13. Hae-rin.

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Sólo cuando ambos entraron a la pequeña sala, Wen Chao notó que la abuela estaba completamente sola en la casa.

— ¿Dónde están los demás, Abuelita Wen?

— A-Ru y su esposo se quedarán esta noche en la casita junto al campo de menta. Temen que alguien esté robando parte de inventario. — respondió la mujer sirviéndoles un poco de té.

— O tal vez temían que Abuelita los escuchara haciendo a su nieto. — agregó casualmente Wen Chao desviando la mirada con diversión.

— Aiyoh, qué niño más atrevido. — la abuelita le dio un suave golpe en el hombro con el paño que usó para limpiar la mesa — Tsk, tsk. Esos libros de Nie-er-gongzi sólo te hacen daño.

— ¿Eh? ¿Qué libros? Todos ellos son colección de A-Ying. Un par más y podrá abrir una librería amarilla en cada primavera. ¿Por qué me regañas solo a mí? — se quejó el joven bebiendo con cuidado de su té.

A un lado de la mesa, la joven doncella apenas y pudo guardarse una ligera risa ante la expresión enfurruñada que tenía el Wen, haciéndolo parecer un joven mimado absurdamente.

¿De qué te ríes tú? ¿Acaso mi cara es graciosa?

Aún con pequeñas risas la joven respondió — Mmn, lo es. Es muy divertida.

'Qué mujer más descarada' pensó el Wen con una mueca dando un simple resoplo.

Disculpa al chico, es un poco grosero cuando no está ebrio — intervino la abuela — Soy Wen TangTang, pero puedes llamarme Abuelita Wen. — le habló en un tono dulce.

Soy Hae-rin, es un gusto ¿A-Abuelita Wen? ¿Lo pronuncié bien? — la joven preguntó con genuina preocupación y una sonrisa amable.

Mn, mn. Muy bien.

— No sabía que Abuelita podía hablar otro idioma.

— Mocoso, estás tan ocupado siendo irritante que no te preguntas por los demás. Apuesto que ni siquiera sabías el nombre de esta doncella.

Wen Chao abrió la boca para replicar en voz alta, pero terminó boqueando como un pez fuera del agua.

— P-p-pues no es como si ella se hubiera presentado. Soy Wen-Er-Gongzi ¿Por qué debo preguntar la identidad de otros? Tsk

Esta respuesta le ganó a Wen Chao otro golpe con el paño en la cabeza, dejando al menor sorprendido y un poco ofendido.

— ¡Abuela!

Sh, sh, eres muy ruidoso. Aiyoh, ¿Cómo lo has tolerado hasta ahora? Debió ser difícil para una jovencita tan amable. — la aludida simplemente negó riendo mientras la abuela le daba unas palmaditas en la cabeza.

No es nada, Abuelita Wen, de todas formas no nos conocemos desde hace mucho.

¿Cómo? ¿Hace poco se conocen?

¿Por qué actúas tan sorprendida? — le regañó el Wen.

¿Y preguntas el por qué? ¡Tú mismo dijiste que el día que me presentaras a una chica sería porque se casarían! — ante esa acusación, Wen Chao escupió todo su té en parte por la boca y en parte por la nariz, quemándose totalmente.

— ¡¿Qué?! — empezó a toser — ¡¿Yo cuándo dije eso?!

Mientras tanto, Hae-rin se quedó completamente en silencio con sus ojos abiertos en sorpresa, mirando estupefacta.

— Toma, toma. Ponte esto — la abuela rápidamente le pasó el paño húmedo para ayudarle con el ardor en sus fosas nasales.

— Abuela, por favor deja de decir cosas raras. Un día de estos vas a matarme, vieja. — Wen Chao se levantó de su asiento presionando su nariz con sus dedos y usando su mano libre para limpiar los restos del té que caían sobre su túnica — ¡Olvídalo, olvídalo. Yo me voy! Hae-rin, tú habla con la anciana, ya no tengo más negocios aquí. — sacudió su manga y salió por la puerta.

Sistema de Autosalvación de Wen ChaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora