Capítulo 9. No puedo dormir sin tí.

285 20 1
                                    

Cuando llegamos a mi departamento el auto de Jhoan se encontraba estacionado en la puerta, pero éste se encontraba cerrado y sin Marcel. Lo buscamos por la cuadra, no se encontraba por ningún lado. Le pregunté si quería pasar y tomar un café mientras esperábamos a ver si Marcel aparecía, ya que hacía frío y aceptó sin dudar. Al entrar nos encontramos con algo que no esperábamos, Paula y Marcel conversando y tomando café en la cocina del departamento. Ambos nos saludan, presento a mi amiga con Jhoan. Ella me dice que Dani no vendrá ésta noche porque tuvo una cita con la chica del boliche. Luego ambos nos cuentan que Marcel estuvo horas esperando a Jhoan en el auto, pobre hombre. Paula nos cuenta que lo veía desde la ventana, que lo había reconocido de la noche anterior en la que se llevó a Jhoan a rastras, que le dio pena, que lo invitó a subir y como Marcel estaba urgidísimo por ir al baño, aceptó la propuesta sin meditarlo mucho.

Pau nos convidó café y aceptamos, pero se volvió un momento un poco incómodo, Marcel y mi amiga hablaban hasta por los codos y nosotros dos nos mirábamos algo avergonzados y casi no emitíamos palabra. Luego todos nos despedimos con un beso en la mejilla y se retiraron despidiéndose hasta el miércoles.

Me fui a bañar, me puse mi pijama, me acosté en mi cama y me rendí en brazos de Morfeo.

En algún momento de la noche me despierto, en la oscuridad, tanteando la pared desde mi lado de la cama y voy al baño. Regreso de la misma manera, me acuesto nuevamente. Intento taparme, pero algo traba las cobijas. Tironeo y tironeo, pero nada, con mis manos intento tantear que es lo que las trabas y me doy el susto de mi vida cuando siento a alguien acostado a mi lado, quizás Daniel llegó ebrio y se equivocó de habitación.

Enciendo la luz del velador y es ahí cuando me doy cuenta de que es Jhoan quien se encuentra profundamente dormido a mi lado, no entiendo como, cuando o por donde entró a mi habitación. Observo la puerta y las ventanas, ambas cerradas. Trato de moverlo para despertarlo, pero lo único que consigo es que se acomode de otra manera sin conseguir que despierte. Es como si se encontrara terriblemente cansado, lo cual es raro, ya que no fue tan trajinado el día de ayer. Lo observo y la verdad es que me da mucha ternura verlo dormir, aunque también siento pena, porque se lo ve muerto de frío.

Con cuidado le retiro el calzado, la chaqueta y el cinturón. Corro las sábanas, las cobijas y frazadas, lo tapo bien para que no sienta frío, me acuesto a su lado, me tapo también y nuevamente me dejo llevar por el sueño.

A la mañana, cuando la luz del sol comienza a despertarme, siento que no puedo moverme, recuerdo a Jhoan anoche durmiendo a mi lado, abro los ojos y veo que estamos frente a frente, pero él continúa profundamente dormido, ahora abrazado a mí con su cabeza metida en mi cuello. Intento moverme, pero no puedo, él, entre dormido, afianza más su abrazo y acomoda más su rostro bajo mi cuello, no quiero despertarlo, parece que no hubiera dormido por mucho tiempo, tampoco hoy tengo mucho que hacer, ya que no tengo que ir a la escuela, así que desisto de mi idea de levantarme, lo abrazo también y vuelvo a dormirme inundada de su calor y su aroma.

No sé a qué hora gritan— ANDREA LEVÁNTATE QUE YA ESTÁ... ¡AAAAAAA! ¡MIS OJOS! ¡PERDÓN, NO LO SABÍA! ¡POR LO MENOS PON UN BENDITO CARTEL! -

Con Jhoan nos despertamos de un salto, es cuando veo a Dani con una mano taparse sus ojos y con la otra tantear hasta la salida de mi habitación y cerrar la puerta de un golpe. Luego, desde afuera, nos dice: - Quería avisarte, o más bien, avisarles, que ya está listo el almuerzo.— Nos miramos con Jhoan y empezamos a reír.

— ¡Ya vamos! – le respondo. Luego volvemos a acostarnos mirándonos de frente - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? - le pregunto mientras le acaricio el pelo y él vuelve a acomodarse como cuando dormíamos.

— No puedo dormir sin ti – me responde. — Ayer cuando me marché a mi casa y fui a dormir a mi habitación di mil vueltas y no hubo caso. En realidad no soy de dormir, no puedo, sólo dormito dos o tres horas, cualquier ruido o movimiento me sobresaltan y me despiertan, no suelo descansar mucho, no puedo. Y desde que te conocí ya ni dormitar puedo, no hay manera en que deje de pensar en ti. Anoche, luego de despedirnos me quedé pensando en que hoy no te vería, que tendría que esperar hasta mañana yyyy, y yo no pude, no puedo separarme de ti. Así que tomé mi moto y vine hasta aquí, trepé hasta el balcón como el otro día y al tocar tu ventana ésta se abrió, estaba por cerrarla e irme, pero te veías tan hermosa dormida que no pude resistirme, entré, la cerré bien y me recosté a tu lado. Ya te dije, no duermo, pensé en quedarme y contemplarte un momento, pero no sé qué pasó, no sé en qué momento me desvestí o me tapé, no sé en qué momento te abracé, sólo sé que hace muchos, pero muchos años no duermo con la paz con la que dormí ésta noche. Perdón por meterme así, no sé qué me pasa contigo, yo no soy así. Todo ésto que estoy haciendo es nuevo para mí — me dice con los ojos brillosos mientras me acomoda un mechón de pelo y lo coloca detrás de mi oreja.

— Anoche, cuando volví del baño te encontré profundamente dormido a mi lado, no te veías cómodo y hacía frío. Te quité la chaqueta, el cinturón, los zapatos y te arropé para que estuvieras calentito y no te enfermes – le respondo volviendo a taparlo hasta el cuello para que no sienta frío.

Él me mira a los ojos y me pregunta: —¿Puedo?-asiento con la cabeza, se acerca más a mí y me da un dulce beso mientras acaricia mi rostro. Yo sin más acompaño su tierno beso de igual manera hasta que escuchamos el grito de Daniel que llega desde fuera de la habitación: - ¡SE ENFRÍAAAA! - nos separamos entre risas por lo inoportuno y nos levantamos para almorzar junto a él y Pau quienes hablaron muy amistosamente con Jhoan, le agradecieron lo que hizo por mí en la disco. Dani le pidió que si se volvían a cruzarse a Ángelo le avisara y se lo prestara un poquito porque él también quería darle. También le dijo que si necesitaba cambiarse de ropa, que mientras no fueran calzones, podía tomar prestada cualquier cosa de su ropero. Paula, por otro lado, le hizo mil preguntas acerca de Marcel.

Luego del almuerzo Dani y Pau se fueron a visitar a sus familias, Jhoan llamó a su casa para avisar que estaba bien, que no se preocuparan, que más tarde iría.

Pasamos toda la tarde juntos dentro del departamento entre besos, abrazos y películas. Por la noche le cociné pastas como las que había pedido en el restaurante y luego de cenar, cuando Pau y Dani volvieron, nos despedimos hasta la mañana siguiente a las 7.00 hs y se marchó.

Más tarde esa misma noche cuando ya estaba acostada, nuevamente me despiertan golpes en la ventana, al encender la luz veo a Jhoan del otro lado de ésta, me es imposible no soltar una carcajada, cuando la abro lo primero que me dice es:

— No puedo dormir sin ti – le sonrío, hago lugar para que pase, cierro la ventana nuevamente. —¡A! Y mi mamá quiere conocerte. — Él se quita la chaqueta, el cinturón y los zapatos, se acuesta a mi lado en la cama, vuelve a abrazarme como ésta mañana, me da un hermoso beso, me dice hasta mañana Andre, luego de unos minutos otra vez él se queda profundamente dormido y yo igual.

AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora