El majestuoso edificio del Senado se erguía con poderío, pero su esplendor se desvanecía ante la imponente presencia de los hombres que esperaban reverentemente la llegada del emperador Molt. Había utilizado su autoridad, convocó a una reunión de emergencia, y todos los presentes tenían una idea de lo que podría estar en juego, aunque aún no querían admitirlo. El emperador tomó asiento y dio inicio a la reunión.
"Distinguidos miembros del Senado, los he convocado aquí por un motivo crucial: la guerra que enfrentamos contra los invasores que conquistan nuestras tierras y se apoderan de nuestra gente", proclamó el emperador con solemnidad.
Un senador anciano, que en el pasado había ostentado un alto rango militar, se levantó y tomó la palabra sin esperar el permiso del emperador "¡Mi señor, aún podemos continuar la lucha! Solo necesitamos tiempo para reclutar más hombres para el ejército. Incluso podríamos incluir a jóvenes y mujeres para mantener la resistencia", sugirió sin rastro de vergüenza alguna.
Otro senador se levantó y lo contradijo de inmediato. "¡Insensato! ¿Planeas llevar a niños y mujeres a la muerte? ¿Cómo te atreves a decir que sirves al Senado y al pueblo con tales palabras?" cuestionó enérgicamente y con esto, comenzó una nueva discusión.
El caos volvió a apoderarse de la sala del Senado. El emperador estaba cansado de esta discordia constante. Había pasado noches sin dormir, reflexionando y ideando planes, leyes e incluso su propio testamento. Con todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo, estaba seguro de que lo necesitaría. Finalmente, Molt golpeó su trono y alzó la voz, captando la atención de todos los presentes.
"¡No convocaré a más hombres a las filas de las legiones! Apenas quedan hombres con vida... Esta guerra lo ha devastado todo. Nuestro enemigo, esos bárbaros, lo han destruido todo" expresó el emperador con voz cargada de desesperación. El Senado presenciaba cómo su líder se quebraba, Molt levantó la cabeza con una mirada agotada, pero firme. "¡Escuchen todos! Jamás firmaré la rendición de nuestro imperio, eso nunca ocurrirá. Sin embargo, como emperador del Imperio de Sendera, ordeno que todos los legionarios restantes se replieguen hacia la capital... ¡Yo, Sol Molt Augustus, me reuniré para acordar los términos del armisticio!"
Los murmullos aumentaban, llenando la sala del Senado con un zumbido inquietante. Era evidente que su decisión dividiría al senado, pero el emperador Molt lo había previsto y, en cierto sentido, lo esperaba. Casi podía permitirse una sonrisa ante la ingenuidad de aquellos hombres, creyendo que él los vendería a la primera oportunidad que tuviera. Sí, sus enemigos eran bárbaros, pero habían demostrado cierto grado de honor. No saqueaban las ciudades y pueblos que conquistaban, simplemente los incorporaban a su administración. Esa era una cualidad que Molt admiraba en los invasores y, si tuviera la mínima oportunidad de proteger la autonomía de su imperio, incluso a costa del senado, no dudaría en hacerlo.
En medio del tumulto del senado, uno de los pretorianos se aproximó a Molt con cautela. Aprovechando la confusión reinante, se inclinó y susurró en su oído las noticias que temía escuchar: su hija, la princesa Pina, seguía sin aparecer, al igual que el resto de la Orden de la Rosa.
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GATE-Así el Astra Militarum Peleó ahí
Fiksi PenggemarUna extraña puerta ha aparecido en Santa Terra, y de ella un ejército invasor a intentado usurpar el mundo del trono dorado del Dios Emperador. Este extraño enemigo había atacado al Imperio de la Humanidad y es la obligación de los leales al imperio...