enemies to lovers III [Jm + Jk]

Capítulo 20

Llevaba más de una semana sin pasar por su casa, ni siquiera para dormir. Había podido excusarse un par de veces diciendo que había salido con Hoseok, pero esa coartada no servía para siete días seguidos. Bueno, en realidad, no todos eran seguidos, había días en los que Jungkook resistía sus ganas de ir a casa de Jimin, y el rubio, orgulloso, no le llamaba. Aunque eso no duraba mucho, al día siguiente volvían a encontrarse a causa de uno u otro. Jimin había dejado de apagar el móvil en sus reuniones, quería leer los mensajes de Jungkook al momento, a veces, ni esperaba a salir para contestarle. Era tal la adición que se veía incapaz de ser paciente, de esperar una hora más. Todo aquello le recordó a su época en el instituto, cuando tenían que esconderse a ojos de los demás, de todos, de su hermana, sus padres, amigos... Sin embargo, no sabía si le recordaba más a los primeros meses, en los que era una relación totalmente alejada de los sentimientos y se centraba en el deseo sexual, o los últimos, cuando no podían negar que aquello que estaba ocurriendo no era simplemente eso. Él estaba enamorado de Jungkook, pero ya no sabía qué sentía el castaño, le tenía totalmente desconcertado. Conocía a Jungkook, o al menos, ya le había conocido en una situación así. Cuando el castaño veía el peligro de hacerse daño, se alejaba, todo lo contrario, a Jimin, que era incapaz de negarse nada para su disfrute, por ello, cuando se le presentó la ocasión de tener a Jungkook a escondidas, y poder tener una vida normal a ojos de los demás, no dudó en aceptarlo, aunque aquello significara sufrir de nuevo cuando todo acabase. Pero Jungkook no era así, Jungkook tenía sus valores, y cuando todo comenzaba a ser demasiado serio, prefería echarse a un lado. Por ello, Jimin no podía evitar preguntarse si para Jungkook no había ningún tipo de sentimiento. ¿Y si había conseguido olvidarle y estaba solo pasando el rato como había hecho en el instituto? Eso volvía loco a Jimin. Pero entonces, si no sentía nada por él, ¿por qué arriesgaría su relación con el idiota de Ryan? Desde el punto de vista egoísta de Jimin, deseaba que siguiera tan enamorado, como lo estaba él de Jungkook, y se alejara de una vez de aquel idiota europeo, y así poder tener de nuevo a Jungkook para él, pero en secreto. ¿Por qué las cosas no podían ser así? Porque no serían justas para Jungkook, claro. En ese momento estaban siendo equilibradas, ninguno hablaba con claridad sobre ello, pero ambos tenían cosas que poder echar en cara al otro sin embargo, Jimin estaba preocupado por si la balanza podía caer más de su lado.

Un par de días atrás, Flynt, su agente, se había enterado, no sabía cómo, de que Jiyeon y él mantenía "una relación". Algo que solo usó para molestar a Jungkook, había acabado por ser algo que Flynt quería usar como arma.

—Lo haréis público en tu fiesta de cumpleaños. Habrá varios fotógrafos, y me han asegurado que saldréis en la portada —le soltó Flynt en una de sus reuniones. Jimin abrió los ojos de par en par sin esperar nada de aquello. Flynt se recostó en su asiento y miró a la nada con ojos ilusionados—. Ya puedo imaginar el titular; "El nuevo fichaje de los New York Giants, Jimin Park, hace oficial su relación con el ángel, Lim Jiyeon". ¿Qué te parece?

Jimin le miró en un principio con desconcierto.

—Pues...

—Sí, un poco largo, habrá que limarlo —meditó Flynt.

Entonces, Jimin frunció el ceño. Lo de Jiyeon había sido una farsa, sí, pero era su farsa. ¿Qué se creía aquel hombre?

—No, me parece horrible, lo mires por donde lo mires. Yo no necesito publicidad de ese tipo —gruñó Jimin en desacuerdo.

Flynt le miró confuso entonces, no esperaba aquella reacción, era una idea estupenda. Decidió cambiar de estrategia.

—Es cierto que en el mundo del deporte no necesitarás más eco que el de ser el nuevo fichaje, pero piensa en la publicidad. Seréis la pareja del momento. Guapos, famosos y ricos. ¿Sabes cuántas marcas querrán que seáis su imagen? —inquirió Flynt regalando bonitas palabras a los oídos de Jimin, que por un momento, pareció dudar—. Seréis como David y Victoria Beckham —concluyó su agente.