El aire acondicionado estaba en su máxima potencia. Los Ángeles en junio no era un gran momento para estar trabajando en un despacho, a no ser que se tuviera una de esas máquinas de aire fresco. Jonah llevaba una hora repitiendo la misma historia una y otra vez. La razón era que frente a ellos tenían al cliente más idiota que jamás hubieran conocido. Era un tipo robusto, entrado en los cincuenta años, un hombre que en su vida había podido solucionar todo con dinero, y que por primera vez no estaba pudiendo enmendar sus errores así. Su padre detestaba a ese tipo de hombres, y ahora Jimin sabía por qué. Lo tienen todo y son incapaces de ver la caída, aun cuando ya estén a un palmo del suelo. Eran como adolescentes en el cuerpo de un adulto, y con mucho poder. El poder había que saber racionarlo, eso le había dicho su padre. Jonah, desquiciado, miró a Jimin, pidiendo ayuda. Jimin asintió.
—Señor Steven —dijo Jimin llevándose la atención del cliente—, el Tribunal Supremo dictaminó que su empresa debe seguir pagando las compensaciones por los daños que ocasionó el escapé de su fábrica en Scottsdale. Van a tener que continuar hasta que la corte decida escuchar nuestros argumentos sobre la validez de los reclamos.
—¿Y cuándo escucharán? —inquirió el hombre malhumorado—. Mi empresa ya ha pagado más de 12.000 millones de dólares.
—Ese dinero fue para responder a las demandas de individuos, empresas, y entidades gubernamentales —explicó Jimin de nuevo, pues Jonah ya se lo había dicho cinco veces desde que estaban allí— . Ahora habrá un juicio que determinará cuánto debe su empresa en multas por violación a las leyes medioambientales.
—¡Qué disparate! —exclamó el señor Steven—. ¡Eso me dejará en la ruina!
¿Y qué otra cosa esperaba?, le dieron ganas de decir a Jimin.
—Sus antiguos abogados llegaron a un acuerdo con la mayoría de los demandantes del sector privado para cubrir daños por un valor de unos 7.800 millones de dólares.
—Sí, y aquello me pareció una aberración, por eso les he contratado a ustedes —dijo el hombre con hostilidad, mirando a Jonah y Jimin como si no estuvieran haciendo bien su trabajo.
—Tranquilo, señor Steven. Nuestro plan es argumentar una interpretación errónea por parte del administrador de reclamos que contribuyó a elevar el coste a más de 9.200 millones de dólares — explicó Jimin. Se había pasado la semana entera buscando con Jonah cualquier alternativa para aquel hombre, aunque para ello tuvieran que recurrir a falsas acusaciones—. Apelaremos al tribunal que algunos de los pagos se dieron a entidades cuyas pérdidas no estuvieron relacionadas con la fuga de su empresa.
El hombre asintió, y pareció entender por fin, sin embargo, no les iba a poner las cosas fáciles.
—¿Me devolverán mi dinero? —preguntó.
Jimin le miró incrédulo. Hasta a él, que sabía que ese hombre no tenía muchas luces y que estaba demasiado metido en su propio culo, le sorprendió aquella pregunta.
—Su fábrica mató a once personas —soltó Jimin entonces, recalcando la obviedad. No podía más con ese imbécil, por muchos miles de dólares que le estuviera pagando—. Por supuesto que no le devolverán su dinero —escupió sin poder contenerse—. De gracias que podamos reducir la sanción y de que no esté hoy mismo en la cárcel con todas sus fábricas cerradas.
La mirada de aquel hombre se oscureció.
—Cuidado con el tono que usa conmigo, maldito picapleitos —dijo el señor Steven señalándole con el dedo. Era la primera vez que llamaban a Jimin "picapleitos", ya podía considerarse un abogado en toda regla, pensó—. No soy ningún paleto idiota.
Jimin se arregló la corbata con tranquilidad y gesto sereno. Jonah suspiró para sus adentros, pensando que el rubio conservaría la calma. Sin embargo, se equivocaba.
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enemies to lovers III [Jm + Jk]
FanficEsta es la tercera parte/temporada de la trilogía Only 1 step o como esta en mi perfil "enemies to lovers" ESTÁ HISTORIA NO ME PERTENECE todos los créditos a su respectiva autora.