Prólogo

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Todo a mi alrededor empezó a oscurecerse mis párpados pesaban cada ves más, el cansancio colapsaba mi vida, día tras día la ansiedad me visitaba por las noches y la depresión no me dejaba despertar por las mañanas todo se me era muy confuso.

- ¡Amelia! No puedes rendirte- sabía que la voz provenía de algún sitio cercano sin embargo no podía ver al protagonista de aquella preciosa melodía para mí.

Por más que luchara por no rendirme no podía soportar más, las fuerzas empezaban a escasear pero el eco de su voz continuaba retumbando mis oídos lo cual me brindaba un poco de calidez y seguridad; Escuchar su voz me hacía arrepentirme de mi decisión sin embargo se hacía tarde y no había vuelta atrás, solo pude apreciar su voz una sola ves pero eso basto para recordarla toda mi vida.

Sabía que no era lo correcto yo misma había atado el cordón a mi cuello y estaba lidiando con una batalla de vida o muerte en mi mente, dónde se encontraban el bien y el mal luchando por alguno obtener el triunfo sin darse cuenta que quien tenía la última palabra era yo.

Su voz no dejaba de resonar en mi mente, no la reconocía no tenía idea de quién era pero cautivaba mi ser, decidí inclinar la balanza.......

Y de mi salió un grito desgarrador....

¡Salvameeee!

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