lo que quieras — añado, porque aquella noche no lo hizo. No pregunto mi nombre ni yo el de ella, pero ahora que hemos intercambiado tarjetas de presentación, quiero oírla.

Quiero escucharla gemir mi nombre, quiero que me pida que no me detenga, quiero todo lo que pueda obtener de ella. Y la beso, pero ella parece estar de acuerdo porque sus manos en mi cuerpo y sus piernas alrededor de mi cadera se aferran como si yo fuera a huir de ella.

Y es por eso que, sé que ha sido mejor que lo que recordaba. La forma en que su cabello cae en sus hombros, sus ojos observándome con atención, sus manos en mi cuerpo... todo en Olivia me hipnotizaba de tal forma que olvidaba todo lo que no la involucrara... y eso me gustaba.

Corazón sin frenos » Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora