ALWAYS YOU [Takemikey]

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Tal y como se lo habían dicho los doctores, Takemichi fue dado de alta en la tarde del día siguiente, aunque antes de irse los doctores le dieron medicamento, para sus heridas y para los dolores de la cabeza que se presentarían durante el tiempo que restaba para su recuperamiento total.

Sin embargo, le advirtieron que si esos dolores se volvían más fuertes o recibía otro golpe similar a los que anteriormente había recibido, tendría que dejar de suceder, ya que, si no lo hacía, su condición podría empeorar al punto en el cual podría alguna lesión cerebral, de la cual no podría recuperarse, o al menos no tan rápido.

En cuanto salió del hospital, lo primero que hizo fue ir a su casa, a buscar ropa cómoda para usar y como era de costumbre, al llegar a ella, está estaba vacía, tal vez su madre ni siquiera sabía lo que le había pasado, cosa que no era de extrañarse, pues las horas de trabajo ni siquiera le daban un respiro para sentarse a descansar o ponerle un poco de atención, sin embargo, no le molestaba, pues todo era para darle un techo y comida.

A veces agradecía que no se enterara de nada, ya que no quería darle más problemas y preocupaciones de los que ya tenía.

Después de terminar de ordenar algunas cosas que le atravesaron en el camino, fue a buscar a Chifuyu, necesitaba hablar con él, sobre lo que había soñado, sobre lo que haría y lo que en ese momento sentía, pero para su infortunio no estaba en casa, así que sólo le dejo una nota a su madre, donde le dijo que hablarían en cuanto llegará a su casa, ya que era importante.

Quería regresar a su casa otra vez, a descansar un poco, hasta que se dio cuenta de que ya era hora de ir a ver a Mikey, así que se dirigió al templo donde acordaron qué se verían.

No tardó mucho en llegar ya que estaba cerca, estaba algo nervioso pues sería la primera cita romántica que tendrían desde que empezaron a salir, antes de empezar a subir las escaleras, dejó salir una gran bocanada de aire mientras golpeaba sus mejillas, subió lentamente, tratando de calmarse, y realmente lo estaba logrando, pero todo se fue al carajo cuando lo vio.

Estaba ahí, luciendo igual de lindo que siempre, como era de costumbre en él. Se acercó en silencio y lo abrazó, sintiendo como este tomaba sus manos para aferrarse más a él.

— Se que deberías estar descansando, pero realmente quiero saber más de ti, sobre tu vida en el futuro. — Hablo en tono suave el joven Sano. — Quiero conocer más a mi novio. —

— Hace frío, como para hablarlo aquí y ya son las 7, así que... ¿Quieres que vayamos a mi casa? — La invitación sorprendió a Manjiro, pero aceptó ir. — Aunque primero debes darme un beso. — El de cabellos cenizos, sonrió al escuchar la exigencia de su novio, volteo rápidamente y unió sus labios en tierno beso.