03. No solo fue un desmayo.

43 3 3
                                    

Es peligroso responder mensajes a desconocidos, pero si el desconocido es lindo y lo conoce un amigo esta bien. Ya saben lo que dicen. El amigo desconocido de mi mejor amiga es mi... Ya me enredé.
Nelsybel Guevara.

Sky Vega.

Nueve de agosto, 19.18 horas.

Revise la leyenda del cuaderno una y otra vez. 

Mañana comenzaba la última semana de tutorías del pueblo. Pero no por eso quisiera decir que no habría clases estos últimos tres días. Claro que no, por lo que está última semana me han cambiado la asignación y ahora voy a dictar leyendas e historias locales.

Pero mientras el baile...

Será este sábado y realmente, Cayetana no me dio un presupuesto claro. Por lo que tuve que improvisar... Bueno, la idea del tema que se eligió fue de Jona, pero yo me llevo el crédito por decirle a el que me ayudara.

Cómo mañana dictaba la primera clase de leyenda e historias, pensé en una leyenda que todos los habitantes del pueblo conocemos.

El bosque prohibido. Que realmente habla sobre una chica y un chico de hace más de veinte años que desaparecieron en el bosque —pero algunos dicen que se escaparon juntos.

Me llevé la uña del dedo pulgar a la boca para morderla mientras volvía a hojear el libro de leyendas locales.

—¡Sky! —me grito mi madre subiendo las escaleras.

—¡¿Qué?! —le respondí aún mirando la página del relato con el ceño fruncido mordiendome la uña.

No podía pensar en el relato y pensar al mismo tiempo en el baile...

—¡AY! —exclamé cuando sentí un golpe en mi nuca y vi un zapato volar junto a mi —¿Qué...?

—No me grites —me dijo mi mamá acercándose con una cara entre seriedad y gracia a recoger su zapato.

La miré con los ojos entre cerrados mientras se volvía a poner el zapato con toda tranquilidad y una sonrisita en su rostro.

—¿Qué desea mi amada y desquiciada madre? —le hablé con todo cariño, aún tenía tiempo de quitarse un zapato si le digo algo mal.

—No hay wifi.

—¡¿Y por eso me debías de pegar con un zapato?! —me quejé.

—No —admitió dirigiéndose a la puerta —, pero le quitaba la diversión si no lo hacía —se encogió de hombros antes de irse.

Suspiré y me levanté de la silla para acercarme a la ventana, recibiendo en mi rostro la mínima brisa de un verano nocturno.

—¡¡OWEEEEN!! —grité esperando que contestara.

Tardo unos segundos, supongo que estaba acostado.

—¡¡QUÉEEEE!!—me respondió él también gritando y abriendo su ventana.

—No hay wifi —le informe con una sonrisita —¿Cambiaste la contraseña?

El suspiro asintiendo lentamente.

—Te la enviaré en un mensaje —me dijo alejándose de la ventana.

—GRACIAAAAAS.

Sí, yo le robó el wifi a mi vecino, bueno... No del todo, porque el sabe que lo hago, eso no es robar ¿O sí? Buenooo, tal vez sea robar con descaro.

Beautiful Eyes #1 [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora