Cap. 4: Caza

3.6K 247 78
                                    

Las pesadillas no tardaron en asaltar mi mente. Mi madre golpeándome, mi padre sin decir nada y mi exnovio con sus palabras hirientes y su intento de abuso sexual.

-¿Es que sólo vas a dedicarte a dormir?- escuché y abrí los ojos repentinamente, al mismo tiempo que me sentaba en la cama. Muzan estaba a un lado de nuevo, mirándome. Sentí alivio al verlo.

-No escuché ruido y vine a ver qué sucedía- continuó- y te encuentro dormida.

-Sentía sueño- respondí y me levanté. Ya me sentía mucho mejor.

-Ya es de noche... y debo salir a cazar- lo miré y contesté:

-Provecho.

-Quiero que vengas conmigo.

-No quiero salir.

-No te estoy preguntando si quieres o no. Vendrás conmigo. Báñate y rápido, no me hagas esperar. Te pondrás esto- y me arrojó un kimono oscuro. Yo logré atraparlo en el aire y entré al cuarto de baño. Extendí el kimono para verlo. Era hermoso. Era color negro, con bordados plateados. Lo dejé a un lado y ví que había ya una toalla a un lado, vendas limpias y la tina estaba llena de agua. Por primera vez en mucho tiempo, sonreí. "Muy malo y lo que sea... pero amable... o tal vez en serio no quiere esperar", pensé. Me quité el vendaje. Mi cabeza no dolía ya y eso ya era un alivio. Entré a la tina. El agua estaba tibia. Sentí un gran alivio y suspiré.

-¡Qué delicia!- murmuré. Quería quedarme ahí un rato, pero no podía. Procedí a bañarme. Tenía ya veinticuatro horas con Muzan y me atrevía a decir que era quien mejor me había tratado. Enjaboné mi cuerpo y mi cabello. Sólo ahí me ardió la herida de mi cabeza y mis ojos se llenaron de lágrimas. Muzan entró al baño.

-Te dije que no tardaras- me dijo- y es lo que... y ahora, ¿qué rayos tienes? ¿Por qué lloras?- me preguntó en tono burlón. Hizo que me irritara.

-¡Perdón!- respondí con sarcasmo- no sabía que debía pedirte permiso para... -fue cuando reparé en que yo estaba sin ropa y él me veía. Sentí como ardió mi cara de lo roja que me puse.

-¡Vete!- le grité cubriendo mi pecho- ¡me estoy bañando!

-Apúrate entonces- y salió. Yo fruncí el ceño. Me di prisa y no tardé ni cinco minutos en terminar de ducharme y vestirme. Como pude, desenredé mi cabello con mis dedos, me puse el vendaje y salí. Me sentía algo molesta con Muzan. Y fue lo primero que vi al salir. Me cogió de mi brazo con fuerza y comenzó a caminar, llevándome casi a rastras de lo rápido que caminaba. Salimos de la habitación y nos dirigimos a la puerta de salida.

-¡Oye!- exclamé- ¡espera! ¡No tan rápido!- me cogió de los hombros y me dijo en voz baja, dándome una sacudida:

-No me des órdenes. Dijiste que harías lo que yo dijera, ¿no?

-Me llevas casi a rastras- le respondí.

-Camina más rápido.

-No puedo.

-Esas piernas te sirven para eso, ¿no?- sin darme tiempo de responder, me volvió a tomar de mi brazo y siguió su camino. Abrió la puerta y salimos. La noche era fresca. El cielo estaba estrellado y podía ver la Luna. Pero el poco encanto que sentí despareció con los tirones de Muzan.

-No estamos afuera para que tomes aire- me dijo- camina- y tiró de mi brazo. No me quedó más que obedecer, intentando caminar tan rápido como él. Si bien no quería sentir nada, había algo de tristeza en mí. No por estar con alguien como Muzan, sino por lo que me había pasado el día anterior. Estaba muy reciente y creo que sanaría al ritmo que sanaría la herida en mi cabeza. Ya no quise hablarle a Muzan. Por un momento, pensé en escapar, pero... al ser un demonio, posiblemente podría rastraerme por mi olor y me encontaría. Además, escapar, ¿a dónde? Sentí que soltó mi brazo, para luego cojerme de una muñeca, sacándome de mis pensamientos. Le dirigí una mirada y volví a mirar al frente.

-Quédate aquí- me ordenó y me dejó en un callejón- no te muevas- yo asentí. Lo vi alejarse y yo me apoyé en la pared, suspirando. Me dí cuenta de que me trataba como a una niña pequeña. No me molestaba eso en lo absoluto, pero era extraño. De pronto, escuché como gritaba un hombre y me sobresalté. Luego, vi a un hombre joven llegar al callejón. Antes de que pudiera reaccionar, me tomó con fuerza y posicionó sus brazos en mi cuello, amenazando con romperlo. Ahí si tuve un poco de miedo. Morir por Muzan no era tan malo, pues incluso se alimentaría, (aunque eso sonara turbio, era lo que pensaba), pero de un desconocido... eso si era atroz. Muzan se paró en la entrada de dicho callejón y sentí algo de alivio y no pude evitar sonreír.

-Voy a matarla- dijo el desconocido.

-Suéltala- ordenó Muzan.

-La mataré antes de que tú lo hagas...

-¿Estás seguro?- el hombre amenazó con cumplir lo que decía, pero caí al suelo de pronto. Miré a mi alrededor y vi a Muzan arrodillado junto al joven, que gritaba, mientras era devorado. Yo giré la cabeza y cubrí mi rostro, pues no quería ver tal escena. Sus gritos se apagaron y escuché como Muzan seguía devorando el cuerpo. Me quedé así unos segundos, sin moverme y sin mirar, hasta que escuché un susurro en mi oído:

-¿No que no sentías miedo?- sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y giré mi rostro. Muzan estaba justo detrás de mí y sonreía, algo que me pareció muy extraño. Me ayudó a ponerme de pie y me dijo:

-Creo que te sorprendió más el hecho de que no me sentiste cuando me acerqué, ¿verdad?- yo asentí con la cabeza. Me tomó del brazo suavemente y comenzamos a caminar en silencio. Muzan no soltaba mi brazo, más no lo sujetaba con fuerza.

-¿Sólo comes un humano por noche?- le pregunté.

-Este era de sangre especial- me respondió- normalmente como más de tres. Los de sangre especial equivalen a cincuenta o cien humanos, dependiendo de la edad y el sexo. Este equivale a cincuenta- no respondí. Seguimos caminando en silencio. Las calles estaban vacías. Alcé la vista y observé la Luna. Por un momento, me pregunté como estarían mis padres sin mí. Supuse que la casa estaría hecha un desastre y ellos sin comida... o mucho mejor sin mí. Varías veces, deseé morir. Muzan me sacó de mis pensamientos al detener su andar. Lo miré y vi que tenía semblante serio.

-No pude soportar la idea de que ese hombre te asesinara- me dijo. Me sorprendí ante tales palabras.

-Así que te importo- le dije, en tono de burla- ¿no que no sentías nada?- me miró.

-Camina- fue su respuesta y reanudamos la marcha. Sentí que tomó mi mano y lo miré de reojo. Tal vez... no sería tan malo estar a su lado y hacer cualquier cosa que me pidiera... tal vez... ese cambio en mi vida era lo mejor que podría pasarme. Ya no me sentía triste. Pero aún desconocía lo que iba a pasarme a partir de ese momento.

🖤🤍🖤🤍🖤🤍🖤🤍🖤🤍🖤🤍🖤🤍🖤🤍🖤

Parece que es costumbre subir dos capítulos juntos... pero lo haré cuando uno de ellos sea corto.

Cuéntenme, ¿les está gustando? Es complicado escribir algo de Michael, digo, Muzan, pero no imposible.

Oscuridad (Muzan x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora