11. Amor prohibido.

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Cierro la puerta del baño e intento controlar mi respiración estoy a punto de sufrir un ataque de pánico.

¿Por qué carajos me siento así? En mucho tiempo no sentía estas estúpidas mariposas que solo me complican la vida. Sí, ya sé que hace unos días estaba suplicando que alguien llegara a mi vida. Pero...quizá no estoy preparada. O quizá, sea un amor prohibido.

No, no hay manera. Todo es muy complicado para ser real. Pero por lo menos alguien me dio rosas por primera vez en mi vida aunque no fueran mías del todo. Cosa que me rompe el corazón, poque hubiera deseado conservarlas.

Le envío un mensaje a Garret para agradecerle.

Gracias por las flores, en serio.

No responde.

La ansiedad empieza a llegar, maldición, por eso odio este tipo de cosas. Quizá no debí enviar ese mensaje tan rápido.

Salgo de baño y observo mi reflejo.

—¿Acaso fui muy rápido? No debí escribirle tan rápido. Mierda. ¿Y ahora como borro esto?. No, pero si lo borro será peor. Pensara que oculto algo o no se que estoy loca. Quizá ya piense eso. Maldita sea, odio esto—grito olvidando por completo que esto es un baño público.

Cuando levanto la mirada veo a una chica mirandome como si estuviera demente, salida de un hospital psiquiátrico.

—Lo siento.

Salgo corriendo tan rápido como puedo. La vergüenza puede conmigo y es entonces que me choco con Demian.

—Mira por donde vas, estúpida humana.

—Oh, gracias a dios que eres tu.

Nunca me había sentido tan aliviada, sería el colmo que justo me tropezaba con Garret o incluso peor con Ginebra.

—Estoy en estado de alerta y no es un simulacro. Es un código rojo.

—¿Qué estás diciendo? ¿Estás bien?

—Claro que no estoy bien. No estoy bien—susurro repetidas veces y cierro los ojos—, hay un enorme problema.

—¿Qué hiciste ahora? ¿Tiene que ver con tus extrañas apariciones en POSES, verdad?

Abro los ojos sorprendida. Él sabe algo.

—Dime, rápido.

—Me estoy enamorando o bueno me gusta alguien, no estoy segura...

—¿Qué?—me agarra del brazo y me lleva hacia la zona de descanso, que consiste en un salón dónde hay una mesa con una cafetera, y un par de sillas alrededor. Él echa seguro a la puerta y voltea a verme.

—No es posible. ¿Cómo?¿De quién?¿Cuándo?

—Conocí a un chico, bueno fue algo raro el primer encuentro pero la cosa es que después de eso me lo encontraba a dónde iba...y simplemente pasó. Él empezó a gustarme.

—Espera, ¿Estás diciendo que ese chico trabaja en POSES?

—No, digo sí. Pero...

—Lo sabía, ahora todo tiene sentido: tus idas constantes a POSES y tu extraña actitud frente a la cita de ayer.

—Espera. ¿Sabías de eso?

—Por supuesto, o acaso pensabas que no iba a vigilar a la humana que me invoco.

Claro, eso supongo que es algo obvio. Lo logro entender pero...eso no quita el hecho de que invadió mi privacidad de alguna manera, sin embargo ahora no es momento de enojarme por eso y menos cuándo hay que solucionar el enorme problema en que me metí.

Amor a primer pacto demoníacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora