Desperté en la noche. Tenía un paño húmedo en la frente. Parecía que ya no tenía fiebre. La ventana se encontraba abierta y podía ver la Luna. Lucía hermosa. El aire fresco entraba y suspiré. Escuché como se abría la puerta y vi a Muzan entrar. "¿Es que no puedo estar sin verlo?", pensé molesta. Cerré los ojos y me hice la dormida. Escuché un extraño ruido en la mesa de la habitación. Luego, sus pasos, dirigirse a mí. Me quitó el paño húmedo y posó su mano en mi frente.
-Parece que ya bajó la fiebre- murmuró.
Escuché como humedecía de nuevo la tela y que me la ponía de nuevo.
-Bien... ya comerás cuando despiertes...- luego, sus pasos y la puerta abrirse y cerrarse. Abrí los ojos. Ví en la pequeña mesa una jarra y varios platos. Fruncí el ceño. Esperé unos minutos. Quería que el paño estuviera por más tiempo en mi frente, pues me hacía sentir bien. Escuché como Muzan salía de la casa. "Va a cazar", pensé. Era mejor para mí estar sola. Mi plan seguía en pie e iba tomando forma. Decidí levantarme. Me quité el paño de la frente y bajé de la cama. Ya me sentía mucho mejor, aunque sí levemente mareada y un poco débil. El haber sido tan maltratada en el pasado había sido algo así como un entrenamiento para mi cuerpo, pues sanaba increíblemente rápido. Caminé hacia la pequeña mesa y encendí la vela. Me senté en modo seiza. Junté mis manos:
-Buen provecho- murmuré y comencé a comer. Esta vez, la comida me supo extrañamente más deliciosa. Me serví té y bebí. Estaba igual de delicioso. "Te luciste, Kibutsuji", pensé mientras seguía comiendo. Casi sentía pena por él, pues se estaba tomando la molestia de alimentarme y atenderme y yo pensando en hacerlo sufrir, pero recordé que había amenazado con castigarme y el golpe que me había dado, así que mi mente seguía trabajando. Mi pregunta era... ¿cuál sería el castigo? Continué comiendo. Si... a día de hoy, me cuesta mucho trabajo perdonar. Miré por la ventana de nuevo y ví la Luna. Terminé de comer, bebí todo el té y me acosté de nuevo. Sentía mucho sueño aún y la debilidad y el mareo aún no se iban. Sabía que era por la herida, aunque ya no me dolía. La fiebre se había ido. Me arropé y mis ojos se fueron cerrando.
.
-¿No me digas que ya te moriste?- escuché la voz de Muzan y abrí los ojos de golpe, sentándome en la cama, sobresaltada. Muzan rió de manera burlona.
-Tenía mucho llamándote- me dijo- y creí que habías muerto ya. Eso me hubiera decepcionado mucho- lo miré con el ceño fruncido.
-¿Qué necesita, señor Muzan?- le pregunté frotándome los ojos.
-Nada... sólo ver como estabas, Reiko- miré a la ventana y vi que estaba por amanecer.
-Ya me ve- respondí- sigo viva y me siento mejor- sin avisar siquiera, se acercó a mí y me desató el kimono. Mi cara se puso roja y quise apartarlo, pero me acostó en la cama de lado a la fuerza y bajó mi kimono. Pensé lo peor. "Es lo único que le falta- pensé- abusar de mí", pero me tranquilicé al notar que me quitaba el vendaje del costado para ver mi herida.
-Ya sanó- comentó- era de esperarse- yo seguía acostada de lado, ya que Muzan no me soltaba. Sentí un tirón de pronto y me quejé- ya no necesitas el hilo. Mi plan funcionó- me soltó y yo me incorporé y até mi kimono.
-Avise- le dije con mi cara roja.
-Niña, no es la primera vez que te veo así- me respondió.
-Pero estaba inconsiente.
-Da igual- me respondió y salió. Algo rondaba en mi cabeza. "¿Plan?- pensé- naah... tampoco voy a preguntarle". Salí de la cama y me dirigí a la cocina. Me alegraba ya no depender de él. Entré y ahí estaba. "No comeré cómoda- pensé- ¿tiene que estar aquí? No puede ser". Al verme, terminó de servir el té.
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Oscuridad (Muzan x tú)
FanfictionUna chica cuenta sus memorias de un pasado lejano, donde tenía una vida infeliz. En el peor momento de su vida, aparece un ser lleno de oscuridad y crueldad, pero, con el cual, ella se sentirá segura y que cambiaría su vida de manera permanente... ...