10. ¿Amor?

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Siento sus pasos detrás de mi. No entiendo qué hace aquí. 

—¿No se suponía que nos veríamos en el restaurante?

Me detengo a medio camino, a unos metros de la salida.

—¿Qué haces tú aquí? Mi jefa debe estar esperandote en este momento. Anda, debes ir.

Él no se mueve, se limita a observarme.

A nuestro lado pasa Noah, luce intimidado por Garret pero aún así aprovecha para gritarnos locos antes de salir del bar.

—Estaba con unos amigos, te vi desde que llegaste. Pensé que la cena era contigo, no tu jefa. No aclaraste eso.

—Pues era obvio, ¿no creíste que yo iba a hacerte una propuesta de tal magnitud? Solo soy una asistente.

—Ese también es un trabajo importante. Y vi que intentabas convencerme con tantas ganas que creí...¿sabes qué? Ya no importa.

Él empieza a caminar hacia la puerta, yo sigo confundida pero lo sigo.

—Vamos—dice cuando estamos afuera.

—¿Qué?¿A dónde?

—Pues al restaurante, a la cita con tu jefa.

—No, yo no voy a ese tipo de cosas.

—Pero si eres su asistene deberías asistir a todas sus reuniones.

—No, ese no es mi trabajo. Ella se encarga de ir a los eventos y llevar a cabo las relaciones con otras empresas, yo me encargo del trabajo en la revista y organizar sus citas.

Él se queda mirandome en silencio y suelta un suspiro. Hoy se ve muy bien, en realidad todos los días. LLeva un atuendo simple esta vez, no tan elegante, con una gabardina larga de color marrón, un sueter negro cuello de tortuga, unos pantalones negros ajustados y unas botas de tacón.

—No tengo muchas ganas de cenar por trabajo—suelta de repente.

Estoy atenta a lo que dice hasta que siento mi celular vibrar en el bolsillo del blazer. Lo saco y miro quién es. Es Ginebra.

—Hola...

Ella no me deja hablar de inmediato me interrumpe.

—No llego, nunca llego. Ya me fui de aquel maldito restaurante, voy camino a mi casa y solo quiero embriagarme así que no iré a trabajar mañana. Y más te vale tener todo listo para cuando vuelva el miércoles porque no estoy de humor para aguantar tu ineptitud.

—Está bien—balbuceo nerviosa.

—Por cierto, te juro que si no vuelves a concertar otra cita con ese hombre te despediré. Y espero una buena disculpa de su parte antes de eso o no volveré a quedar con él. Hazle saber mi mensaje.

Ella me cuelga. No se escucha muy felíz, esto no debió pasar, para nada. Mi plan iba tan bien. ¿Cómo es que todo se arruino?

—Mi jefa ya se fue. No es necesario que vayamos—explico.

—Perfecto, entonces vamos a cenar los dos.

—¿Qué?

—Tengo mucha hambre, ¿tú no?

Garret no se ve con la intención de esperar mi respuesta, él empieza a caminar y asume que yo lo sigo. Y sí lo hago, admito que también tengo hambre. Tantas peleas y problemas me abrió el apetito.

Llegamos a un restaurante cercano que se ve bastante elegante, del tipo que necesitas reservación para entrar sin embargo él parece muy conocido en el lugar pues nos dan la mejor mesa y Garret deja en manos del chef la cena.

Amor a primer pacto demoníacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora