12

442 62 11
                                    

°°°

Frente a la ventana del cuarto de estar se encontraba el árbol de Navidad más hermoso que Sana había visto en toda su vida.

Al otro lado de la mesa observó a Tzuyu a la luz de las velas; parecía distante desde que habían salido de la tienda de artesanía, pero ella lo había achacado al hecho de no estar familiarizada con aquella festividad y la había convencido para ir a comprar el árbol. En realidad había sido Sullyoon, que no había dejado de llorar hasta que Tzuyu la había tomado en brazos.

Aquello había hecho que Tzuyu se sintiera orgullosa y le había dado fuerzas para buscar, según ella, el árbol más grande y espectacular que hubiera en el vivero. Aquel gesto tan entusiasta le había recordado mucho a su padre.

-¿Te acuerdas de las Navidades que pasaste con papá y conmigo? -le preguntó Sana tomando el último bocado de pollo.

-Sí -respondió Tzuyu con el tenedor a medio camino de su boca.

-El olor a pino y el árbol esperando a que le pusiéramos los adornos.

-No lo decoraron hasta Nochebuena, ¿verdad?

-Era la costumbre que tenía mi padre.

-Sé que esas cosas son muy importantes para ti, Sana.

-¿Qué cosas?

-La familia, las tradiciones... -la mirada de Tzuyu se había enternecido.

-Sí -respondió tomando un sorbo de su copa de vino- Y más ahora que está Sullyoon. Creo que es importante que un niño crezca sabiendo las cosas que han hecho que su hogar y su familia sea como es, ¿no crees?

Tzuyu soltó una amarga carcajada.

-No creo que ningún niño estuviera interesado en mi hogar o mi familia.

De repente, Sana tuvo la sensación de que acababa de dar un enorme paso hacia atrás.

-Bueno, siempre hay tiempo de crear tradiciones... ¿Por qué no pasas la Navidad aquí, con Sullyoon y conmigo? Como en los viejos tiempos, pero con algunas innovaciones.

En la habitación se hizo un silencio ensordecedor.

-Te lo agradezco mucho -dijo Tzuyu por fin- Pero no voy a estar en Incheon en todas las vacaciones.

El corazón de Sana se quedó hueco de pronto.

-¿Y dónde vas a estar?

-En Busan. Voy a volver a trabajar con los programadores de Micronics para poner todo a punto para el lanzamiento.

Sana se quedó mirándola sin decir nada, tratando de descifrar qué escondía tras esos fríos ojos dorados, pero no revelaban nada. De hecho, tenían la misma expresión que el día que se había marchado de Incheon, siendo solo una adolescente, y que los primeros días que Sana había pasado en su casa.

-¿De verdad vas a trabajar durante la Navidad?

-No, sobre todo voy a estar buscando casa en la zona.

Aquello terminó de hundirla. Sana soportaría que pasara algunas semanas trabajando fuera, pero la sola idea de que se marchara para siempre...

After The Storm | SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora